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Morir con las botas puestas  

Cada día que pasa, se va definiendo con mayor claridad la senda emprendida por el PP y el PSOE para conseguir ganar las próximas elecciones generales. El PSOE trabaja incansablemente para convencer a los ciudadanos de que la agenda social, la España plural y la Europa solidaria son el único camino para lograr detener a la derecha. El PP acentúa cada vez más su agenda económica para que el Estado se inmiscuya lo menos posible en la vida de las personas y alerta del peligro de una agenda social que debilita las libertades.

El PSOE apuesta por concurrir a las elecciones con dos fuerzas políticas de izquierdas, Sumar y Unidas Podemos, que deberán unirse para lograr unos buenos resultados electorales, para no dividir ni enfrentar a sus votantes; y el PP deja espacio a Vox y Vox al PP como paso previo para lograr acuerdos postelectorales tras las elecciones municipales, autonómicas y generales. Se van dibujando dos claros espacios antagónicos, en los que cada uno de los contendientes sabe que para lograr sus objetivos debe estar dispuesto a morir con las botas puestas, cumpliendo sus deberes ideológicos a riesgo de perder las elecciones.  

PP y PSOE

Hace aproximadamente un año, tanto el PSOE como el PP intentaban actuar para lograr que los ciudadanos percibieran sus fuerzas políticas como centradas y moderadas. El objetivo era mostrarse ante la sociedad como fuerzas tranquilas.

El PP representaba una fuerza tranquila para el cambio y el PSOE una fuerza tranquila o coalición tranquila capaz de reeditar sus triunfos electorales. Se creía entonces que era posible evitar que la agenda política erosionara a los partidos y tener que refugiarse en sus castillos ideológicos para garantizar su continuidad política. Hoy vemos como el PSOE necesita articular un relato ganador de la izquierda, de la misma manera que lo precisa el PP de la derecha.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. EFE/ Juanjo Martín

En las próximas elecciones generales volveremos a ver enfrentadas dos ideas de España distintas, donde lo importante será acentuar al máximo el posicionamiento de los españoles y hacerles responder a la siguiente pregunta: ¿En qué bando estás? Esta pregunta remite a movilizar el voto moral, identitario, patriótico y de defensa de los valores democráticos. Bajo esta pregunta subyace la idea de determinar el voto de los ciudadanos como un voto de perdedores o de ganadores.

Una vez más, se trata de armar la estrategia de la división, potenciar el antagonismo replicante y estimular la exaltación de las emociones por encima de la razón. El camino trazado conduce indefectiblemente a concluir que avanzamos hacia una campaña que se plantea como una prueba para ver quién está más dispuesto a morir con las botas puestas.