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Fandicosta y Atunlo recibieron financiación pública por más de 27 millones antes de los preconcursos

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El mapa de deuda de Fandicosta y Atunlo, dos empresas cuyos problemas de tesorería las arrastraron al preconcurso, muestra entre sus acreedores a una tríada de instituciones públicas que respaldaron a las compañías a través de créditos y avales. En el caso de la pesquera que preside Ángel Martínez, que años atrás estuvo entre las candidatas a ser el socio industrial de Nueva Pescanova, incluso cuenta con Sodiga en su accionariado. El fondo de capital riesgo de la Xunta inyectó tres millones en una ampliación de capital que activó la compañía para restablecerse del incendio que quemó su planta de Moaña en 2016.

Siete años después lidia con una crisis distinta, pues afecta a todo el sector. Pesqueras y empresas de elaborados del mar sufren el incremento de costes, también los financieros, en un contexto de caída del consumo. Y esta es una combinación especialmente desagradable para las actividades que requieren un elevado circulante y generan mucha deuda corto plazo.

Fandicosta y Atunlo muestran esa radiografía, y ambas decidieron recurrir al preconcurso para negociar en tres meses una reestructuración. La deuda de la primera a cierre de 2021 era de 96 millones, de los que 72,6 millones eran deuda a corto plazo, fundamentalmente 36,1 millones que debía a las entidades financieras y 34,5 millones a proveedores. En el caso de Atunlo, el pasivo a largo plazo era de 12,7 millones, frente a los 140,8 millones de deuda a corto plazo, de la que 48,5 millones estaba en manos de la banca y 77,8 millones era con proveedores, según las cuentas del pasado ejercicio.

Fandicosta se apoya en Xunta, ICO y Cesce

El apoyo público a Fandicosta, que ahora sopesa la venta del negocio o parte de él entre el puñado de ofertas recibidas, no se limitó a la entrada en el capital de Xesgalicia, que adquirió un 12,1% de participación a través de su fondo Sodiga por tres millones, con el compromiso de recompra por parte de la empresa en 2026. La propia Sodiga firmó en 2019, junto a varias entidades financieras, un contrato marco de financiación para la pesquera por valor de 10 millones y vencimiento a 12 años, es decir, en 2031. La pesquera tenía concedidas, adicionalmente, pólizas de crédito de 4 millones y con vencimiento en 2026 que estaban avaladas por el ICO, dentro de las líneas de avales que puso en marcha para impulsar la reactivación tras el Covid.

En 2021 también contaba con una línea confirming (anticipo de facturas) y dos líneas de crédito por un importe de 13 millones. De estos, el ICO era avalista en 3 millones, los correspondientes al confirming. El Cesce, entidad público-privada cuya mayoría accionarial está en manos del Estado, garantizó los otros 10 millones, de los que 2,5 millones eran para multifinanciación y 7,5 millones para operaciones de comercio exterior.

Atunlo ‘pesca 7’ millones

En conjunto, la financiación y avales de los últimos años por parte de entidades públicas suman 20 millones, si se tienen en cuenta también los tres millones de la Xunta para entrar en el capital de la pesquera. Sodiga también asumió una parte del contrato marco de financiación de 2019, pero Fandicosta no desglosa en su memoria en qué cuantía o porcentaje, sino simplemente que los préstamos se otorgaron sin carencia, con tipo de interés de mercado y con garantía hipotecaria sobre la concesión administrativa de la empresa en Moaña.

Atunlo, por su parte, obtuvo en 2020, en el fragor de la pandemia, una serie de préstamos ICO por valor de 7,25 millones. Según recoge en sus cuentas anuales, las filiales Atunlo Cambados y Atunlo Santoña recibieron un millón más, con 900.000 euros para el primero y 100.000 para el segundo. Sumados a los anteriores, las garantías y créditos procedentes de entidades públicas se elevarían a 27,5 millones, un millón más si se añaden las filiales.

La mayor comercializadora de túnidos de España cerró el pasado ejercicio con 220,7 millones de cifra de negocio, un resultado de explotación positivo de 5,1 millones y unos beneficios de 1,5 millones. A pesar de los resultados positivos, la empresa ya avanzaba las tensiones de liquidez en aspectos como el periodo de pago a los proveedores, que se situó de media en 118 días. Prometía Atunlo corregir esta demora mediante un plan de optimización de los procesos productivos que implicaría una reducción de costes y una mejora del margen comercial e industrial.

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