De Burgos a Huelva: las 12 provincias donde el voto a Vox no se traduce en escaño y favorece a Sánchez
La estrategia del PP es volcarse en esos territorios de manera "especial" al suponer esos diputados el diferencial en la meta: "Conseguir el cambio"
La campaña electoral del 23J ya ha llegado a un punto de inflexión y lo ha hecho sin llegar siquiera al ecuador: el empuje que el cara a cara entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez ha otorgado al Partido Popular ha hecho que en Génova las sonrisas se multipliquen y, aun con la llamada a la calma y a no dar el partido por ganado, sepan que han cruzado el Rubicón. Esa ansiada mayoría suficiente, tan cacareada, está más cerca que hace dos días.
Es la reflexión del equipo directivo de Génova e incluso del propio Feijóo, según trasmitió este martes en una conversación informal con periodistas tras un mitin en Ciudad Real. Pero hasta llegar a ahí falta un elemento clave en las cuentas que se hacen en la séptima planta de la sede nacional del Partido Popular: cómo unir todo el voto de la derecha en torno a su papeleta para que cristalice «el cambio».
No es cuestión de sensaciones, o, al menos, no sólo: los datos sobre los votos en provincias medianas en las últimas elecciones generales -noviembre de 2019- y los sondeos más recientes, como el publicado este mismo miércoles por Gad3, dejan una ecuación que tiene un ganador claro sobre la mesa: el bloque de la izquierda y, en espacial, el PSOE.
Ahí hará el PP un «trabajo especial»
Hay hasta una docena de provincias que son ahora el foco de la acción electoral del PP, según ha podido saber ECONOMÍA DIGITAL, donde se hará un «trabajo especial». Ahí hay sobre diez escaños que los populares podrían capitalizar pero no así Vox, por lo que los votos del bloque de la derecha servirían para apuntalar a Pedro Sánchez, siguiendo la lógica de la ley electoral y el sistema D’Hont que rige en nuestro país.
De todas las provincias que reparten cuatro diputados, en la mayoría –Burgos, Cáceres, León, Lugo, La Rioja, Orense, Salamanca y Albacete– en 2019 hubo un voto importante a la formación de Santiago Abascal pero no se tradujo en escaño.
En el caso concreto de Lugo, por ejemplo, Vox tuvo 14.000 votos en 2019. Si esos 14.000 votos los tiene el PP, los populares obtienen tres escaños y el PSOE uno; si va a Vox, dos para el PP y dos para los socialistas.
2-2 ó 3-1
Así, en la actualidad, de los cuatro que corresponden a cada uno de estos territorios dos caen del lado del PP y dos del PSOE. Así, si los votos de Vox se aglutinaran en la papeleta popular, se rompería la dinámica y se llevaría tres el PP y sólo una el PSOE.
Para completar el club de esas provincias faltan dos: Lleida y Álava, pero en ellas no se cumple el modelo porque concurren también partidos independistas y regionalistas.
También están en el mapa de acción especial del PP Cantabria, Huelva, Jaén y Badajoz. Todas ellas, además de Castellón, Ciudad Real, Valladolid (ahí el voto de Vox sí capitaliza) y Navarra (entra Bildu en la ecuación), reparten cinco escaños.
El PP, en torno a 150 escaños
¿Cuál es la relevancia? En la fotografía demoscópica actual, postdebate, publicada por Gad3, entre PP y PSOE hay 44 diputados de diferencia. El primero obtendría 153 frente a los 109 del segundo. Pedro Sánchez baja por primera vez del 28% de los votos y la creencia de que será presidente ha bajado en una semana del 21% al 15%. En el caso de Feijóo, sube del 63% al 69%.
Diez escaños pueden significarlo todo para el PP, porque ya no sólo implica sumarlos para ellos, sino restárselos a los socialistas. Para Vox, además, siguiendo la lógica de Génova y expuesta por Feijóo en sus mítines, esos votos no se sirve para nada, quedan en la nada, porque no llegan «ni de coña». «Todo el voto de Vox ya no es útil, es voto directo a Pedro Sánchez, es lo que hace que el PSOE mantenga el segundo escaño», explican las fuentes consultadas a este periódico.