El nuevo desplante marroquí a Sánchez: la invitación de Mohamed VI “no es inminente”

Marruecos sabe de la tensión en el seno del Gobierno por el Sáhara y continúa manifestando su voluntad de hacerse con Ceuta y Melilla

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A pesar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho de su influencia y perfil internacional una de sus grandes bazas a la hora de enfrentar duelos políticos y sustanciar su propuesta de cara a la reelección tras estos cuatro años de legislatura, hay un socio estratégico que no consigue que reaccione del todo bien: Marruecos. Tanto es así que, pese a las recientes visitas a China, a Iberoamérica y la ruta preparatoria por todos los países de la UE antes de asumir la presidencia de turno comunitaria, Moncloa ya admite que «no es inminente» que Mohamed VI sustancie la invitación a Sánchez, tras haberle dado plantón en febrero.

En aquella ocasión, horas antes de celebrarse la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los Gobiernos de ambos países, el monarca alauita excusó su presencia alegando que se encontraba en el extranjero. Moncloa trató de maquillar lo sucedido y anunció que el rey marroquí había acordado recibir a Sánchez en un tiempo próximo en Rabat, pero, dos meses después, no se espera que suceda. Como mínimo, no pasará antes del verano.

De hecho, el resultado de esa RAN será uno de los temas que este miércoles centrará la intervención del presidente Sánchez en el Congreso a petición propia, que apuntalará con otros dos encuentros sobre los que sí le apetece a Moncloa hablar: Ucrania y China. Porque la polvareda que ha levantado las declaraciones de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, afirmando que Marruecos «es una dictadura» y que si ella se hace con el poder corregirá la posición de España, sigue.

La relación con Marruecos «está dando rédito»

Tanto es así que no sólo la ministra de Educación y portavoz del PSOE, Pilar Alegría, la desautorizó este lunes, encuadrando las declaraciones como una «postura personal» y recordándole que el Gobierno «es un órgano colegiado», sino que este martes la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, fue más allá al aseverar que España mantiene su relación con Marruecos tal y como se estableció en la declaración conjunta de ambos países suscrita en abril del pasado año.

España va seguir trabajando «bajo los principios de colaboración y respeto mutuo» con el país alauita, zanjó Rodríguez. Fuentes del Gobierno indican en privado que el debate a este respecto «no es» -o no debe ser- «difícil». «No es sólo una posición pública, es un refrendo de acuerdos que está dando rédito…», insisten. En cuanto a poner fecha, no son tan claros. Sólo quieren decir que «el viaje se producirá».

El Sáhara o Ceuta y Melilla

El asunto no es menor: la tensión que se vive en el seno del Gobierno a este respecto, siendo uno de los mayores puntos de fricción entre el socio mayoritario, el PSOE, con el minoritario, Unidas Podemos, no es ajena para Marruecos. No sólo por el Sáhara -con el que Sánchez que protagonizó un cambio de postura histórico de España, esencial por su simbolismo para la lucha de la autonomía para el territorio-, sino también por Ceuta y Melilla.

Precisamente, hace ahora diez días, la ministra de Defensa, Margarita Robles, tuvo que manifestar «con total contundencia», que «Ceuta y Melilla son españolas». Lo hizo en contestación al presidente de la Cámara de Consejeros del Parlamento de Marruecos, Enaam Mayara, también miembro del Comité Ejecutivo del partido nacionalista marroquí Istiqlal, que forma parte del tripartito que encabeza el Gobierno de Marruecos.

El dirigente marroquí las considera ciudades «colonizadas» y llamó a recuperarlas a través de la negociación. «Ceuta y Melilla son tan españolas como Zamora o Palencia y no hay nada más que discutir sobre ese tema», despachó Robles.

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