María Cristina: 111 años del hotel que transformó San Sebastián
A medida que un tranquilo pueblo pesquero se convertía en una ciudad cosmopolita, favorita de aristócratas y reyes, un establecimiento hotelero emergía como referente para los clientes más exigentes de San Sebastián
Si Londres, Shanghái, Singapur y Bangkok tienen sus grandes damas, como se conoce a los hoteles centenarios más lujosos e icónicos del mundo, San Sebastián tiene la suya en el Hotel María Cristina.
Asomada al río Urumea y con vistas al Cantábrico y al Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, esta elegante mansión de piedra lleva 111 años reinando en el corazón de Donosti como símbolo del lujo, la elegancia y la hospitalidad.
También de la cultura, no solo por ser el hotel de las estrellas del famoso festival cinematográfico de la ciudad, que también (de hecho, entre sus anécdotas más queridas está la última fotografía que se tomó de Bette Davis), sino porque ha entretejido su historia con reyes y duques, presidentes, escritores y hasta un emperador de Japón.
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De los ‘baños de ola’ a destino de cine
Corría el siglo XIX y la aristocracia y la alta burguesía europeas comenzaba a pasar sus vacaciones en el mar. Nada que ver con el relax o los juegos a la orilla que conocemos hoy, sino más bien con los ‘baños de ola’ o ‘baños de mar’ que prescribían los doctores como remedio a diferentes dolencias, del asma a la depresión, los problemas circulatorios, la pulmonía o el tifus.
La playa entonces acogía las casetas donde los bañistas se cambiaban la ropa por decorosos trajes de baño y las maromas a las que hombres y mujeres se sujetaban para recibir dignamente los embates de las olas.
En el origen de lo que hoy llamamos veraneo estuvo una reina española, Isabel II, quien inició la costumbre aconsejada por los médicos y los baños se pusieron de moda en ciudades como Barcelona y Santander, extendiéndose luego por el todo el litoral cantábrico y llegando a otras zonas costeras.
Sin embargo, sería otra reina, María Cristina, enamorada de la bahía de La Concha, la que encumbraría San Sebastián como destino veraniego por excelencia a finales de siglo, añadiendo a los baños el tradicional recorrido de la tarde por el paseo marítimo, cafeterías y terrazas, que daba a la alta sociedad la oportunidad de ver y ser vistos.
Precisamente a esta reina, que trasladó la Corte de verano a esta ciudad y fue una de las responsables de ponerla en el mapa de las clases pudientes europeas, debe su nombre el hotel más lujoso de San Sebastián, que abrió sus puertas en 1912 –el mismo año que el balneario de la Perla y el teatro Victoria Eugenia- y que ofrecía un alojamiento acorde con los nuevos visitantes de una urbe que había pasado de ser un tranquilo pueblo pesquero a convertirse en una ciudad cosmopolita a la que acudían los huéspedes más exigentes.
La Gran Dama de San Sebastián
En estilo Belle Époque, el espléndido edificio del Hotel María Cristina fue diseñado por el arquitecto Charles Mewes (detrás también de los hoteles Ritz de Madrid y París) y, gracias a su ubicación, sus vistas y su servicio, pronto ser convirtió en el favorito de la clase alta europea.
La propia reina María Cristina, en aquel momento regente de España, fue la primera en poner un pie en el hotel que, 40 años después, a partir de la inauguración del Festival de Cine de San Sebastián en 1953, se convirtió también en destino de estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Gregory Peck, Lana Turner, Sophia Loren, Lauren Bacall, Woody Allen, Robert De Niro, Al Pacino, Julia Roberts, Richard Gere, Brad Pitt y Susan Sarandon, entre otros muchos.
Por supuesto, la industria cinematográfica española también desfila por el libro de visitas del hotel con estrellas como Fernando Fernán-Gómez, Pedro Almodóvar, Francisco Rabal, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Javier Bardem o Eduardo Noriega, pero también de las personalidades más influyentes del siglo XX, de León Trotski a Coco Chanel y de Paco de Lucía a Sara Baras.
Con 139 habitaciones y suites, el hotel ha estado cerrado en diferentes ocasiones; la última, en 2012, para una redecoración completa que marcó una nueva etapa coincidiendo con el centenario de su inauguración.
También ha pasado por diferentes manos, como las cadenas CIGA, Starwood y Marriott, su actual propietaria, que lo enmarca en su portfolio The Luxury Collection de establecimientos más exclusivos.
En plena forma, esta gran dama combina hoy la elegancia de siempre con la tecnología más innovadora.
Una sutil paleta de grises y blancos, con detalles en púrpura, taupe y verde, decoran sus espaciosas habitaciones, muchas de ellas con espectaculares vistas al río, al Cantábrico o al también icónico edificio Kursaal, una de las obras más prestigiosas de Rafael Moneo. Destacan las fabulosas suites, incluidas las Royal Suites o la legendaria suite Bette Davis, en honor a la gran diva.
Comerse San Sebastián sin salir del hotel
Aunque el equipo de Conserjería del María Cristina está perfectamente entrenado para ofrecer las claves con las que triunfar de pintxos por la ciudad, ni siquiera hace falta salir del establecimiento para degustar la famosa cocina donostiarra (la que más estrellas Michelin posee por habitante del mundo).
Para ello cuenta con The Gallery, el restaurante ubicado en la elegante galería del hotel (y con acceso directo a la terraza).
De cocina vasca y toques internacionales (que en verano se enriquece con propuestas pop-up y colaboraciones con chefs de renombre como Hélène Darroze o Francis Paniego), entre sus platos destacan las vieira a la sartén con crema de curry verde, coco y huevas de salmón, el pulpo crujiente con huevo de caserío, patata paja y mojo verde, o el arroz cremoso con espárrago blanco, queso idiazábal, tomillo y limón.
Y para un cóctel, el Dry San Sebastián, con la firma del galardonado barman Javier de las Muelas y un espacio glamuroso que se transforma con el paso de las horas y donde disfrutar de un café por la mañana, un aperitivo a mediodía o un buen cóctel por la noche, desde los clásicos Negroni o White Russian a creaciones propias como el Donosti Sour, un homenaje al País Vasco que combina ginebra, manzana fresca, menta, limón, jengibre y sidra.
Y si en otros hoteles puedes encontrar una boutique con pañuelos, relojes o recuerdos, en María Cristina, cómo no, la tienda es una boutique gastronómica, Lukas Gourmet, que ofrece una amplia gama de productos tanto vascos como del resto de España, ya sean quesos, embutidos, aceites, chocolates, vinos y hasta originales utensilios de cocina.
Además, una escuela de cocina ofrece, en un espacio de 500 m2, cursos para zambullirse en la gastronomía local a golpe de cazuelas.