Las tres reuniones que sellaron el divorcio entre Yolanda Díaz y Podemos
En los encuentros ambos partidos certificaron que se encontraban ante un callejón sin salida
Hay un matiz, una diferencia que ante el ojo ajeno puede parecer ínfima, pero que ha sellado el divorcio por el momento entre la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, y Podemos. Porque en el proceso de integración de los segundos en la plataforma por la que la primera se presentará a las próximas elecciones generales, Sumar, está la clave: la piedra angular son las primarias abiertas. Porque, primarias, haberlas, las habrá. Pero en este caso, el apellido es más importante que el nombre en el concepto.
Voces de la dirección de Podemos deslizan en conversación con Economía Digital que si Díaz «se pasa el día mencionando los procesos abiertos y democráticos en Chile, qué casa mejor con eso que que todo el mundo pueda votar en unas primarias abiertas». El ejemplo a evitar por todas las partes es el de Por Andalucía, la coalición electoral mediante las fuerzas a la izquierda del PSOE concurrieron a los comicios andaluces de 2022 y que fue un fracaso, porque perdieron más de la mitad de los parlamentarios y sólo consiguieron 5 de los 109 escaños del Parlamento Andaluz. Pero esto es sólo el epílogo de una relación que tuvo su punto álgido en el mes de marzo y que arrancó en enero, cuando comenzaron los contactos desde Sumar a los morados para que arroparan a Díaz en su día grande.
Fueron tres las reuniones, según ha comprobado Economía Digital de fuentes de las dos formaciones, más algún encuentro online, en las que los interlocutores designados por ambos partidos certificaron que se encontraban ante un callejón sin salida. Por parte de Podemos acudieron Lilith Verstrynge, secretaria de Organización, y Pablo Echenique, secretario de Acción de Gobierno, Institucional y Programa. Del lado de Sumar fueron Rodrigo Amírola, ideólogo de cabecera de Yolanda Díaz, y su brazo negociador y jefe de gabinete, Josep Vendrell.
«Un callejón sin salida»
Los tiras y aflojas fueron constantes, e incluso hubo primeros y segundos borradores de un documento de integración que finalmente no pudo ser salvado antes de la presentación oficial de la candidatura el pasado domingo en Magariños, en Madrid. «Dimos con un callejón sin salida», se lamentan desde Podemos. El entorno de la vicepresidenta segunda únicamente señalan en conversación con este periódico que el «compromiso con las primarias siempre ha sido claro desde que empezó el proceso de escucha el 8 de julio», y que les «gustaría contar» con Podemos.
La queja principal de los morados reside ahora en que Sumar «no quería dejar nada por escrito» y que cuando plantearon acotar qué tipo de primarias se llevaría a cabo dentro de la organización, obtuvieron una respuesta de Josep Vendrell admitiendo que «hay muchos tipos» y que no tenían por qué ser abiertas, necesariamente, pero que claro que habría este tipo de sistema de elección. Esto no convenció a Podemos, que considera que su partido debe tener un peso específico y el que le están ofreciendo en la actualidad «no les corresponde».
«Con Pablo [Iglesias] todo el mundo sabía lo que pesaba dentro de Unidas Podemos, y todo el mundo creía que la representación que tenía les compensaba. Pero cuando Pablo se va empiezan a cuestionar sus cuotas, por sus filias y sus fobias, sin que nada hubiera cambiado», reclaman desde la dirección morada. «Si todas las fuerzas de izquierda estamos a matar, la mejor manera de dirimir los pesos es yendo a unas primarias abiertas», razonan.
«Podemos decidió cambiar sus tiempos»
Y eso, además, con la sensación en la cúpula de Podemos de que les puede salir mal la jugada, no sólo por la tendencia negativa en la que está sumida la organización, que recibe pocas simpatías ahora mismo, y que en el último proceso de primarias al que se enfrentó la izquierda, en este caso en Valencia, Compromís recibió 26.000 votos para participar. En frente, los sólo 3.000 que movilizó Podem en las suyas.
Pero Sumar defiende su independencia y su manera de hacer las cosas, sin interferencias externas. «Fue la primera organización con la que contactamos, allá por enero. Fue la primera con la que nos reunimos y con la que más reuniones hemos hecho. Desde un principio se planteó la negociación para llegar a un acuerdo para las elecciones generales pero cuando se anunció el acto del 2 de abril ellos decidieron cambiar sus tiempos», lamentan fuentes de la organización.
«Nos hubiera gustado que estuvieran en Magariños pero tomaron esa decisión y sólo podemos respetarla. Lo importante es seguir hablando como venimos haciendo desde enero«, indican.