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Impotencia ante Pedro Sánchez

A los constantes ataques a Pedro Sánchez por los acuerdos políticos alcanzados para mantener la presidencia del gobierno, hay que sumar las críticas que se vierten contra su persona al señalar su falta de moral en las estrategias utilizadas con el fin de conservar el poder. A medida que avanza la legislatura, se intenta consolidar la idea de que las decisiones políticas de Pedro Sánchez ya no responden al cálculo político, sino a una visión amoral de la historia que le permite relativizar cualquier tipo de decisión.

Las descalificaciones a la persona y al político Pedro Sánchez inciden en la opinión pública poner el foco en que debe ser juzgado, tanto por los procedimientos como por los resultados políticos. Plantean que un hombre que vende su alma por conservar el poder, no puede hacer el bien. Consideran que no se debe priorizar un objetivo y abandonar todo aquello que uno cree. Todas estas críticas se generan porque se centran, no únicamente en mostrar las contradicciones políticas del PSOE, en relación con el cambio de posición del partido a favor de la amnistía, tras las elecciones, sino también por la necesidad psicología de la oposición de fabular sobre la naturaleza moral oscura de Pedro Sánchez para canalizar la ira provocada por tantas decisiones políticas que han sido realizadas, no buscando el interés general, sino el interés particular.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante el acto institucional en el Congreso de los Diputados por el Día de la Constitución este miércoles. EFE/Mariscal

A medida que se construye la imagen de un Pedro Sánchez visto como un político sin moral ni principios, se va dando forma a una creación literaria y como consecuencia se va perdiendo la capacidad de enfoque de su política, pues ya no se lucha contra algo concreto sino contra una ficción. Al tratar de canalizar la impotencia derivada de no haber logrado derrotar a Pedro Sánchez, se busca obsesivamente destruirlo para que no vuelva a ganar. La fórmula elegida para conseguirlo es lograr demostrar que Pedro Sánchez es un problema para la democracia, no porque cometa errores, sino porque está dispuesto a cometerlos si eso conlleva su propio beneficio.

La fórmula elegida para conseguirlo es lograr demostrar que Pedro Sánchez es un problema para la democracia

A medida que el enfoque de la crítica a Pedro Sánchez se desplaza de las decisiones políticas adoptadas para orientarse en su persona, se provoca el efecto contrario del objetivo que se persigue, pues lo va convirtiendo, a los ojos de los suyos, en un héroe. La oposición del PP debería observar que, electoralmente, es más fácil derrotar a un hombre que a un mito. El escritor Keith Lowe, en su ensayo Prisioneros de la historia, indica: “Los héroes son como los arcoíris: solo pueden apreciarse bien desde cierta distancia. En cuanto nos acercamos demasiado, las cualidades que les hacen brillar tienden a desaparecer”.

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