Alsa, el otro investigado por cártel en Galicia, gana 25 millones y factura cinco veces más que Monbus

Alsa, uno de los grandes operadores europeos de transporte de viajeros por carretera, continúa expandiendo su actividad. La compañía integrada en el grupo británico Mobico –antigua National Express– desembarcó el año pasado en el transporte sanitario con la compra de Vitalia Servicios, incorporando una flota de 140 ambulancias y 260 trabajadores, y prepara ahora su entrada en la alta velocidad española en alianza con Eco Rail, con la conexión ferroviaria entre Madrid y Galicia de la segunda fase del proceso de liberalización de líneas en el punto de mira. La ofensiva para competir con Renfe y con Iryo llega cuando la compañía está siendo investigada por la Comisión Galega da Competencia, que, obligada por los tribunales, le abrió un expediente sancionador por formar un presunto cártel con Monbus para adjudicarse contratos del Plan de Transporte de Galicia en los dos concursos más importantes por presupuesto que licitó la Consellería de Mobilidade para repartir las líneas del transporte regular de viajeros por carretera.

En comparación con el grupo de Raúl López, Alsa es una compañía más internacionalizada y más diversificada, con servicios de bicicletas urbanas o barcos turísticos en la bahía de Santander, se encarga de los servicios metropolitanos en Lisboa o del tren turístico en Almería, y gestiona las ambulancias del SUMMA en Madrid. Pero, sobre todo, es un grupo más grande. El año pasado, la compañía dio un salto en ingresos, alcanzando una cifra de negocio de 1.073 millones, un 41% más. La facturación es cinco veces mayor que la de Monbus, que en 2022 alcanzó los 200 millones de euros. Incluso si se mira solamente el negocio español de transporte, Alsa obtuvo unos ingresos de 863 millones, cuatro veces más que el grupo lucense.

«En el ejercicio 2022 se ha producido una mejora secuencial en todas las líneas de negocio. Los ingresos por servicios de transporte de viajeros regular aumentaron un 34%, los de servicios de transporte urbano un 27% y los de transporte discrecional un 77%», señala la compañía que dirige Francisco Iglesias en su informe de gestión. A cierre del pasado ejercicio, Alsa controlaba activos por valor de 1.233 millones, frente a los 225 millones de Monbus. Esto se traduce, entre otras cosas, en una flota de casi 6.000 vehículos, frente a los 800 del operador gallego, que es, eso sí, el gran dominador del sector en la comunidad.

De Marruecos a Francia, pasando por Lisboa

Alsa es una empresa centenaria en España, pero ha desarrollado un proceso de internacionalización que la llevó a estar presente en Suiza, Lisboa, la frontera francesa, Marruecos o Arabia Saudí, donde el año pasado se adjudicó 27 líneas interurbanas que supusieron sus primeros contratos en Oriente Medio. Por volumen de negocio, Marruecos es la plaza internacional más relevante, pues aportó el año pasado unos ingresos de 191 millones. Le sigue Portugal, con 15,3 millones, mientras que el resto de territorios aportó 14,7 millones.

La empresa completa su cifra de negocio con los 96 millones que aportan las otras áreas de su actividad, que incluyen, además de las ya mencionadas, la gestión de estaciones de autobuses áreas de servicio y áreas de mantenimiento de vehículos. La vocación de Alsa es ser un gran operador de movilidad, después de convertirse en uno de los mayores grupos de autocares de Europa.

Beneficios de casi 25 millones

Alsa dio una de cal y otra de arena en los últimos ejercicios. El año pasado se anotó unos beneficios de 24,8 millones, que dieron la vuelta a los 25,5 millones en pérdidas de 2021. Parece dejar así atrás el impacto del Covid, que castigó con severidad al sector y del que Monbus no se repuso del todo hasta el ejercicio actual, pues todavía cerró en pérdidas de 3,3 millones el pasado curso. Todo apunta a que la compañía de Raúl López regresará este año a beneficios. El ebitda de Monbus fue de 28,1 millones en 2022, mientras que el de Alsa se situó en los 186,4 millones.