Moncloa teme que Orange y MásMóvil vendan redes tras la fusión

El mapa de las telecomunicaciones en España va a cambiar el próximo año. Todo hace indicar que la fusión entre Orange y MásMóvil saldrá adelante, aunque todavía faltan por conocer las condiciones, y eso dejará un escenario distinto. Pero la clave estará en lo que suceda después. Una situación que genera cierta intranquilidad en Moncloa por lo que pueda suceder una vez llegue la consolidación teniendo en cuenta que se formará la compañía más grandes de España.

Y esa preocupación ha tenido un reflejo en el Mobile World Congress que se celebra durante esta semana en Barcelona. Y es que, pese a su apretada agenda, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sacado tiempo para tener un cara a cara con la CEO del Grupo Orange, Christel Heydemann. En ese encuentro, entre temas relativos al 5G, se ha abordado la fusión que afecta al operador naranja en suelo español.

Aunque detrás de esta situación hay una implicación mayor: cuáles serán las intenciones de la futura ‘joint-venture’ que se va a crear entre Orange y MásMóvil. Según ha podido conocer ECONOMÍA DIGITAL en fuentes del sector, en el Gobierno existe la preocupación sobre la dinámica que tendrá la compañía resultante más allá de la propia estrategia comercial. Es decir, si puede darse el caso de que desinvierta en algunos activos de red.

Ambos operadores en suma tendrán un volumen de clientes que, en algunos segmentos, supera al actual incumbente, Telefónica. Pero el desconcierto se centra, sobre todo, en las infraestructuras que acumularán ambas compañías y, lo más importantes, cómo será la gestión con respecto a estos activos más allá de los posibles ‘remedies’ que imponga Bruselas para su unión.

Miedo en conjunto

Esta situación sobre la ‘joint-venture’ entre Orange y MásMóvil, y, en concreto, sobre su futuro, se hace extensible a la propia Telefónica y sus redes, de las que ahora mismo y de manera directa, casi el 50% de su infraestructura rural ya está en manos de fondos.

Precisamente, eso es lo que preocupa con respecto a la gestión que pueda hacerse con Orange y MásMóvil. Hasta la fecha, al menos por parte del operador amarillo, la vocación siempre ha sido la de rentabilizar los movimientos corporativos. Uno de los últimos ejemplo ha sido la venta del 51% de una nueva red de fibra de Euskaltel. Pero en el pasado reciente de la compañía está la propia venta a los fondos ‘Lorca’ (KKR, Cinven y Providence), sus actuales dueños.

Es cierto que por el momento falta mucho para que se tomen decisiones en este sentido. De hecho, incluso, falta que se pronuncien las autoridades regulatorias europeas y dictaminen si tiene el ‘ok’, algo que parece probable; pero también en qué condiciones.

Las tendencias del sector

También es cierto que los operadores de telefonía en su conjunto están en una línea común de negocio donde han comprendido que adelgazar sus estructuras puede beneficiarlos -sobre todo, con redes redundantes y que son una carga más que un activo-. En este sentido, Telefónica, al margen de la fibra rural, sigue explorando todas las alternativas para su red troncal de fibra en España.

Desde hace un par de años el operador, confirmado por la propia compañía, explora las oportunidades que se puedan dar. Sobre todo, con la entrada de algún socio que, con toda probabilidad, sería alguno de los fondos internacionales que han puesto sus ojos en las redes españolas.

En este contexto, sobre el operador azul existe la posibilidad de que el Gobierno español pueda ejercer algún tipo de presión. Sin embargo, la compañía resultante de la fusión de Orange y MásMóvil, controlada por fondos, los accionistas franceses y el propio ejecutivo galo, sería más difícil de sugestionar para meter algún tipo de presión con respecto a su estrategia corporativa.