El misterio de las tarifas de gas: ¿por qué los consumidores pagan más?

Apenas un 10% de los consumidores de gas natural han cambiado a la tarifa barata pese a toda la publicidad

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El invierno ha quedado atrás. La época de frío deja paso a los pensamientos de playa y chiringuito. Eso trae consigo consumir menos gas para encender la calefacción o prolongar las duchas de agua caliente. Aunque es curioso: en plena emergencia de precios altos, los españoles se han movido de manera muy tímida a tarifas de gas natural que cuestan menos. Todo ello, pese a la gran campaña publicitaria del Gobierno, así como las supuestas facilidades de las empresas. 

En España hay dos tipos de tarifas para el gas natural. El mercado libre, donde todas las empresas energéticas compiten por captar usuarios ofertando el precio que acuerdan con los clientes. Y el mercado regulado (TUR), que solo pueden ofertar cuatro compañías (Iberdrola, Endesa, Naturgy y TotalEnergies), y cuyos precios están regulados y controlados por el Gobierno. 

¿Qué tarifa es más barata? El mercado regulado ofrece mejores precios. Además, el Ejecutivo de Pedro Sánchez intervino estas tarifas al poner un tope trimestral sobre lo que podían subir en las revisiones trimestrales. De hecho, como los precios mayoristas del gas -donde se compra la materia prima-, ahora están muy baratos, esta semana se ha anunciado que los precios han caerán hasta un 30% en los próximos tres meses. 

¿Cuál es la diferencia de precios? En estos momentos, para un consumo inferior a los 5.000 kWh/h, el precio está en 0,047 €/kWh en la tarifa TUR. Por su parte, en el mercado libre, las mejores ofertas de las empresas energéticas se sitúan entre los 0,09 €/kWh y 0,14 €/kWh. Es decir, que por cada kWh se pagan hasta 10 céntimos más. Esta situación de diferencia entre ambas tarifas será tan significativa, al menos, hasta diciembre de este año. En ese momento, decae el tope sobre las subidas. No obstante, siempre será más barata la tarifa TUR. 

¿Por qué los clientes no se cambian de compañía? 

Ante este escenario, y pese al mensaje triunfalista del Gobierno, donde dice que más de dos millones de personas ya están disfrutando de la tarifa barata (TUR), las realidad deja un escenario más complejo. 

En España hay casi unos 8 millones de suministros de gas natural. Esto hace referencia a hogares y pequeñas empresas. En estos momentos, hay cerca de 5,5 millones de personas que todavía siguen pagando la tarifa cara (libre mercado); mientras que unos 2,5 millones de usuarios están en el mercado regulado.  

Supuestamente, desde que en agosto de 2022 saltaron las alarmas sobre que se esperaba un invierno muy duro, con precios altos, se han pasado de una tarifa a otra unos 800.000 consumidores. Sobre estos datos brutos, ese movimiento apenas refleja un 10% de usuarios. ¿Qué ha pasado entonces? 

Las explicaciones, según ha recabado ECONOMÍA DIGITAL con fuentes del sector, no son definitivas ni concluyentes. Más bien son un mix de situaciones que terminan por arrojar luz a la situación.  

Entre esas múltiples cuestiones, por ejemplo, es que el recibo del gas -cuando no está asociado a la luz- se emite cada dos meses. Esto implica que el impacto real sobre la factura la hayan podido observar muchos usuarios una vez que han pasado los meses más fríos de noviembre y diciembre. 

Luego, incluso al descubrir los precios, los expertos señalan el factor ‘pereza’. Hay un volumen importante de clientes que, salvo que sea alarmante, prefieren no llevar a cabo trámites administrativos. Asimismo, se suma el ‘desconocimiento’ como otro elemento clave. Las tarifas móviles, por ejemplo, son sencillas puesto que las variables son limitadas. Sin embargo, en la energía, está el consumo, la potencia, así como los múltiples impuestos que complican las ecuaciones. 

Por último, y no menos importante, pese a que las empresas aseguran que han hecho un gran esfuerzo desde el verano para facilitar el cambio a sus clientes, la realidad es que la sencillez es un concepto relativo. Además, esto se entrelaza con lo anterior del desconocimiento.   

Los matices que importan 

No obstante, hay que tener en cuenta que las cosas cambian muy rápido. Así lo apunta y matiza el experto en energía de Kelisto, Javier Martínez. Y es que, según aclara, «hasta la última actualización, la TUR era solo dos euros más barata, para un consumo promedio, que la tarifa más barata del mercado libre. La brecha se ha vuelto a ampliar».  

Sin embargo, y aquí llega lo importante que puede cambiar la situación, «es probable que las comercializadoras se pongan las pilas y sigan bajando los precios a partir de abril; en parte, para intentar competir con la TUR, y en parte gracias al bajo precio del gas en las últimas semanas. El descenso ha sido continuado en el mercado libre, con un abaratamiento del 26% entre enero y marzo de 2023». 

Además, «hay que tener en cuenta que, pese a que el Gobierno ha destinado dinero directamente de los Presupuestos a abaratar la TUR, el escenario podría cambiar y estos movimientos podrían traducirse en una tarifa más cara en los próximos meses y años, para compensar el déficit de tarifa. Por otro lado, no hay que olvidar que el mercado libre, más caro en estos momentos, ofrece estabilidad en el recibo, servicios adicionales y posibilidad de contratar tarifas conjuntas de luz y gas, con lo que podríamos ahorrar en escenarios de bajo consumo».

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