Repsol y Cepsa trasladan su guerra por los biocombustibles al mar
Las dos grandes petroleras que operan en España saben que los biocombustibles son esenciales para su negocio, y coger una posición delantera será esencial
Repsol y Cepsa, convertidas en compañías multienergía desde hace un tiempo, no pueden obviar que los combustibles son, y serán, parte esencial de su negocio. En este caso, desde una perspectiva más sostenible. Por eso, ambas compañías exprimen las nuevas oportunidades ‘verdes’ allá donde se presentan.
En concreto, el ámbito del transporte es donde Repsol y Cepsa pueden tener una puja más directa. Y esta semana la que ha elevado la presión ha sido la compañía dirigida por Maarten Wetselaar.
Cepsa ha anunciado que durante el mes de agosto 84 viajes cruzarán el Estrecho de Gibraltar en ferris de Naviera Armas Trasmediterránea con biocombustibles de segunda generación de la compañía.
Se trata, explican desde la petrolera, de la primera vez que barcos de pasajeros utilizan este tipo de combustibles sostenibles en España, producidos en el Parque Energético San Roque de Cepsa (Campo de Gibraltar, Cádiz) a partir de residuos agrícolas, y suministrados en el Puerto de Algeciras, lo que convierte a esta instalación portuaria en referente de la descarbonización del transporte marítimo.
Para producir este diésel renovable, Cepsa ha reconvertido una de sus plantas del Parque Energético San Roque. En concreto, la unidad Isomax ha sido adaptada para producir estos biocombustibles de segunda generación vía coproceso.
Repsol tiene su propia apuesta
En este contexto, Repsol también está llevando a cabo sus propios desarrollos. Así, la compañía dirigida por Josu Jon Imaz invertirá 200 M€ en el proyecto que ejecuta en las instalaciones del Complejo Industrial de Cartagena, y que tendrá capacidad para producir 250.000 toneladas al año de biocombustibles avanzados como biodiésel, biojet, bionafta y biopropano, que se podrán usar en aviones, barcos, camiones o coches, y que permitirán reducir 900.000 toneladas de CO2 al año.
Las nuevas instalaciones, que tenían la previsión de estar en marcha en el primer semestre del año, forman parte del proceso de transformación que Repsol ha puesto en marcha en sus complejos industriales para descarbonizar sus procesos y fabricar productos con baja, nula o incluso negativa huella de carbono.
Cabe recordar que los biocombustibles avanzados son una solución sostenible para todos los segmentos de la movilidad, y especialmente para aquellos que no cuentan con otra alternativa para descarbonizar su actividad, como el transporte marítimo, de larga distancia o la aviación.
Con ellos es posible reducir entre un 65% y un 85% las emisiones netas de CO2 respecto a los combustibles tradicionales a los que sustituyen.