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Globalvía busca petróleo en Galicia con la AP-9, el AVE privado y el tren de Lisboa

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A través de sus participadas, Globalvía, la sociedad de Juan Béjar, mira a Galicia, territorio que le ha reportado a lo largo de los años pingües beneficios con Itínere, grupo del que es accionista y que controla la AP-9 entre Ferrol y la frontera lusa, además de la AG-55 entre A Coruña y Carballo y la AG-57, de Puxeiros a Baiona. También gestiona la Autopista Central Gallega, entre Santiago y Alto de Santo Domingo.

No obstante, el trozo de pastel que Globalvía saca de las conexiones en Galicia podría crecer considerablemente, teniendo en cuenta su posición en Iryo, la compañía ferroviaria en manos de Intermodalidad del Levante SA (Ilsa), una empresa fundada por los dueños de Air Nostrum y de la que retiene un 24% de las acciones.

La ya denominada rival low cost del AVE mantiene conversaciones con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) para poder estar en disposición de desembarcar en la alta velocidad entre A Coruña y Madrid a partir de 2026. Según anunció recientemente, prevé la adquisición de 10 trenes más para, con una inversión de entre 250 y 350 millones de euros, convertirse en competidor de la empresa pública. Según Cinco Días, en estos momentos aborda una fase de estudio de los requerimientos técnicos precisos para operar en la línea que más creció en número de pasajeros el pasado año. Uno de los principales puntos calientes está en la necesidad de contar con trenes de eje de ancho variable, para buscar encaje en un AVE a Galicia configurado con ancho ibérico.

Apoyo europeo

Pero, además, Ilsa habría puesto la mirada en la conexión con Portugal, un hecho que habría quedado desvelado este martes, cuando la Comisión Europea anunció su decisión de apoyar “diez proyectos piloto para establecer nuevos servicios ferroviarios transfronterizos”. Entre los mismos se encuentra una línea de tren entre A Coruña y Lisboa, una iniciativa que sería desarrollada por Iryo y que, según la información publicada, estaría vinculada a otra conexión entre la capital lusa y Madrid.

Eso sí, no se espera que el proyecto se lleve a cabo en corto espacio de tiempo. La Comisión Europea señala los diez proyectos piloto que está dispuesta a apoyar atendiendo a la fecha de inicio prevista. Por delante del proyecto de Ilsa hay ocho más: uno de servicios en Hungría, Austria y Rumanía; otro de conexiones entre Alemania, Dinamarca y Suecia; entre París, Milán y Venecia; Munich-Zurich; Munich-Viena-Budapest; Amsterdam-Londres; Barcelona-Amsterdam y Roma-Munich. Por detrás del proyecto de Lisboa-A Coruña destaca uno más,impulsado por el servicio de Ferrocarrils de la Generalitat de conexiones entre Cataluña y el sur de Francia.

Los poderes de Globalvía

Sobre los poderes de Globalvía en las sociedades con intereses en Galicia, su peso ha variado en los últimos tiempos. La compañía mantiene un histórico enfrentamiento en los tribunales con Corsair por el control de Itínere. No obstante, el pasado año, la americana vendió su participación al mayor fondo de pensiones de los Países Bajos, APG. Con esa adquisición, los neerlandeses pasaron a tener el control de la dueña de Audasa, si bien tanto Corsair como Globalvía permanecen en el accionariado. Tras esta operación, los de Juan Béjar retendrían de forma directa casi un 24% de Itínere, a lo que habría que sumar que tiene el 30% de Arecibo, una de las sociedades de control de la compañía.

Para ponderar la importancia de la explotación de la AP-9 en el negocio de Itínere baste un dato: la principal autopista de Galicia sostiene dos tercios del beneficio bruto de explotación (ebitda) de la empresa. La concesionaria generó 125,5 millones de ebitda sobre un total de 187 millones del conjunto de la compañía.

Por otro lado, la entrada en Ilsa se produjo a finales del año pasado, cuando se hizo con el 24% de la compañía por una cantidad que no trascendió, pero que algunos medios tasaron en unos 200 millones de euros. El accionariado de la propietaria de Iryo estaba conformado en un 55% por la familia propietaria de Air Nostrum y en un 45% por Trenitalia, operador público italiano. Tras la operación, los Bertomeu vendieron a Globalvía el 24% de su paquete.

En 2021, último ejercicio del que hay cuentas disponibles en el Registro Mercantil, Intermodalidad del Levante cerró en pérdidas de 3,4 millones de euros, algo normal si se tiene en cuenta que los trenes ni siquiera estaban en operación.

Explican sus administradores que “dichos resultados negativos tienen su origen en los costes incurridos, sin naturaleza de capitalizables, en el proceso de inicio y puesta en marcha de la explotación de las rutas adjudicadas”. Con todo, dejaban claro que “los socios de Ilsa vienen prestando el apoyo financiero necesario para garantizar su equilibrio económico y patrimonial, lo que viene materializándose mediante ampliaciones de capital”.

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