Extraordinario
El Papa Francisco levanta polémica en su propia tierra. Un candidato, un todavía mero postulante y tildado por su Santidad como neo flautista de Hamelin, Javier Milei, a través de uno de sus adláteres, Alberto Benegas Lynch, solicita la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argentina y el Estado Vaticano. Nuestra versión patria de Rosa Luxemburgo, Ione Belarra, impreca una solicitud similar entre España e Israel y amenazar a Netanyahu con llevarlo a la Corte Internacional Penal de La Haya. Como dice el slogan de una conocida marca de cosméticos, así, “porque yo lo valgo”, que es más fino que apelar a un santo par de gónadas en el más actual de los pormisguevismos.
La apropiación del espacio público
Cada vez es más habitual ver en las carreteras desplegables y cada vez también más grandes, informándonos sobre cuestiones que nos resultan absolutamente ajenas: “Pepiño e Pepiña, casan”. Bien, información relevante, en particular, para Pepiño y más Pepiña y más sus stakeholders, denominación actual aplicable a quienes mantienen relación con nosotros. Pues bien, enterados. Son sus relacionados quienes nos lo comunican, no sabemos si con la aquiescencia o no de los futuros contrayentes. Esta “apropiación del espacio público”, habitualmente ilegítima y gratuita a la par que innecesaria, está haciendo mella en la política. En el caso de Milei, se pronuncia exaltado un stakeholder díscolo, dado que, en su partido, argumentado por su propio presidente, se puede discrepar sustancialmente porque “Alberto es un intelectual, los liberales no somos manadas”. Una sugerencia para Milei y Belarra: greguería aportada por Ramón Gómez de la Serna “el silencio no duerme, piensa”.
Libertad Avanza
Hay que reconocer que hay países peculiares, que suelen engendrar individuos extraordinarios. No olvidemos que extraordinario no es, necesariamente, algo positivo; la definición que nos brinda el Diccionario de la Real Academia de la Lengua es, como adjetivo, “fuera del orden o regla natural o común”. Cuba, que ahí está resistiendo no se sabe muy bien a qué; Argentina, donde todavía sobrevive una tendencia política denominada peronista, que nunca nadie consiguió entender sus fundamentos; Suiza, chocolate y relojes de cuco, país mínimo, pero con una renta per cápita que incita a hacerse ciudadano helvético; y que decir de Corea del Norte…
El partido de Milei se denomina “Libertad Avanza”. En tiempos de sincretismo, más de dos palabras denuncian intelectualismo estéril. Pareciera que la Libertad, necesariamente, tiene margen de avance y que el avance resulta, esencialmente, bueno; extraordinario. Esto ya lo intuyó el generalísimo, también Francisco, cuando, con clarividencia ferrolana, proclamó que “Todo lo que se estanca y no evoluciona según las necesidades de los tiempos está llamado a sucumbir. El estancamiento en política suele ser fatal”. Instados por Paco, avancemos.
Menos mal que Milei ha tenido reflejos y manifestó que “si, Francisco, líder de la Iglesia Católica, viene a la Argentina, se lo va a recibir con los honores de un jefe de Estado…”. Esperemos que su consejero áulico anti vaticanista, el economista libertario Alberto Benegas Lynch, tenga también los reflejos de hacer una sábana pintada donde ponga que no es “como si” fuese un jefe de Estado; es que lo es.
Hasta hace bien poco, la sintonía entre la derecha, y no digamos la extrema, con la Iglesia era extraordinaria. Informamos sin necesidad de estropear otra sábana más que “Francisco y Milei non casan”