Inflación y burocracia: las dos piedras en el camino de Iberdrola para cumplir su plan estratégico

Los planes renovables de la energética española están ajustados al máximo entre la realidad y el power point; por eso, cuanto más llano esté el camino será mejor

Iberdrola

Una planta fotovoltaica de Iberdrola. Foto: Iberdrola.

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Iberdrola ha sido muy clara en cantidad y plazos con respecto a su negocio renovable. El objetivo, a nivel de grupo, es llegar a los 52 GW de capacidad instalada para 2025. Eso supone desde este año un crecimiento anual de, como mínimo, 4 GW por ejercicio. Sin embargo, el mercado asume que puede haber factores externos que dificulten dicha ejecución.

El papel lo soporta todo. Y los planes estratégicos, por norma general, tienen una gran habilidad para rehacerse a mitad de camino si es necesario. Para que no suceda nada de esto, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán espera cumplir con rigurosidad la hoja de ruta marcada para el periodo 2023-25.

Las metas no son sencillas. Al negocio de renovables, Iberdrola pretende destinar en torno a 17.000 M€ enfocando el crecimiento en proyectos asegurados, de alta calidad y con la mejor relación riesgo/retorno.

De esta cuantía un 46% se centrará en la eólica marina de Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. En el resto de las tecnologías, la eólica terrestre acaparará el 25% de la inversión, la fotovoltaica un 24%, la hidráulica, un 2% y las baterías, un 3%.

A raíz de estas inversiones, la compañía incrementará en 12.100 MW su capacidad instalada renovable, hasta alcanzar los 52.000 MW en 2025: 3.100 MW eólica terrestre, 6.300 MW fotovoltaica, 1.800 MW offshore, 700 MW de baterías y 200 MW de hidráulica.

El punto de partida son los 40.000 MW con los que se cerró 2022. Para dar certidumbre al mercado, Iberdrola aseguró durante la presentación del ‘plan estratégico’ que ya contaba con un 50% de la nueva capacidad asegurada y en torno a un 95% de la producción estará contratada para 2025. Pero no es suficiente.

Los riesgos de Iberdrola

Ante este escenario, algunos analistas advierten de los riesgos presentes en el camino de Iberdrola. De entrada, en el último año móvil, de junio de 2022 a junio de 2023, el aumento de capacidad instalada es de 2,5 GW.

Desde Bloomberg Intelligence señalan que, pese a estar en camino, se aprecia una ligera aminoración en el ritmo de crecimiento por parte de Iberdrola. Esgrimen, en parte, que también se está haciendo un gran esfuerzo inversor en el área de redes, tal y como ha contado ECONOMÍA DIGITAL, y que eso podría estar afectando.

La firma de análisis estima que, en comparación con sus pares europeos, la compañía está instalando a un ritmo menor de lo esperado. Aunque destacan como algo positivo que su base de inicio es de las más grandes del continente. Por tanto, no existe tanta presión.

No obstante, lo que sí señalan como un problema son las externalidades del mercado a las que debe enfrentarse la compañía de Sánchez Galán. En concreto, menciona la inflación y las cadenas de suministro. Asumen que todavía no se ha acabado la crisis de precios y eso impacta a la hora de gestionar grandes proyectos.

De igual modo, señala que en los mercados europeos de España, Reino Unido, Francia y Alemania los procesos burocráticos y administrativos a veces son más lentos de lo deseado, y eso puede suponer un contratiempo para Iberdrola.

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