Garamendi ultima un giro autoritario en CEOE ante la pasividad de los críticos

La comisión de régimen interno aprobará levantar el límite de dos mandatos, exigir más avales a las candidaturas alternativas y evitar el voto de castigo al presidente

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Antonio Garamendi dará este jueves un paso definitivo en su giro autoritario en CEOE. Está previsto que la comisión de régimen interno dé el visto bueno al cambio estatutario que le permitirá eternizarse en la presidencia y dificultar la aparición de alternativas sin que los críticos levanten la voz internamente. Solo quedará la aprobación en asamblea, que también se adivina un trámite pues ni siquiera Foment del Treball parece dispuesta a oponerse al golpe de Garamendi

La comisión de régimen interno de CEOE dará este jueves su punto de vista de los cambios en los estatutos que propone el presidente de la patronal. El más mediático ha sido levantar la limitación de dos mandatos, lo que le permite no solo un tercero sino estar los años que quiera mientras nadie le venza. Y esto último también será más difícil, pues las otras modificaciones estatutarias dificultarán la presentación de candidaturas alternativas. 

Garamendi cambiará al menos tres artículos además del que fija el límite de mandatos, según ha podido saber Economía Digital. El primero de ellos es el 37, que establece que las candidaturas a presidente se pueden presentar hasta 15 días antes de las elecciones; con el cambio serán 30 días, a priori para que dé más tiempo a contar y comprobar los avales y proclamar antes a los candidatos. 

Precisamente los avales y apoyos para presentarse a las elecciones también se endurecen. Se trata del artículo 39, según el cual el precandidato debe contar con el aval de un mínimo de 20 vocales pertenecientes a, al menos, cuatro de las organizaciones socias de CEOE, para ser designado candidato. La intención de Garamendi es incrementarlo, lo que dificultará que patrones con ganas de presidir CEOE den el paso y pone en bandeja al directivo vasco no solo mantener la presidencia sino también tener ordenado el gallinero.

Pero el cambio que quizá está levantando más polvareda es el del artículo 42, pues quiere eliminar la opción de emitir un voto de protesta al candidato. Dicho artículo dice lo siguiente: “En el supuesto de que la mesa electoral admitiera como válida una única candidatura, dicho candidato podrá ser proclamado presidente sin necesidad de abrir la votación prevista en este artículo, si así lo decidiera por unanimidad la nueva asamblea general”. La modificación será sustancial. 

Garamendi suprimirá la última parte, “si así lo decidiera por unanimidad la nueva asamblea general”, que es lo que permite que si solo un miembro de la asamblea lo pide, se pueda votar y, así, los miembros que no estén de acuerdo con el candidato único pueden expresarlo en las urnas. Tras la modificación, el candidato se elegirá por aclamación sin opción de voto contrario siempre que no tenga rival en las urnas. 

Los críticos a Garamendi, en horas bajas

En resumen, tras esta modificación, que tendrá que ser votada en asamblea, Garamendi podrá volver a presentarse las veces que quiera, quien desee plantarle cara tendrá que armar una candidatura antes y con más apoyos y, si no tiene rival, nadie podrá mostrar un voto de castigo porque, directamente, no se votará. Se mire por donde se mire, la democracia interna en CEOE queda tocada, y así lo entienden algunas organizaciones de varias comunidades, pero no van a levantar la voz porque temen quedarse en minoría. 

Josep Sánchez Llibre ya lo intentó con la candidatura de Virginia Guinda –que quizá tras el cambio en los estatutos ya no podría presentarse– y la sensación en Foment es que les dejaron solos. Otras patronales críticas, como Faconauto –cuyo presidente se tiene que marchar precisamente por limitación de mandatos–, Anfac, Cepyme, Asaja y, sobre todo, CEIM, no se mojaron por Guinda o directamente, como Miguel Garrido (CEIM), cambió de bando para ascender en la jerarquía de CEOE, si bien su vicepresidencia primera no le ha servido a la práctica para que Garamendi cuente con él en la toma de decisiones. 

Garamendi y Cuerva en el Congreso. EFE/Ballesteros

Es por ello que la patronal catalana pasará de puntillas por los cambios estatutarios. En la reunión de la comisión de este jueves, en la que tienen un representante, Alfonso Vilà, su plan es escuchar, asentir y mojarse lo mínimo, y de cara a la asamblea donde se vote, todavía tienen que decidir su posicionamiento pero fuentes cercanas a Sánchez Llibre ven probable que ni siquiera tome una decisión como organización y dé libertad a sus vocales. 

La postura de Cepyme es una incógnita, pues Gerardo Cuerva, como Sánchez Llibre, no asistió a la reunión que Garamendi celebró con los vicepresidentes de CEOE el pasado jueves. Hay cierto malestar entre la patronal de pequeñas y medianas empresas, pero se da por hecho que tampoco alzarán la voz contra los cambios estatutarios. Y por lo que respecta a CEIM, Garrido ya mostró todo su apoyo a Garamendi en dicha reunión, como el resto de vicepresidentes

La hoja de ruta de Garamendi

Garamendi sigue una hoja de ruta que muchos ven clara: eternizarse en CEOE. “Puede quedarse hasta que le dé la gana”, lamentaban fuentes empresariales a Economía Digital, convencidas de que es su intención, emulando a José María Cuevas, que fue presidente de CEOE durante 23 años (entre 1984 y 2007, después de ser seis años secretario general). “No tiene actividad empresarial y con el sueldo que cobra aquí, se va a quedar lo que él quiera”, añadían. Percibe 350.000 euros al año, como adelantó este medio, y este año lo regularizó y se lo subió.

El presidente de CEOE dijo hace unos días en una entrevista a El Mundo que el levantamiento de la limitación de mandatos no es para presentarse él y que no tiene decidido si lo hará, pero ninguna de las fuentes consultadas duda de que es su fin último. Tampoco sería la primera vez que esconde sus intenciones: antes de las elecciones de noviembre, Economía Digital publicó que quería eliminar el límite de mandatos y Garamendi lo negó en otra entrevista, pero seis meses después de ganar, ha dado el paso. 

El límite de mandatos, dicho sea de paso, lo instauró su antecesor, Juan Rosell, para evitar otro caso Cuevas. Garamendi, entonces vicepresidente y principal opositor, le apoyó para asegurarse la sucesión. Lo irónico del caso es que después, el presidente de CEOE y sus afines se colgaron la medalla de haber forzado a Rosell a limitar los mandatos, medida que ahora hará volar por los aires para perpetuarse al frente de la patronal sin contestación. 

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