| Entrevista a Ernest Maragall

«Debemos decidir cuántos turistas caben en Barcelona»

Ernest Maragall, candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona, explica a Economía Digital que el ayuntamiento debe abandonar el "conflicto bélico" con inmobiliarias y hoteleros

Ernest Maragall, candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona. Imagen: ERC

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Llegamos tarde a la entrevista. Las mismas obras que evidencian que estamos en año electoral también saturan el tráfico y bloquean el autobús en la calle València, cerca ya de la sede de campaña de Ernest Maragall, en Sardenya con Gran Via. El candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona espera sin esperar, trabajando con su equipo de cara a una campaña que aunque oficialmente no ha empezado, la realidad es que el prepartido está siendo muy intenso.

Maragall es el más veterano de los candidatos, y no solo porque naciera en enero de 1943 sino porque ha estado vinculado al Ayuntamiento de Barcelona desde los 60 y tuvo responsabilidad política en los 90, cuando su hermano Pasqual Maragall era el alcalde, lo que se nota en su conocimiento de la evolución y la transformación de la ciudad. Ernest también podría haber sido alcalde hace cuatro años, pero los pactos lo impidieron. Ahora quiere volver a ganar y que, esta vez sí, «le dejen» gobernar su ciudad.

Pregunta: ¿Qué es lo primero que hará si es alcalde? 

Respuesta: Empezar a tomar decisiones en todos los ámbitos. Hay que mandar un mensaje de cambio de etapa, de que la ciudad vuelve a contar con un ayuntamiento amigo, cercano, fiable, dispuesto a compartir y construir conjuntamente. 

Si gana, ¿con quién estaría dispuesto a gobernar? 

Tenemos que ser respetuosos con la decisión de la ciudadanía, ver cuál es el mensaje que nos manda y cuál es el dibujo que nos deja. Ahora tenemos esta presunta igualdad y por eso la campaña es más interesante. Lo importante es que haya un gobierno que salga de la capacidad de concretar una visión de ciudad, que es lo que no tenemos. Nos hemos acostumbrado a no tener un gobierno conjunto, lo que tenemos es un reparto de poder, sillas y presupuestos entre dos fuerzas. 

Si no gana, ¿haría alcalde a Xavier Trias, Jaume Collboni o Ada Colau? 

Solo me planteo ganar y estoy convencido de que ganaremos, y luego tendremos que ver los resultados, qué nos dicen los electores, e interpretarlo. Somos cuatro que estamos igualados pero no somos iguales, somos muy distintos, y ahora nos toca distinguirnos. 

«Trias y Collboni han empezado a negociar en vivo y en directo y a intercambiar condiciones que no tienen mucho que ver con Barcelona» 

¿Teme que le vuelva a pasar lo mismo que hace cuatro años, cuando ganó pero no pudo gobernar porque Manuel Valls, que dijo haber venido a echar a Ada Colau, la hizo alcaldesa? 

No es que no pudiera, es que alguien decidió que no tenía que ser alcalde. 

¿Quién? 

Unas determinadas fuerzas políticas y unos determinados poderes, propios y ajenos, que hicieron de todo para que yo no fuera alcalde pese a haber ganado. Lo que no se entiende es que en vez de hablar de Barcelona, se hable de cómo conseguir mandar. Yo diría a los ciudadanos que no se dejen engañar, que la cuestión no es si PSC y PP se pondrán de acuerdo, de la mano de Junts, que es lo que está sobre la mesa. El otro día en un debate, Xavier Trias y Jaume Collboni empezaron a negociar en vivo y en directo, intercambiando condiciones, y además ninguna tenía mucho que ver con Barcelona. 

Clima empresarial e inversiones

Ernest Maragall, candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona. Imagen: ERC

¿Qué hará para recuperar la confianza empresarial y que haya más empresas que quieran invertir aquí? 

Los datos indican lo contrario, lo que pasa es que la situación económica en la ciudad tiene más que ver con decisiones económicas internacionales, del Gobierno español y de la Generalitat de Catalunya. Pero Barcelona está creciendo más que la media de Cataluña, de España y de la Zona Euro, y desde hace años, desde 2017. 

Pero si comparamos con Madrid, salimos perdiendo. 

Si comparamos con Madrid, veremos que la creación de empresas de la nueva economía es muy superior en Barcelona. 

Ya, pero solo en nueva economía… 

Es que lo que tenemos que hacer es ir en esa dirección y constituir un foco de crecimiento vinculado a esta economía, y a otras, y en cambio es obvio que tenemos que reducir la dependencia de la economía de bajo valor añadido, que depende demasiado explícitamente del turismo. Es muy importante mantener el turismo, pero es obvio que necesitamos añadir tres sectores potentes. 

¿Qué sectores? 

La economía del conocimiento. Este es un claro ámbito en el que podemos crear empleo de alto valor añadido. No porque Barcelona necesite muchos más puestos de trabajo, lo que necesita son mejores puestos de trabajo. El segundo es todo lo que tiene que ver con la vivienda, poner sobre la mesa nueva vivienda, usar el suelo disponible, hablando con el sector privado, acordando unas reglas del juego y un ritmo inversor, y se pueden hacer 20.000 viviendas en el mandato, 5.000 al año, y hay que apostar por el concepto vivienda asequible y protegida, para que los jóvenes tengan la opción de acceder en vez de la obligación de irse fuera de la ciudad, que es lo que está pasando. También es importante a nivel económico la rehabilitación.

«El Gobierno socialista no ha hecho el menor gesto para que las empresas catalanas vuelvan a Barcelona»

¿En qué sentido?

El stock de viviendas está muy abajo en eficiencia energética, por lo que hay una necesidad y oportunidad de dedicar recursos, desde la iniciativa privada, y más si añadimos el concepto transición energética, renovables, comunidades energéticas, etc. Y el tercero es la economía de la salud, que podría ser una pata de la economía del conocimiento, por la parte de la investigación, pero que tiene mucha urgencia tras la pandemia. Por tanto, tenemos muchas posibilidades de despliegue económico de la ciudad mejorando el mix del PIB y la productividad, porque tenemos un problema de competitividad. 

¿Cuál? 

No podemos seguir compitiendo en salarios bajos. Por eso apostamos por el salario mínimo de ciudad, que es un concepto clásico, acreditado, aplicado con éxitos en las mejores ciudades de Estados Unidos y que tiene todo el sentido si queremos revertir las desigualdades actuales, que es que el salario mínimo, en términos de capacidad real, es un 20% inferior a la media del Estado. 

¿Le preocupa que las empresas que se fueron tras el 1-O no vuelvan? 

Empecemos por derogar el decreto que decía a las empresas “venid, iros de Cataluña”. Llevamos cinco años de Gobierno socialista y no han hecho el menor gesto por modificarlo. Si desde una visión de Estado se quiere colaborar, empecemos por ahí. Pero los datos aportan evidencias de que estamos creando más empresas en Cataluña que en Madrid, estamos atrayendo más inversión extranjera, estamos atrayendo más tecnología, es decir que primero veamos el panorama real, y después sí, de acuerdo, hagamos la gestión política adecuada para que las empresas que quieran lo hagan de una forma natural. 

Vivienda y turismo

Habla mucho de vivienda asequible: ¿se refiere a alquiler, VPO o a qué exactamente? 

Hablamos de oferta. Una cosa es la oferta nueva de vivienda asequible y otra como gestionamos un mercado que por falta de oferta, de todo tipo, libre y asequible, está tensionado e inflado artificialmente. Más del 40% de las familias tienen que dedicar más del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler o la hipoteca, y esta es la señal de alerta. La ley de alquileres nos ayudará, pero tenemos que definir bien qué son las zonas tensionadas, tener capacidad de conexión con el mercado de alquiler, huir de este conflicto que expresa el actual gobierno municipal con el sector inmobiliario, casi de conflicto bélico, etc. Hay mucho que hacer, pero ahora al menos tenemos una ley que nos da unos cuantos años de capacidad de gestión.  

«Hay que huir del conflicto bélico que el gobierno municipal plantea con el sector inmobiliario»

La nueva vivienda, ¿en qué régimen tiene que ser? 

Necesitamos oferta nueva de vivienda libre y de vivienda protegida y asequible, y se puede hacer. En Barcelona hay suelo para al menos 25.000 viviendas nuevas, y con una determinada visión urbanística, puede haber más. No hace falta que sea toda pública, pero tiene que aparecer nueva oferta, con unas reglas del juego, acordadas y compartidas, que faciliten la inversión privada en vez de disuadirla, como hasta ahora. Eso significa poner al día lo del 30% y que en vez de ser un freno absoluto, sea un dinamizador de la inversión. 

¿Por qué no ha funcionado la obligación de reservar el 30% de las nuevas promociones a vivienda pública? 

No ha funcionado porque se ha definido mal y se ha gestionado peor, y se ha terminado convirtiendo en el 30% de cero. 

«En Barcelona hay suelo para 25.000 viviendas nuevas, y puede haber más, pero hay que tomar decisiones» 

¿Hay suelo para 25.000 viviendas nuevas en Barcelona en cuatro años? 

Sí, hay zonas, como Besós-La Sagrera y La Marina al límite con la Zona Franca. Pero insisto en que tenemos posibilidades de tomar decisiones urbanísticas para crear más: hay suelo reservado para equipamientos que podría terminar destinado a vivienda protegida y asequible. Son herramientas que tenemos pero que no se están usando. Se han hecho 2.300 viviendas en ocho años. Ya sé que la Generalitat tampoco ha cumplido, pero ahora, desde hace seis meses, la consejería de Territori ya no está en manos de Junts sino de ERC, así que ahora tendremos un aliado explícito en este terreno, y es otro campo en el que la alianza entre Generalitat y Ayuntamiento es imprescindible. 

Todos los candidatos hablan de turismo de calidad, pero, ¿cómo se consigue? 

Renunciando a la barra libre. El señor Trias empezó en 2011, fruto de una necesidad quizá, porque “eran los años de la crisis y todo valía para crear empleo, viva el turismo y viva el low cost”, y eso nos ha llevado a la situación actual, en la que es obvio que el turismo es desmesurado, solo hay que ver la proliferación de pisos turísticos en esos años. Esta deriva, que la señora Colau y el señor Collboni no han sido capaces de revertir, hay que pararla. 

¿Y cómo se soluciona? 

Tenemos que ver la oferta que tenemos, la capacidad que tenemos, el presupuesto que tenemos, qué regulación podemos añadir o mejorar, qué aeropuerto necesitamos, qué política de estímulo necesitamos, como combatimos la masificación, es decir cómo decidimos dejar de ser ciudad de souvenirs. 

¿Hay que reducir el número de turistas? 

Pues ahí hay un tema de fondo: la ciudad debe decidir cuánta gente cabe, qué capacidad de acogida tenemos como ciudad, teniendo en cuenta la masificación que sufren algunas zonas, como Ciutat Vella o la Sagrada Familia, que genera incidencias como las de los búnquers del Carmel. El turismo es un fenómeno que si lo dejas a su libre albedrío, genera efectos secundarios, contradicciones, contraindicaciones y una degradación del espacio público y de la ciudad. Y para eso está la tasa turística, que impulsó ERC, que este año generará 72 millones y a partir del que viene, unos 100 millones al año, por lo que tendremos 400 millones para actuar en la mejora de la gestión del turismo, en mantenimiento, recuperación del espacio público, en políticas de dignificación de Ciutat Vella, urbanísticas y de vivienda. 

«Barcelona se ha convertido en una ciudad de souvenirs y franquicias» 

¿Hay que delimitar zonas turísticas con otros horarios comerciales? 

Hay que hacer planes de usos que eviten que la tipología comercial se concentre en dos o tres tipos de comercio que están expulsando al comercio de proximidad. Estamos perdiendo la identidad, nos estamos convirtiendo en una ciudad franquicia, o souvenirs o franquicia, no sé qué es peor, o ambas cosas a la vez. Eso hay que pararlo. 

¿Qué hará con la moratoria hotelera? 

Tenemos que sentarnos con los hoteleros, y ya lo he hecho. Pero una parte importante es que Barcelona se tiene que hacer valer, porque el concepto low cost lo contagia todo, desde el aeropuerto y los vuelos hasta el tipo de turismo y el uso de la ciudad, que se acaba degradando y rebajando. Los hoteleros son un sector fundamental, por lo que tenemos que llegar a un acuerdo con ellos, los necesitamos mucho porque son imprescindibles para articular una propuesta de turismo de calidad. Eso significa tener una oferta que tienda a ser de categoría media alta, tener bien regulados los pisos turísticos, etc. Si eso significa revisar los límites actuales, no tengo a prioris, ni ideológicos ni dogmáticos. 

«Necesitamos mucho a los hoteleros, son imprescindibles para que tengamos un turismo de calidad» 

¿Los cruceros se tienen que limitar o gravar? 

Hay que gravarlos medioambientalmente, que ya se está haciendo, pero lo que hay que hacer es lograr cada vez un mayor porcentaje de cruceros con origen o destino en Barcelona en vez de cruceros de tránsito. Creo que en eso estaremos todos de acuerdo. Pero hay que gestionarlo, hay que ver donde llegan, donde van los autobuses, porque ahora pasa como un fenómeno natural imparable, no llueve pero llueven cruceristas.  

Aeropuerto y movilidad 

Ernest Maragall después de la entrevista con Economía Digital. Imagen: ERC

¿Hay que ampliar el aeropuerto? 

Hace falta el aeropuerto que la ciudad necesita para servir a la economía que comentábamos, la economía del conocimiento. Es un instrumento, y necesitamos más conexiones. La bioingeniería, la alta tecnología, los chips, el automóvil, todo eso demanda conexiones intercontinentales, porque son empresas que tienen que estar conectadas con Extremo Oriente o California, por ejemplo. Pedimos un aeropuerto que tenga eso, y eso demanda una revisión global de nuestra capacidad y concepción de sistema aeroportuario, repartir bien los usos y reducir los vuelos de corto radio.  

¿Eso se soluciona con la nueva pista? 

Eso se soluciona con las adaptaciones técnicas que surjan del grupo de expertos de la Generalitat, que analice las propuestas, su coste/beneficio, y que permita a las instituciones tomar la decisión, y tomarla desde aquí. Todo esto viene de que hace 20 años nos quitaron la decisión sobre el aeropuerto, que se decidió que fuera un aeropuerto low cost gestionado por una gran empresa pública con accionistas intereses que decidían en función de los dividendos que generaban.  

«Necesitamos un aeropuerto con más conexiones intercontinentales y menos vuelos de corto radio»

¿Cuál tiene que ser el papel del coche en Barcelona? 

Tenemos que pensar en el conjunto de la movilidad y está vinculado también al cambio de modelo energético. Tenemos que electrificar y reducir el número de coches. Hay que actuar urgentemente en las infraestructuras ferroviarias, la red de Rodalies, porque ese es el escándalo de la movilidad de Barcelona. En Barcelona hay 1,1 millones de empleos, la mitad de los cuales son ocupados por ciudadanos que no residen en la ciudad, por lo tanto les pedimos que vengan, les necesitamos, les queremos. Y a continuación lo que hacemos es ponérselo tan difícil como podemos. Por lo tanto, hay que actuar en movilidad, no hay que esperar que Rodalies vaya bien. 

¿Qué hay que hacer? 

Tenemos que reducir el tránsito privado ofreciendo mejores condiciones a todas las modalidades alternativas de transporte individual pero también las de transporte colectivo. Por ejemplo, no tenemos coche compartido, ni un proceso de electrificación de la movilidad privada mínimamente digno, ni mucho menos los cargadores de coches que deberíamos en los parkings de la ciudad, que mira que hay parkings, y tenemos empresas de cargadores punteras aquí, que están exportando a medio mundo. Y como el Ayuntamiento de Barcelona ha dimitido del Área Metropolitana, no se actúa en ese ámbito. Hace falta una red potente de autobuses interurbanos, eléctricos, que conecte transversalmente y radialmente desde Vilanova hasta Mataró, o del Baix Llobregat al Vallès.  

¿Seguirá con las superilles? 

Las superilles se han convertido en una marca y es un marketing electoral. La primera que recuerdo es de hace 50 años en el Portal de l’Àngel, y seguramente es la mejor definición del concepto. Las que se han hecho ahora hay que ver si funcionan bien o no. La del Poble Nou, la primera, ahora está empezando a tener problemas.  

O la polémica con la de Consell de Cent…  

Más que una superilla es un eje verde, pero tal como se están planteando, no son una solución ni para la ciudad ni para el Eixample. No digo que no pueda ser bonito, agradable caminar por esa calle, pero no resolveremos la cuestión a golpe de maravillas puntuales, especialmente si generan efectos negativos en paralelo, seguramente no deseados, pero imparables: hay vecinos que se están yendo de Consell de Cent porque no pueden pagar el alquiler renovado después de la pacificación del espacio. 

«Generaremos cuatro veces más espacio público para los viandantes que los ejes verdes y las superillas»

¿Cuál es su alternativa? 

Una actuación global, también desde un punto de vista de pacificación, de mejorar la proporción de espacio para los transeúntes y reducir la de los coches. Estamos en 60% para coches y 40% para viandantes, tenemos que pasar a 40-60, y no solo a 10 calles del Eixample sino a toda la ciudad. El Eixample es una maravilla, con esas calles de 20 metros de ancho se puede garantizar un espacio suficiente para los viandantes y para coches, quizá con algún carril menos, pero seguirá habiendo espacio para coches, y también carril bici. Y las calles más estrechas, prioridad para transeúntes, que los coches puedan pasar, despacio, para ir al parking. Esta propuesta generará cuatro veces más espacio público para los viandantes que los ejes verdes que se están haciendo.  

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