La izquierda latinoamericana vuelve a las andadas con la aprobación de los palmeros españoles
Si en los países desarrollados la clave del desarrollo y el bienestar está en la coherencia liberal, en los subdesarrollados o en vías de desarrollo está en la integración liberal. Entiéndase bien, en la integración en el orden liberalcapitalista. En la integración, en suma, en la democracia liberal y la globalización capitalista. Para lograr dicha integración, los países subdesarrollados o en vías de desarrollo han de superar la tentación populista y la miopía tercermundista –las dos caras de una misma moneda- que, durante décadas, les ha condenado al subdesarrollo y al autoritarismo crónico. La izquierda latina es y continúa siendo el freno de dicha integración.
En unidad retrocedemos.
A tenor de los resultados del IX Encuentro Oficial del Grupo de Puebla -29 y 30 de septiembre y 1 de octubre de 2023-, hay que concluir que la izquierda latinoamericana sigue/vuelve a las andadas. Resumiendo: los políticos e intelectuales que han participado en dicho Encuentro, cuyo lema era En unidad avanzamos, no han podido zafarse –lo contrario es cierto- de la tentación populista y de la miopía tercermundista que continúa propagándose por América Latina.
El resultado: América Latina sigue condenada al subdesarrollo y al autoritarismo. Invirtiendo el lema del Encuentro, En unidad retrocedemos. Un retroceso que llena de satisfacción a participantes como, entre otros, Rafael Correa, Evo Morales, Bruno Rodríguez, Delcy Rodríguez, Ernesto Samper y los españoles –entre otros- Dolores Delgado, Baltasar Garzón, Irene Montero, Gerardo Pisarello, Enrique Santiago y José Luis Rodríguez Zapatero. Personajes que el Encuentro define como “líderes y lideresas progresistas”.
Personajes que el Encuentro define como “líderes y lideresas progresistas”.
Entre progresistas anda el Encuentro
Al respecto, el expresidente de Colombia, Ernesto Samper, en su discurso, afirmó que “como el progresismo está avanzando tenemos que hacerlo también en nuestras agendas… teniendo en cuenta que hay fuerzas de la derecha que quieren desembarcar en América Latina y tenemos que combatirlas, sin odios ideológicos, con posiciones progresistas”.
Cosa dicha por un expresidente que cultivó, con especial contundencia –aires de Carl Schmitt-, el denominado decisionismo y la llamada democracia delegativa. Un decisionismo que afirma que la decisión está por encima de la deliberación. Una democracia delegativa en la cual el Ejecutivo no rinde cuentas. Al parecer, eso –un autoritarismo en toda regla- debe ser el progresismo.
Por sus palabras les conoceréis
Rafael Correa (expresidente de Ecuador): “América Latina vive una segunda ola progresista”; Delcy Rodrígez (vicepresidenta de Venezuela): “el gobierno de Nicolás Maduro, así como Cuba, son víctimas de un bloqueo inhumano e ilegal”; Evo Morales (expresidente de Bolivia): “ha fallado la unipolaridad hegemónica de Occidente para presionar a los pueblos de América Latina, aunque todavía impera la filosofía de la Doctrina Monroe y propongo una América plurinacional independiente y soberana para enterrar el imperio del mal”; Bruno Rodríguez (canciller de Cuba), “nuestra América acumula una tendencia irreversible del progreso que deja atrás una globalización opresiva y de dominación hegemónica y ensayamos un nuevo pacto financiero que nada tenga nada que ver con el sistema actual liderado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial”.
La conclusión de Marco Enríquez-Ominami, político chileno: “América Latina y el Caribe recuperaron la voz de la mano de los gobiernos progresistas y unidos podemos proponerle un cambio a la región”.
Por su parte, los palmeros españoles hicieron acto de presencia y, como corresponde a un invitado, formaron parte de la claque del Encuentro. En la cima de la claque, el video de Pedro Sánchez: “vuestras aportaciones para lograr la igualdad, la prosperidad y la justicia social, son fundamentales”.
¿Qué aplaudieron los palmeros españoles?
Las palabras de los expresidentes y asimilados: el autoritarismo de unos expresidentes que empobrecieron y arruinaron a sus ciudadanos/súbditos, el progresismo del fugado Rafael Correa, condenado por cohecho y hoy fugado en Bélgica, la ejemplar capacidad de resistencia del régimen de Nicolás Maduro y de la Cuba castrista, el propósito de enterrar ese imperio del mal llamado Capitalismo, Globalización y Estados Unidos (la Unión Europea en la reserva) o la exclusión del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
¿Acaso los palmeros de la izquierda española –así se blanquea Cuba, Venezuela y Nicaragua- dijeron algo sobre las dictaduras del continente y la violación de los derechos humanos? No ¿Acaso manifestaron alguna reticencia sobre el clima castrista, guevarista o chavista del Encuentro que propició el canciller cubano Bruno Rodríguez? No, ¿Acaso se abstuvieron de aplaudir a la Delcy Rodríguez y su defensa de la revolución bolivariana? No, ¿Acaso dudaron de las palabras de la chilena Carol Kariola que denunció que Cuba y Venezuela eran “pueblos sometidos” por las sanciones de los Estados Unidos? No.
Una última pregunta: ¿es una casualidad que la mayor parte de la información del Encuentro fuera servida por Sputnik y Russia Today? No. Más: ¿es una casualidad que se hablara de la “guerra entre Rusia y Ucrania” y de una “paz” fundada en el “cese temporal del fuego y el diálogo” a la manera de la tercera vía de Lula da Silva? No.
¿Qué más aplaudieron los palmeros españoles?
Las conclusiones de la agenda progresista del Encuentro. Por ejemplo, “reemplazar el modelo neoliberal por un modelo solidario de desarrollo enfocado en la inclusión social”, los derechos con perspectiva de clase, las disidencias sexogenéricas, la supresión de “las medidas coercitivas” contra Cuba y Venezuela, el fin de las guerras jurídicas (lawfare) contra los “liderazgos progresistas en la región”, la lucha contra las “injerencias de la OTAN y la exacerbación de conflictos geopolíticos”, los derechos con perspectiva de clase o las disidencias sexogenéricas.
Una devoción anticapitalista
El Grupo de Puebla apuesta por una crítica del capitalismo liberal que sostiene que tanto el atraso de los países subdesarrollados como el adelanto de los países desarrollados son debidos a la explotación imperialista y la dependencia. Esta devoción anticapitalista, unida al ánimo socialista de los dirigentes populistas tercermundistas, ha tenido consecuencias gravísimas. En América Latina, por ejemplo. Y los palmeros se desatan.
El sarampión
Hace unos años, tres escritores/ensayistas latinoamericanos tomaron la palabra. Eso dijeron: “casi todos los latinoamericanos hemos sufrido el marxismo como un sarampión, de modo que lo alarmante no es tanto haber pasado por esas tonterías como seguir repitiéndolas –o, lo que es peor, creyéndolas- sin haberlas confrontado con la realidad. En otras palabras, lo malo no es haber sido idiota, sino continuar siéndolo” (Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, Manual del perfecto idiota latinoamericano… y español, 1996)