La alimentación española dispara exportaciones y agrava la ola inflacionista
La guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas han aumentado la demanda de productos españoles, un factor más que contribuye a la subida de precios
La alimentación española incrementa sus exportaciones, agravando la ola inflacionista. La guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas han impulsado la demanda internacional de los productos nacionales, lo que bajo las básicas leyes de la oferta y la demanda se traduce en un incremento de los precios. En 2022, el año en que el IPC escaló hasta cifras que no se habían visto en años, las exportaciones de alimentos se dispararon un 13% en comparación con el año anterior, según datos del Ministerio de Comercio.
El pasado año se cerró con un IPC alimentario del 15,9%, una cifra que ha seguido subiendo en los meses posteriores. Durante ese año, las exportaciones de todo tipo de alimentos pasaron de tener un volumen de 50.276 millones de euros registrado en 2021, a los 57.098 millones con los que se cerró 2022.
Las mercancías cuyas exportaciones crecieron en mayor proporción fueron los aceites y cereales, dos de los alimentos básicos con los que comercializaba masivamente Ucrania antes de la guerra. Por ejemplo, la venta internacional de trigo desde España se disparó en un 53%, en paralelo al aumento del precio del 36% que registró la harina y los cereales a lo largo de 2022.
El aceite de girasol escaseó en los supermercados durante las primeras semanas del conflicto bélico. Con Ucrania disminuyendo sus aportaciones, los productores españoles duplicaron las exportaciones, mientras que el índice de crecimiento de sus precios se elevó hasta un 50%.
La fruta, el único alimento que baja
Otros alimentos básicos, como las hortalizas y legumbres, también aumentaron sus exportaciones, pero en menor proporción, un 8%, mientras que las ventas internacionales de productos cárnicos y de pescadería crecieron en un 10% y en un 17% respectivamente. Los únicos productos que no incrementaron su presencia en el mercado internacional fueron las frutas: se exportaron en un 3% menos, en parte por las condiciones climáticas que lastraron la cosecha.
Esta misma semana, el presidente de Mercadona, Juan Roig, alertaba durante la presentación de resultados de la empresa de los efectos de este incremento de la demanda internacional de productos locales en los precios de los supermercados. En medio de una intervención de más de 40 minutos para justificar el hecho de haber subido, en sus palabras, “una burrada” los precios, el primer ejecutivo de la mayor cadena de supermercados del país puso dos ejemplos que dan luz a esta cuestión.
Roig aseguró que, en un año, los tomates en Mercadona han pasado de costar 1,39 euros a 2,05, un 50% más, “por culpa del gas”. Según el directivo, en países del norte de Europa cultivan estos frutos en invernaderos durante el invierno. Sin embargo, con el encarecimiento del precio de la energía, les salía más rentable comprar tomates de España, “la huerta de Europa”: “Hubo un aumento de la demanda y subió el precio. Teníamos dos opciones, o comprar el tomate más caro y venderlo a 2,05, o dejar al cliente sin tomate”. Las exportaciones de este alimente subieron un 13% en 2022.
Lo mismo pasó, siempre según Roig, con el cerdo, que ha subido 90 céntimos de precio. España es el segundo exportador de carne porcina a China: “Han subido la demanda de China. Si queremos chorizo, salchichón y jamón, o subimos los precios o no hay”. En este caso, los derivados de cerdo se vendieron en un 6% más de cerdo fuera de las fronteras españolas.