Así puedes preparar tu casa para el frío de invierno (y ahorrar dinero)
Después de unas semanas con unas temperaturas más propias del verano que del otoño, por fin, el mercurio ha comenzado a descender en los termómetros hasta alcanzar cotas dignas de esta época del año.
En este contexto, son muchas las personas que ponen la vista en los próximos meses, cuando llegarán las temperaturas serán más frías, a la vez que se interesan por como reducir las facturas de los suministros energéticos.
Un factor a tener en cuenta a la hora de ahorrar en la energía es el aislamiento térmico de la vivienda, puesto que, al mantener la temperatura en el interior durante un mayor periodo de tiempo, se reduce el consumo energético.
Elige bien los materiales
Cuando hablamos de aislar térmicamente una vivienda, hacemos referencia al conjunto de materiales y procedimientos empleados para evitar que se marche el calor del inmueble, tal y como recoge el portal inmobiliario Idealista.
Consecuentemente, los materiales utilizados para aislar una vivienda son clave. Y es que, en función de los elementos constructivos que se hayan utilizado en las distintas partes del inmueble, el aislamiento será más o menos efectivo.
En este sentido, lo recomendable es utilizar materiales que permitan aprovechar al máximo las condiciones climatológicas externas para atraer el máximo posible el calor a la vivienda, a la vez que se evita que se marche.
Qué tipos existen
Cuando pensamos en el aislamiento térmico de la vivienda, quizás la primera idea que se venga a la mente sea el de los aislantes naturales, como el corcho o la celulosa. Una de las principales ventajas de este tipo de material es que es biodegradable y respetuoso con el medio ambiente.
Sin embargo, también se pueden encontrar en el mercado aislantes sintéticos. Un claro ejemplo es el poliestireno expandido, del poliestireno extraído o del poliuretano.
Los aislantes naturales, sintéticos y lanas minerales son los más utilizados
También destacan las lanas minerales, un material utilizado frecuentemente no solo en el aislamiento térmico sino acústico. Entre las más reconocidas y empleadas figura la lana de roca y la lana de vidrio.
Así puedes ahorrar
El primer paso es localizar los puntos débiles de la vivienda en cuanto al aislamiento, es decir, tener bien ubicados los lugares por los que se escapa de forma más habitual la energía, como la fachada o las puertas.
En esta línea, una de las primeras actuaciones que se puede llevar a cabo para ahorrar es sellar los huecos y grietas de puertas y ventanas, tal y como destaca la entidad financiera BBVA en su blog.
Otra de las acciones que se puede emprender es la colocación de alfombras en el suelo durante las semanas en las que las temperaturas sean más bajas.
Sin embargo, en gran parte de las ocasiones es necesario acometer una reforma para rehabilitar energéticamente la vivienda. A pesar de que, en primera instancia comporta un elevado gasto, a largo plazo genera un mayor ahorro en el propietario de la vivienda.
Conviene tener en cuenta que una acción tan sencilla como bajar las persianas y correr las cortinas o cerrar la puerta de la cocina puede tener un impacto considerablemente notable en el ahorro energético.