La piedra en el zapato de Sánchez: la ley de vivienda se convierte en la tramitación más larga de la legislatura
El proyecto de ley ya tardó en salir del Consejo de Ministros. El texto llegó al Congreso en febrero de 2022, pero se reactivó hasta enero de 2023
No ha habido negociación desde la formación del Gobierno hace ahora cuatro años, desde el inicio de la legislatura, que no haya incluido a la Ley de Vivienda. A pesar de haber sido la estrella de las negociaciones e incluso «condición indispensable» para que Unidas Podemos diera su sí a las cuentas públicas desde hace tres años, el proyecto que estaba concebido para ser el colofón político del primer Ejecutivo de coalición sigue atascado.
Todas las partes implicadas, incluidos los socios, ERC y Bildu, saben que es cuestión de tiempo que salga adelante, y que en esta ocasión no puede suceder como con la reforma de la ley Mordaza, que cayó sin acuerdo. Pero en los matices de las propuestas cruzadas aún se encuentra el embrollo y ha conseguido ser la tramitación más larga de un proyecto de ley de estos cuatro años.
¿Cómo se explica esto? Fuentes de la dirección de Podemos afirman en conversación con Economía Digital que «en todos los momentos que se ha podido hacer palanca en la negociación [para que sea una ley más ambiciosa], se ha hecho». De hecho, ha estado en todos los PGE dentro de los compromisos adoptados por el PSOE. En la primera ocasión, se consiguió dentro de la negociación de las cuentas públicas que Unidas Podemos fuera también coproponentes de la legislación. En la segunda negociación, el texto que salió del Consejo de Ministros. Y así sucesivamente.
La intervención del mercado del alquiler
El texto empezó a gestarse en el Ministerio de Transportes que dirigía José Luis Ábalos. Ahí, según fuentes de Podemos, la regulación del alquiler «era la bestia negra». Pero lo cierto es que con el paso de las semanas se han ido dando pasos en este sentido, que culminaron, al albur de las medidas para paliar las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania, con la «intervención masiva» del mercado con la limitación de la subida interanual al 2%.
El escenario que se planteaba al inicio de la legislatura es muy distinto al actual, y por eso la ley de Vivienda también ha evolucionado. Fuentes de la negociación señalan a Economía Digital que, gracias a la pandemia, se han dado pasos, con reticencias, que parecían imposibles. Por ejemplo, se paralizaron los desahucios.
Ahora, de hecho, uno de los puntos de fricción y que faltan para desencallar la norma es precisamente garantizar que no hay lanzamientos hipotecarios sin alternativas habitacionales, además de la formación del índice que regule la subida interanual ya mencionada.
«El PSOE asumirá lo que al principio no tragaba»
«Han ido viendo lo que se ha podido poner en marcha y observar que, protegiendo a los inquilinos, España no se cae», guiñan desde Podemos. «El método de convencer al PSOE no ha sido otro más que la gota malaya», ríe, «el PSOE asumirá lo que al principio no tragaba».
El proyecto de ley ya tardó en salir del Consejo de Ministros por diferencias entre los dos socios de Gobierno. Finalmente, el texto llegó al Congreso en febrero de 2022, pero no fue hasta un año después, en enero de 2023, cuando la Comisión de Transportes reactivara la tramitación parlamentaria en una sesión a puerta cerrada de apenas media hora en fase de ponencia.
Ahora la intención es reactivar la tramitación cuando pase Semana Santa. Estos plazos supondrían que la norma sería aprobada en el Congreso antes de las elecciones autonómicas y municipales, pero no el Senado, por lo que su entrada en vigor definitiva y su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) se pospondría a después del 28 de mayo.