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Bruselas define qué es hidrógeno verde y prevé una demanda «insignificante» hasta 2030

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La Comisión Europea ha adoptado este lunes dos actos delegados para avanzar en el marco normativo de desarrollo del hidrógeno renovable, un vector energético clave para Galicia por sus buenas condiciones para producirlo y por el importante número de proyectos que ya se han presentado en la comunidad. Las nuevas pautas que fija Bruselas inciden en dos aspectos clave para las empresas, como la propia definición de lo que se considera hidrógeno verde y la manera de demostrar que lo es. Los actos delegados no constituyen ya una normativa, sino que deben trasladarse al Parlamento y al Consejo Europeo para que determinen si se aceptan o no las propuestas en un plazo de dos meses, aunque prorrogables en otros dos meses más.

La sugerencia de la Comisión Europea, un paso más en la elaboración del marco regulatorio, es considerar como hidrógeno totalmente renovable aquel que permite ahorrar un 70% de emisiones respecto a los combustibles que sustituye, es decir, los fósiles, y aquel generado con fuentes renovales de energía. Bruselas pretende garantizar que estos combustibles se produzcan a partir de electricidad renovable «adicional» generada al mismo tiempo y en la misma área que su propia producción. Dicho de otra manera, quiere que las nuevas plantas de hidrógeno lleven aparejadas la instalación de más potencia renovable, algo que ya estaba previsto.

Límites a la producción

Bruselas está flexibilizando las condiciones, pues propone que los productores se puedan conectar a la red en aquellas zonas en las que la proporción media de electricidad renovable superara el 90% en el año natural anterior. Además, una vez logrado este hito, se considerará una zona de más del 90% de electricidad renovable durante los cinco años siguientes. El límite fijado en los actos delegados es horario. Especifican que habrá restricciones para evitar la producción durante las horas en las que la electricidad renovable «es escasa y costosa».

Hasta ahora se consideraba que la instalación que use electricidad para la producción de hidrógeno a través de una conexión directa debe suministrar siempre electricidad renovable, de modo que si se utiliza, por ejemplo, la obtenida de la red, el hidrógeno resultante no se considerará renovable. Por lo tanto, Bruselas está relajando las condiciones para la fase de transición en la implantación del hidrógeno verde, si bien advierte que a medida que se consolide la producción, previsiblemente a partir de 2030, tenderá a endurecer la regulación.

El juego de las nucleares

Esta flexibilización de las condiciones abre una puerta de entrada a la energía nuclear en la producción de hidrógeno renovable. Bruselas detalla que en la Directiva sobre energías renovables no se considera a la nuclear como tal, si bien la Comisión presentó una definición de hidrógeno con bajas emisiones de carbono, que es aquel que «se deriva de fuentes no renovables» pero que producen «un 70% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural fósil a lo largo de todo su ciclo de vida».

Esta excepción permitiría utilizar la energía nuclear, de la que Francia es gran productora, para la generación de hidrógeno bajo en emisiones, cuya definición debería ponerse negro sobre blanco antes de 2025. Pero también para la producción de hidrógeno verde a través de la conexión a la red, aunque de manera limitada, ya que los productores deben garantizar una oferta renovable del 90% en el mix eléctrico. Los actos delegados recomiendan expresamente la firma de acuerdos de suministro a largo plazo (PPA) con empresas de energías renovables.

Baja demanda en los próximos siete años

Los actos delegados emanan de la Directiva sobre energías renovables y mantienen la hoja de ruta prevista de alcanzar las 10 millones de toneladas en 2030, aproximadamente el 14% del consumo total de electricidad de la UE. «Si bien inicialmente la demanda de electricidad para la producción de hidrógeno será insignificante, aumentará hacia 2030 con el despliegue masivo de electrolizadores a gran escala», asegura en un comunicado la Comisión Europea.

«A menos que el sistema eléctrico ya esté en gran medida descarbonizado, es crucial satisfacer la demanda de electricidad para la producción de hidrógeno con generación adicional de electricidad renovable. Si la producción de hidrógeno no fuera acompañada por una generación renovable adicional, la demanda de electricidad adicional de los electrolizadores podría correr el riesgo de conducir a una mayor generación de energía basada en combustibles fósiles», advierte para justificar sus propuestas.

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