Grifols sigue con los recortes y cierra su oficina en Argentina
La farmacéutica catalana continuará vendiendo sus tratamientos en la nación Latinoamericana a través de un distribuidor
Grifols prosigue con su plan de recortes para rebajar deuda y contentar a los inversores. El laboratorio catalán cerrará su oficina comercial en Argentina, donde desarrolla prácticas de investigaciones clínicas y biológicas y prepara reactivos y productos terapéuticos y dietéticas.
Según afirman a este medio fuentes conocedoras, la farmacéutica especializada en hemoderivados continuará vendiendo sus medicamentos en el país sudamericano, pero lo hará a través de un distribuidor. Actualmente, la cotizada propiedad de la familia Grífols tiene oficinas en México, Colombia, Brasil y Chile.
Según ha avanzado el portal argentino especializado en la industria farmacéutica Pharmabiz, la notificación del cese de actividad llegó el pasado viernes a las oficinas ubicadas en Munro, en la provincia de Buenos Aires, donde cubre los mercados argentino, uruguayo y paraguayo. El centro continuará trabajando hasta que se quede sin stock disponible a finales de año.
Este movimiento se enmarca dentro del plan de mejoras operativas indicado en febrero, que tiene como objetivo un ahorro de 400 millones de euros anuales. Concretamente, se incluirá dentro de la tercera parte del plan, una “iniciativa general de mejora de eficiencia», que se prevé “la optimización de algunos espacios de oficinas no industriales”, según comunicó la empresa en su momento. Esa rama de la hoja de ruta debería de reducir los costes operativos relacionados con compras globales, logística e instalaciones.
Poca presencia
El negocio latinoamericano de Grifols es minoritario y ni siquiera queda disgregado en la distribución geográfica de los ingresos incluida en sus cuentas anuales. El año pasado la compañía facturó 3.855 millones de euros en Estados Unidos y Canadá, 711 millones en la Unión Europea y 1.176 millones en el resto del mundo, donde se incluye las actividades desarrolladas en Argentina. Las fuentes consultadas aseguran que su peso no es superior a los 5 millones de euros anuales, menos del 1% de la facturación total de los laboratorios en 2022.
La mayor parte del plan de mejoras de la empresa se aplicará en Estados Unidos, donde despedirá a 2.000 trabajadores vinculados a su negocio de plasma. Esta parte de sus recortes tiene como objetivo la optimización de costes y operaciones de plasma, manteniendo los volúmenes donaciones necesarios para la elaboración de sus tratamientos. Grifols contempla el cierre de centros de donaciones poco eficientes durante el primer semestre de 2023. Todo esto debería de reportar un ahorro de al menos 300 millones.
Por último, la otra rama del plan, que incluye la centralización y automatización de flujos de trabajo, la implantación de servicios compartidos en las áreas de negocio, la consolidación de proveedores, la simplificación de las estructuras de reporte y la eliminación de funciones y puestos duplicados, entre otras, tendrá consecuencias laborales en España. En un inicio, la empresa iba a despedir a 92 personas en sus centros de Sant Cugat del Vallès y Parets del Vallès, en la provincia de Barcelona. Finalmente, la semana pasada firmó un ERE con CCOO que rebajaba la afectación a 51 empleados.
Sin recuperar los beneficios de 2019
La empresa dirigida por Víctor y Raimon Grifols batió récord de ingresos en 2022, pero no consiguió recuperar las ganancias pérdidas durante la pandemia. El beneficio neto se incrementó en un 10%, pero se quedó en los 208 millones de euros, muy lejos de los 600 millones ganados en 2019. Los márgenes de la empresa siguieron impactados por el alto coste por litro de plasma obtenido en 2021 y en buena parte de 2022, derivada de la alta compensación a los donantes. El margen bruto se quedó en 36,8%, frente al 39,8% reportado en 2021.
Grifols también se anotó una reducción del apalancamiento de 9 a 7,1 veces el ebitda. Sin embargo, la deuda financiera continúa siendo elevada, de 9.193 millones de euros, derivada básicamente de la compra del laboratorio alemán Biotest a finales de abril de 2022.
Por todo esto, la cotización en bolsa de la Ibex catalana lleva más de un año siendo una montaña rusa. Se disparó en febrero tras anunciar su plan de recortes, pero volvió a caer tras la dimisión de Steven Mayer, su primer presidente ejecutivo fuera de la familia propietaria. Fue sustituido por el hasta entonces vicepresidente, Thomas Glanzmann.