Amancio Ortega y BlackRock pagarán las consecuencias del impacto en la red del ‘boom’ renovable
Los vertidos de electricidad, la gestión de la demanda, el exceso de generación... Red Eléctrica tendrá que invertir sí o sí
Las renovables son el futuro. Este axioma, a estas alturas, es una obviedad. Sin embargo, el impacto que pueden tener en las infraestructuras, sobre todo, de forma masiva, y que lo deberá gestionar Red Eléctrica (Redeia), hace que ese brillante futuro se deba poner en revisión. Principalmente, cuando se habla de negocio. Y aquí, los máximos accionistas de la compañía (Amancio Ortega y BlackRock) al margen de la participación pública serán los más afectados.
Las señales de emergencia han llegado, de nuevo, desde Europa. Según se hace eco el diario El País, sobre un reporte de la Comisión Europea, se advierte de que son necesarias más «inversiones tanto en infraestructura de red como en almacenamiento para integrar más electricidad renovable». Esta cuestión no necesita el sello de Bruselas para tomarse más en serio. El sector energético español lleva meses alertando sobre ello.
Pero es que, además, reconoce que el nivel de interconexión eléctrica con Francia (del 5,4%), sigue estando «significativamente por debajo» de los objetivos comunitarios: tanto para 2020 como para 2030. Aquí, de nuevo, los males son conocidos. La Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia señala la situación que se produce en el Golfo de Vizcaya, y cuya resolución no será inminente.
Ante este escenario, el ‘Plan de desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica: Período 2021-2026‘ que elabora Red Eléctrica es claro al respecto con el ‘boom’ renovable y su impacto. No obstante, hay que tener en cuenta que este plan estratégico para las infraestructuras españolas se desarrolló antes de conocer el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y, tampoco su nueva actualización -lógicamente-.
Desde el gestor del sistema realizan un análisis con diferentes supuestos en función de la capacidad que debería tener la red. En un punto inicial, advierten en el documento que «la red de partida podría ofrecer posibilidades de conexión a la mayoría de la generación renovable considerada. No obstante -advierten-, las limitaciones en la red imposibilitarían un valor de integración acorde con los objetivos y se producirían importantes vertidos».
Otro problemas de la congestión
Junto a esta situación, además, «en su lugar sería necesario la programación de un elevado contingente de generación térmica por restricciones técnicas, con el consiguiente aumento de emisiones asociados y costes variables. En los escenarios futuros, la integración de renovables y la resolución de restricciones técnicas están íntimamente relacionadas siendo muy difícil su distinción en la mayoría de los casos», alertan desde Red Eléctrica.
Concluyen que, en caso de disponer únicamente de la red de partida, «en 2026 no se podrían integrar 25.000 GWh/año de producible renovable por limitaciones en la red de transporte y se tendría un vertido de producción renovable respecto a su potencial producción cercano al 15%».
Bajo este escenario, desde el gestor eléctrico elaboran otro plan alternativo. «Con objeto de evaluar cuál es el potencial máximo de mejora que se podría alcanzar mediante un desarrollo ideal de la red de transporte, se compara la situación anterior con la situación óptima en la que la red no suponga ninguna restricción a los flujos de energía, es decir, con una red sin limitaciones. En esta red ideal los vertidos de renovables se reducen drásticamente permitiendo el cumplimiento de los objetivos de política energética establecidos en el PNIEC».
Ante este análisis, no obstante, cabe recordar que no está aplicado la próxima revisión del ‘plan de energía’ que elevará la potencia renovable, así como los cambios que se desarrollen con el autoconsumo. Por ello, estiman que «una mayor integración de generación renovable no es posible únicamente mediante el desarrollo de la red de transporte siendo necesario contar con herramientas complementarias, en particular, de almacenamiento gestionado con el objetivo de maximizar el aprovechamiento del recurso renovable en su conjunto».
Y la clave económica es la que deja todo sentenciado: «una red sin limitaciones permitiría cumplir los objetivos de política energética si bien su desarrollo tendría un elevado impacto social y medioambiental y costes de inversión que superan los límites establecidos». Es decir, cumplir lo objetivos supondría tener que elevar los costes, la inversión y, por lo tanto, tendría un impacto en las finanzas de Redeia.
Amancio Ortega, contemplativo
Sepi (20%); Amancio Ortega (5%); y BlackRock (5%) son los principales accionistas de Redeia. Y ellos son los que observan -y pagarán las consecuencias- sobre todo lo que sucede en la compañía. Y este año ya ha habido un aviso.
Grupo Redeia obtuvo un beneficio de 664 M€ en 2022, un 2,3% menos que hace un año, debido, principalmente, a la regularización de ingresos y los mayores gastos en la actividad de gestión y operación de infraestructuras eléctricas en España.
Ahora habrá que ver cómo casan el PNIEC y el plan de Red Eléctrica y, no menos importante, cómo entran las renovables en el sistema, cómo avanzan las interconexiones con Francia y cómo avanza la demanda eléctrica.