La patronal del gas pide al Gobierno revisar su Plan de Energía para no marginar al biogás

El estallido de la guerra de Ucrania ha cambiado el contexto, y por eso se deben adecuar los nuevos planes de energía

Planta de biometano

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La carrera por la descarbonización precisa de múltiples actores más allá de la electrificación. Así lo ven y entienden desde Sedigás, la patronal que representa los intereses del sector del gas, y que con datos sobre la mesa intenta demostrar que existen múltiples alternativas. Además, asumen que dichas opciones deben tener -mayor- cabida en los planes del Gobierno. Y, sobre todo, cuando el contexto cambia de forma tan abrupta. 

De esta forma lo ha expresado el presidente de Sedigás, Joan Batalla, que durante la presentación del ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’, elaborado por la propia patronal, en colaboración con PwC y la consultora especializada Biovic, ha manifestado que se deberían revisar ciertos aspectos que afectan a los gases renovables. 

Desde el sector se felicitan con el desarrollo de la Hoja de Ruta del biogás, y que esos términos se introdujeran en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Pero la situación genera un matiz en forma y fondo. 

Batalla ha recordado que dicha Hoja de Ruta se elaboró antes de la coyuntura especial que ha vivido Europa en el último año. Es decir, el estallido de la guerra en Ucrania y todo lo que ha supuesto. Principalmente, explica el presidente de Sedigás, cuando se han planteado todos los escenarios por parte del Gobierno se daba por sentado la seguridad de suministro. Pero eso ya no es así. 

En este contexto, y como se debe abrir el melón del PNIEC antes de remitir a Bruselas una nueva versión en verano, en Sedigás entienden que se deberían replantear los objetivos que tienen que ver con el biogás, y con el biometano en concreto. Así, como en las próximas semanas habrá consulta pública de cara a la revisión del documento, asumen que es el mejor momento para exponer la situación. Y para ello tiene los datos. 

Un sector esencial 

Los datos que ha mostrado esta semana la patronal son demoledores. España cuenta con un potencial de producción de biometano -una fuente de energía renovable y autóctona- de 163 TWh/año, una cifra que permitiría cubrir en torno al 45% de la demanda nacional de gas natural y cuyo desarrollo podría haber supuesto un ahorro de unos 4.000 millones de euros a los consumidores en su factura energética en 2022, por la reducción de las compras a países terceros. 

Lo datos que aporta el informe de Sedigás suponen una actualización de las últimas cifras calculadas en 2018 por el Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que situaban el potencial disponible de biometano entre los 20 y 34 TWh anuales en el año 2030, lo que podría suponer entre un 5% y un 9% de la demanda anual gas. El origen de esta diferencia radica en que los datos del IDAE no incluían los cultivos intermedios, así como los residuos forestales y otros biológicos de más difícil aprovechamiento, pero con un gran potencial, que ahora sí han sido considerados. 

La materialización del potencial español de producción de biometano supondría, asimismo, un importante impulso al desarrollo socioeconómico local, ya que conllevaría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas a lo largo de todo el territorio, con una inversión asociada estimada de 40.500 millones de euros -el equivalente al 3,6% del PIB- y la generación de cerca de 62.000 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento. 

El biometano es un gas renovable de características análogas al gas natural convencional cuya importancia en la transición energética se ha puesto de relevancia especialmente desde el comienzo de la crisis de precios y de suministro derivada de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. De hecho, el Plan REPowerEU de la Comisión Europea, concebido para acelerar la desconexión de Rusia, le otorga un papel protagonista en la consecución de los objetivos de independencia energética europeos, ampliando hasta los 35.000 millones de metros cúbicos el objetivo comunitario de producción para 2030. 

El principal valor de este gas renovable reside en que sus posibilidades de desarrollo son especialmente palpables en sectores de difícil electrificación por la naturaleza de sus actividades y en que permite el aprovechamiento de multitud de residuos, solucionando el problema de gestión existente en España e impulsando, por tanto, la economía circular. Asimismo, se evitaría la emisión de 8,3 millones de toneladas de metano que, de otra manera, se liberarían a la atmósfera de forma natural por la descomposición de los residuos reutilizados para generarlo.

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