La némesis patriótica
Las elecciones generales del pasado 23 de julio arrojaron un resultado endiablado. La política de bloques dificultaba vislumbrar un escenario claro de estabilidad en un sistema multipartidista en el que los minoritarios partidos periféricos y los extremos de corte populista han hegemonizado la conversación pública.
Un modelo de democracia militante donde, aparentemente, es más importante la construcción de trincheras ideológicas o la imposición de vetos al diálogo con el diferente que la consecución de acuerdos y consensos desde la centralidad y la moderación.
En este escenario, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se ha erigido en el máximo representante de la encarnación clásica de la tesis centrada en la idea de que en que “el fin justifica los medios”. Un precepto según el cual se justifica el uso de cualquier medio necesario, incluso si esos medios son moralmente cuestionables o éticamente dudosos, para la consecución de un fin concreto.
A la vista de los acuerdos firmados por el líder socialista con los nacionalistas vascos y con los independentistas catalanes, contraviniendo los argumentos defendidos vehementemente hasta dos días antes de las propias elecciones generales, parece claro que para Sánchez la consecución del resultado final, su mantenimiento en el poder, se considera más importante que la ética o la moralidad de los métodos empleados para lograrlo.
Esta visión aleja al socialismo español de la tradicional moderación encarnada por la socialdemocracia clásica y les distancia de las posiciones más templadas. Perder el punto de equilibrio para escorarse en posiciones más extremas dejaría un hueco en la sociedad española que necesita ser cubierto. Frente al tensionamiento social, frente a la crispación, frente al creciente malestar, es imprescindible hacer un llamamiento a la mesura, la templanza y la moderación. Un equilibrio al que los griegos clásicos se referían bajo la idea de “sôphrosyne” y que preservaban por medio de la mitología.
Némesis
Némesis, también conocida como la diosa de la mesura, se encargaba de censurar a aquellos que cometían actos de “hybris”, es decir, desmesura o excesos temerarios. Es aquí donde se abre una ventana de oportunidad para el Partido Popular. En ese vacío de moderación, el Partido Popular puede y debe ofrecer una alternativa a esos actos de “hybris” que Sánchez pretende materializar. Evitar que se dinamiten los acuerdos de la Transición, permitir que se respete el espíritu y la letra de nuestra Constitución y asegurar la perpetuación de un Estado de Derecho garante de la igualdad, la libertad y la centralidad está en el ADN de cualquier liberal conservador.
Si en la investidura de Pedro Sánchez el PP ofrece una abstención a cambio de impugnar la amnistía, a cambio de negar que existan españoles de primera y de segunda y a cambio de acordar pactos estructurales en materias como sanidad, educación, pensiones o políticas sociales, Feijóo no solo estará liderando la política nacional, mostrándose la opción útil, sino que, además, estará ejerciendo un patriotismo responsable, capaz de anteponer los intereses generales a los personales. Justo lo contrario a lo que proclama esa falsa idea de que “el fin justifica los medios”.