Meritocracia y desigualdades educativas
El novelista francés Honoré de Balzac decía que “la igualdad de oportunidades tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho». La lotería genética, la familia y el código postal marcan, en buena medida, tu desarrollo cognitivo, educación, salud, itinerario formativo y laboral y, en definitiva, tus oportunidades vitales.
¿Pero hasta qué punto el rendimiento educativo de un niño está determinado por el estatus socioeconómico de su familia? ¿Cuál es la diferencia entre España y otros países? ¿Cómo se distribuyen las oportunidades educativas según las circunstancias individuales que están fuera de nuestro control y mérito? ¿Qué políticas públicas pueden mitigar esta desigualdad de oportunidades?
Meritocracia y Educación
Estas son algunas de las preguntas clave que aborda el informe “Meritocracia y Educación: movilidad social y desigualdad de oportunidades”, de la Fundación Cotec e Iseak. El análisis se basa en microdatos de las pruebas PISA, una evaluación estandarizada a nivel internacional destinada a medir las competencias de estudiantes de quince años. Concretamente, se centra en el área de matemáticas, utilizando una submuestra de 35 países y economías regionales.
Según los datos del informe, la mitad de los estudiantes españoles (51%) alcanza un nivel básico de competencia en matemáticas. Sin embargo, el porcentaje baja al 31,6% en los jóvenes que provienen de las familias del quintil inferior de renta y sube hasta el 73,2% en los que pertenecen a las familias del quintil superior. Son más de 40 puntos porcentuales de brecha. Pertenecer a una familia acomodada duplica las opciones de éxito del alumno. Además, los estudiantes desfavorecidos tienen hasta once veces más probabilidades de repetir curso respecto a los estudiantes más privilegiados.
El trabajo también analiza cómo diferentes circunstancias externas influyen en las oportunidades educativas. Para ello, los autores han utilizado técnicas de Machine Learning para generar un índice de Desigualdad de Oportunidades (DOp) que captura la contribución de las circunstancias fuera del control individual (como el género o el país de nacimiento) en el rendimiento de los estudiantes en la prueba de matemáticas de PISA. Construye un contrafactual que aproxima el resultado de los estudiantes si “solamente importan las circunstancias” y no el trabajo del alumno.
En la práctica, evidentemente no es posible observar todas las circunstancias relevantes de los estudiantes. El estudio no considera variables como la genética (que tendrá un impacto en su inteligencia) o el número de hermanos, ni factores como la titularidad del centro o el desempeño educativo de los compañeros de clase.
España se sitúa en el puesto 17
España muestra unos niveles relativamente moderados en el índice de Desigualdad de Oportunidades, donde aproximadamente el 26% de la desigualdad en matemáticas se atribuye al impacto de las circunstancias. Esto coloca a España en una posición intermedia en el ranking (puesto 17 de 35), junto a países como Singapur, Portugal y Estados Unidos. Entre los países con mayores niveles de desigualdad de oportunidades se encuentran los Emiratos Árabes Unidos (41%), Luxemburgo (40%), Israel (40%) y Perú (38%). Por otro lado, destacan como las regiones más igualitarias Macao (9%), Hong Kong (12%), México (16%) y Corea del Sur (17%).
Los resultados indican que el capital cultural, el lugar de nacimiento y el nivel socioeconómico son las circunstancias más importantes. La cantidad de libros en el hogar constituye la circunstancia más determinante. Disponer entre 0-10 libros en casa disminuye el resultado esperado en matemáticas en 51 puntos PISA, mientras que tener más de 200 libros lo aumenta en 22,7 puntos. Es importante recalcar que el número de libros captura el capital cultural y que este resultado no debe interpretarse en clave causal.
Por otro lado, no haber nacido en España se asocia con una desventaja de 15,5 puntos para el estudiante desfavorecido. El índice socioeconómico aparece como la tercera circunstancia más relevante: tener un estatus económico, social y cultural bajo (-1,04) reduce el rendimiento esperado en 14,6 puntos mientras que tener uno alto (1,03) lo aumenta en 15,9 puntos PISA.
A nivel de comunidades autónomas, Castilla y León, La Rioja y Comunidad Valenciana son aquellas regiones donde las circunstancias influyen en menor medida. En Murcia, Canarias, Asturias y Navarra, por el contrario, aproximadamente el 30% de la desigualdad en matemáticas se debe a las circunstancias. En Cataluña y Madrid el 26% y 27% respectivamente.
La genética y la exposición a entornos propicios para el desarrollo de competencias tanto cognitivas como no cognitivas (la habilidad para concentrarse, tener paciencia, perseverar, etc.) marcan el desempeño educativo. Ningún sistema institucional conocido ha logrado paliar por completo las desventajas de los niños que tienen la mala fortuna de nacer en situaciones desfavorecidas. Sin embargo, como hemos visto, existen notables diferencias entre países y regiones en cuanto a la capacidad del sistema educativo de mitigar estas diferencias de partida, facilitando así la movilidad social y la aspiración meritocrática.
En el ámbito educativo, queda mucho camino por recorrer
De este modo, políticas como las medidas de apoyo y refuerzo educativo (por ejemplo, tutorías para el alumnado vulnerable), han demostrado minimizar el impacto de las circunstancias externas en el rendimiento educativo y reducir el riesgo de repetición escolar. Por otro lado, mejorar la gestión y distribución de recursos entre centros educativos, según las necesidades y el perfil y complejidad de su alumnado (financiación por fórmula, disponibilidad de recursos extra, contratos-programa, etc.) es otro instrumento para mejorar la igualdad de oportunidades en el ámbito educativo.
Otro elemento interesante del informe citado es que existe una correlación negativa entre la desigualdad de oportunidades y el rendimiento educativo medio de los países. En otras palabras, mejorar la equidad educativa no necesariamente requiere renunciar al objetivo de lograr la excelencia. Las políticas públicas pueden y deben, por tanto, conjugar eficiencia y equidad en la educación.
El ideal meritocrático es el mejor combustible para la movilidad social, en contraposición a la aristocracia, al clientelismo y a la corrupción. Numerosos trabajos relacionan la meritocracia en el acceso a los cargos, tanto públicos como empresariales, con el progreso económico de los países. Sin embargo, es importante entender que es más un principio rector que una realidad. Y en el ámbito educativo, queda mucho camino por recorrer.