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Un Gobierno de vuelo corto

Hay que reconocer que cuando la vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz, quiere hablar claro y encandilar a la parroquia con frases molonas, lo hace: por ejemplo, cuando dice “trabajar menos y ganar más”. A esto también me apunto. Claro que yo no tengo ninguna empresa a mi cargo ni empleados a los que pagar un sueldo. En ese caso me temo que necesitaría más explicaciones: tendría que hacer números, calcular gastos, nóminas… Y seguro que al final acabo concluyendo lo que escuchábamos de jóvenes cuando nos advertían que nadie da duros a cuatro pesetas.

Pero este Gobierno de “progreso” es capaz de ofrecer medidas “chulis” que nunca antes nadie hubiera imaginado. Es verdad que Yolanda Díaz a veces se hace la melena un lío y no terminamos de entender muy bien lo que quiere decir. Pero por lo visto ese es el secreto. Pasa como con el limón de la amnistía, que lo venimos salivando mucho antes de tener que morderlo, así que luego en la boca no nos resultará tan ácido. Los publicistas supieron aplicar esta técnica hace ya muchos años: se genera expectación sobre un producto pero sin mostrarlo. Se oculta premeditadamente precisamente para incidir en la curiosidad, de la misma manera que el olor del limón estimula nuestras glándulas.

Política ficticia

Pedro Sánchez conoce como pocos el arte de la negación y la ocultación y lo practica con depurada técnica. Sabe que la expectación, la curiosidad e incluso la indignación inicial se quedarán luego, cuando sepamos la verdad, en nada. Lo importante para alguien como Sánchez no es tanto la política real como la ficticia. La que resulta de hacernos creer que lo que vemos ahora es exactamente lo mismo que él prometió cuando decía que no pactaría nunca con EH-Bildu o que traería a Puigdemont de la oreja. Empezó con una urna detrás de una cortina, siguió con un inexistente comité de expertos de COVID y ha sido capaz incluso de entregar el Sahara sin verse obligado a abrir la boca.

La amnistía sigue oculta tras la cortina y, de momento, ni la líder de Sumar ni nadie va a dar una explicación al respecto

En este juego de ilusionismo de Pedro Sánchez no importa que lo prometido no se cumpla con tal de que sus votantes sigan creyendo que sí. Su política es un inmenso trampantojo que solo él sabe vender, por eso deja que Yolanda Díaz se suba al escenario únicamente en calidad de ayudante. La amnistía sigue oculta tras la cortina y, de momento, ni la líder de Sumar ni nadie va a dar una explicación al respecto. Lo que tenga que ser, será; y los detalles los contarán los medios afines autorizados en exclusiva a preguntar sobre una medida que aceptarán de buen grado. O ni eso. Porque los afines al Gobierno de Sánchez, tan críticos con el plasma de Mariano Rajoy, aceptan que ahora no haya ni preguntas. No necesitan aclarar nada, para qué.

La líder de Sumar y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, y el presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez EFE/ Emilio Naranjo

Yolanda Díaz pudo presentar su acuerdo de Gobierno con el PSOE pero sin hablar de Cataluña, sin explicar los tejemanejes con el prófugo de Waterloo. Ese truco-trato es de alto riesgo y, por lo tanto, exclusivo del inquilino de la Moncloa. Para meter la pata hay otros juegos de prestidigitación, como anunciar erróneamente la eliminación de los vuelos de menos de dos horas y media siempre que se puedan hacer en tren. Habrá que esperar a que una ministra como María Jesús Montero, un decir, nos aclare el alcance de una medida que ya ha supuesto que AENA haya perdido 615 millones de euros.

“El tren es el medio de transporte del siglo XXI”, ha dicho Yolanda Díaz. Ahora están más tranquilos los miles de trabajadores de compañías aéreas y aeropuertos de España. Quienes tienen que estar nerviosos son Irene Montero – a ver cómo viaja ahora a Nueva York con sus amigas del ministerio- y Carles Puigdemont. Ya se puede ir quitando de la cabeza la idea de volver a Cataluña en Falcon. Este Gobierno es de vuelo corto.

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