PwC arroja dudas sobre las cuentas de EiDF pese a corregir deuda, ingresos y provisiones
Un lío contable ha empantanado la trayectoria de EiDF Solar, la empresa pontevedresa que se revalorizó en el BME Growth (antiguo MAB) más de un 600% en dos años con el auge del autoconsumo fotovoltaico. Cuando la CNMV decidió suspender la cotización de la compañía, su valor en bolsa alcanzaba los 1.721 millones, más que la capitalización a día de hoy tienen Solaria o Meliá en el IBEX, y similar a la de Sacyr, también en el selectivo español. La empresa que dirige Fernando Romero ha comenzado a desbloquear la situación este jueves, presentando las cuentas y haciendo un especial esfuerzo de transparencia. Los números, sin embargo, continúan bajo la sombra de las dudas expresadas por el auditor, PwC, que ha avalado las cuentas, pero con salvedades.
PwC indica en su informe que existen «debilidades significativas en el modelo de gobierno corporativo y el sistema de control interno de la sociedad dominante, las cuales afectan, esencialmente, al área de gestión de contratos, seguimiento de proyectos y partes vinculadas». Estas incidencias, que provocaron en primer término el retraso de cuatro meses en la presentación de resultados, han sido confirmadas por el informe forensic de Deloitte, por lo que ha sido necesario «ajustar y regularizar todas las cuestiones puestas de manifiesto hasta el momento». La reexpresión de las cuentas de los últimos tres años siguiendo las recomendaciones es lo que hace que PwC dé luz verde al balance, aunque de una peculiar manera, pues advierte que puede haber más errores no detectados.
«No nos es posible asegurar totalmente que no pudieran surgir otras cuestiones no identificadas hasta el momento que, en su caso, pudieran suponer otros posibles errores y/o contingencias no recogidas en las cuentas anuales consolidadas adjuntas adicionales a las ya corregidas por los administradores», dice el informe del auditor.
Dudas sobre la liquidez de EiDF
El chequeo realizado por PwC señala además que hay «incertidumbre» sobre la continuidad de la empresa debido a que presenta un fondo de maniobra negativo de 20,9 millones. Esta variable, que expresa la relación entre el activo corriente y el pasivo corriente, mide la capacidad de una empresa para atender a los gastos, obligaciones e inversiones a corto plazo en función de sus recursos. Para PwC, el caso de EiDF muestra «la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en
funcionamiento».
La compañía de Fernando Romero ya ha tomado medidas para corregir esta situación. Ha llegado a un acuerdo con Iberian Direct Lending Fund para evitar las penalizaciones (waiver) de un crédito de 14,2 millones por incumplir los ratios de deuda y que exigirían la amortización anticipada del préstamo, una salida a corto plazo de 19,5 millones. Además de este movimiento clave, EiDF vendio PPAs por importe de 26 millones de euros y el proyecto de generación Solkw, que supone un ingreso de 7,5 millones. La empresa prevé, adicionalmente, la entrada de financiación para activos en construcción, y la emisión de pagarés una vez se levante la suspensión en bolsa. En concreto, plantea una emisión en septiembre de 15 millones y otra por el mismo importe en octubre, además de «una financiación media en 2024 de 20 millones que puede venir del mercado de pagarés o de financiaciones de proyectos».
Lo que detectó Deloitte
La compañía señala que el resultado del informe forensic de Deloitte, más allá de las debilidades detectadas, no supone más que un ajuste contable de 1,7 millones, «que no alcanza ni al 1% del volumen global de la facturación de la Sociedad en 2022, por lo que su impacto en las cuentas societarias resulta prácticamente nulo».
Sin embargo, el análisis señaló problemas en múltiples áreas, desde el derecho de uso de los terrenos afectos a los proyectos fotovoltaicos a la entrega de materiales en obra de manera anticipada o la imputación de importe de las reservas. También señala a prácticas de facturación anticipada, posibles irregularidades en contratos con socios y un error de criterio en la consolidación de las SPV (los vehículos de inversión para los proyectos), que ya había sido corregido por la empresa en base a las advertencias de PwC. Estas incidencias habían afectado a partidas sensibles de las cuentas en los últimos años como la deuda, los ingresos o la dotación de provisiones.
El esperado informe de resultados recoge, por ejemplo, que la sociedad «reconocía el ingreso por contratos de construcción en base a la
facturación y el exceso de la facturación sobre la producción, y se registraba como una provisión de coste por recibir. Esto ha sido corregido para registrar los ingresos bajo la modalidad de grado de avance en vez de por facturación». También se reclasificó la deuda con Iberian a corto plazo, lo que empujó el fondo de maniobra a cifras negativas y forzó al grupo de Fernando Romero a negociar el waiver.
«Se ha procedido a dotar una provisión adicional de morosidad de clientes por entenderse que sobre determinados créditos comerciales, existían dudas razonables sobre su cobro», señala también el balance de EiDF en el apartado de corrección de errores tras el informe de Deloitte. En lo tocante a los contratos de construcción, también se revisaron el registro de los ingresos y los costes asociados en base al grado de avance de cada uno, que generaba discrepancias entre la sociedad y el auditor.
EiDF había cometido errores de bulto, como un crédito pagado que seguía constando como deuda, o la imputación al ejercicio erróneo de la adquisición de ODF. Tras más de una veintena de correcciones, el relato de la compañía es que tienen un escaso impacto contable, pero que muestran la necesidad de profesionalizar la gestión desbordada por el rápido crecimiento. Por este motivo anunció la contratación de un CEO, un nuevo responsable financiero y un director de operaciones. No aclara cual será el papel ejecutivo del dueño, Fernando Romero, en la nueva etapa.