El Estado italiano, Air Nostrum y Globalvía: los poderes tras Iryo, el tren que mira a Galicia
Iryo, la compañía ferroviaria privada que opera en España bajo la marca Ilsa, mira a Galicia. El operador, que compite con Renfe y con Ouigo en la alta velocidad española, comenzó a operar de forma efectiva en el último tramo de 2022 y, en la actualidad, su oferta de trenes low cost, los Flechas Rojas, funcionan en tres de los corredores del AVE, yendo de Madrid a Barcelona, a Levante y al sur, conectando la capital catalana con Zaragoza, Sevilla, Málaga, Córdoba, Valencia y Alicante.
La firma, no obstante, también tiene en el punto de mira la comunidad gallega. Ha reconocido que está en conversaciones con Adif para poder desembarcar en la alta velocidad entre A Coruña y Madrid a partir de 2026 y, además, esta semana, la Comisión Europea desveló sus planes para gestionar una línea entre la ciudad herculina y Lisboa que, a su vez, conectaría con Madrid. El organismo comunitario habría seleccionado su proyecto junto con otros nueve más de carácter transfronterizo con la intención de apoyarlos en su desarrollo. Este jueves, no obstante, fuentes de la compañía indicaron que esta línea diurna está “en un momento demasiado incipiente”, a la espera de que tanto España como Portugal mejoren de forma conjunta sus infraestructuras.
Pero, ¿quién está tras la marca que ha puesto los ojos en el transporte ferroviario en Galicia? Iryo está en manos de la sociedad Intermodalidad del Levante SA (Ilsa), fundada por la familia dueña de Air Nostrum. En la actualidad, y tras la venta el pasado año de una parte de su paquete accionarial a Globalvía, en una operación que analistas valoran en unos 200 millones de euros, la firma está participada en un 45% por Trenitalia, el operador público italiano –se convirtió en su principal inversor–, al 30% por los fundadores de la aerolínea valenciana y en un 25% por la compañía de Juan Béjar.
Cambios accionariales en Ilsa
Un repaso a las últimas cuentas remitidas al Registro Mercantil por Intermodad del Levante, las correspondientes al ejercicio 2021, desgranan su historia y sus cambios accionariales. La sociedad fue fundada por la familia valenciana Bertomeu a través de su filial OFL (Operador Ferroviario del Levante), dependiente, a su vez, del holding Befemar. Trenitalia desembarcó en la compañía en plena pandemia, al hacerse en 2020 con el 45% de las acciones de Ilsa tras la autorización de la Comisión Europea. Dos años después se transformó en el primer accionista, ya que los Bertomeu vendieron otra parte de su participación, el 25%, a Globalvía.
Los trenes con los que opera con el ETR 1000, fabricado por el consorcio Hitachi-Bombardier, en la actualidad del grupo Alstom. Aseguran que se trata del “tren más rápido, moderno y sostenible de Europa”, que consigue llegar a los 360 kilómetros por hora y que cuenta con capacidad para 419 pasajeros.
Intermodalidad del Levante cerró el año 2021 en pérdidas de 3,4 millones de euros, algo normal si se tiene en cuenta que los trenes ni siquiera estaban en operación. En todo caso, sus administradores (entonces aún no había desembarcado Globalvía) indicaban que “dichos resultados negativos tienen su origen en los costes incurridos, sin naturaleza de capitalizables, en el proceso de inicio y puesta en marcha de la explotación de las rutas adjudicadas”. Con todo, dejaban claro que “los socios de Ilsa vienen prestando el apoyo financiero necesario para garantizar su equilibrio económico y patrimonial, lo que viene materializándose mediante ampliaciones de capital”.
Bertomeu
A pesar de que, en este momento, el primer accionista de los trenes Iryo es el Estado italiano, la compañía fue impulsada por Carlos Bertomeu, conocido empresario valenciano que fundó la aerolínea Air Nostrum, que preside desde 2014, año en el que también se convirtió en primer accionista. En el accionariado le acompañan Antonio Pellicer y José Remohí, fundadores del IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad) a título personal y a través de sus sociedades patrimoniales, y un grupo de directivos de la aerolínea.
Dicen las crónicas que fue él, antiguo profesor del Instituto de Empresa, quien convenció a la familia de Emilio Serratosa de las oportunidades que ofrecía, en su momento, la liberalización del mercado aéreo europeo para crear una compañía aérea general. Una visión que volvió a tener décadas después para apostar por una firma ferroviaria que hace la competencia a Renfe.