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El Gobierno Halloween

No hay nada del procés que el PSOE no esté repitiendo. La elección de un afín como nuevo letrado mayor del Congreso augura una aprobación de la ley de amnistía a estilo protesista, es decir, violentando los procedimientos y degradando la institución. 2023 es el nuevo 2017. Mismas formas, mismo fondo. Medios antidemocráticos al servicio de un fin antidemocrático: evitar a toda costa la alternancia en el poder. Aquellos que vivimos con intensidad y dolor, los hechos de octubre del 17 sufrimos ahora una sensación de déjà vu permanente. Lo han vuelto a hacer, como prometieron, pero ahora de la mano del PSOE y en toda España. 

Pedro Sánchez acelera hacia el precipicio autoritario como Carles Puigdemont en aquel angustioso otoño. Salvador Illa no se cansó de repetir en campaña que “había que pasar página”. Sin embargo, Sánchez relee y sigue a pies juntillas las peores páginas del ataque separatista a la democracia española. Pero esta vez todo es más grave, mucho más grave, porque ahora el ataque al Estado de derecho se produce desde el propio gobierno del Estado. 

Vaya papelón el de Illa. Sabe que la ambición de su jefe y el regreso del prófugo no solo supondrán el reinicio de la ofensiva separatista, también acabarán con sus aspiraciones a la presidencia de la Generalitat. Illa sabe que están cometiendo un error histórico, pero ahí sigue, aplaudiendo, entre la claca sanchista, la traición a la democracia. 

Illa sabe que están cometiendo un error histórico, pero ahí sigue, aplaudiendo

Los socialistas saben bien qué están perpetrando y, por eso, buscan la nocturnidad. En la víspera de Todos los Santos, el PSOE cerró el trato con Esquerra: la amnistía también premiará a violentos y corruptos. La democracia es apuñalada en pleno Halloween. El futuro gobierno se va conformando a base de cuchilladas en la espalda de la separación de poderes. El gobierno Halloween protagoniza una mala película de terror político. Algunos anhelábamos un giro de guion en el último momento, un giro que nos llevara al final feliz de una repetición electoral, pero no será así.  

El ministro de la Presidencia y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal y de la comisión negociadora del PSOE, Félix Bolaños (i), y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, en una reunión para sellar un acuerdo que garantiza el apoyo de los republicanos a la investidura de Pedro Sánchez este jueves en Barcelona. EFE/ERC/Gerard Magrinya

Los aplausos de la cúpula socialista a la amnistía –“en nombre de España”- y la fotografía de Santos Cerdán rindiendo pleitesía a Puigdemont son la prueba de que ya no hay vuelta atrás. Han cruzado el Rubicón. Y de aquí a la investidura todo será un paseo triunfal para el separatismo. Van a conseguirlo todo. Cualquier delito quedará impune si el delincuente ondeaba una estelada. La amnistía premiará los comportamientos más antidemocráticos. Y la condonación de la deuda será un regalo para los peores gestores. Los incentivos son perversos. La mala política ha triunfado. ¡Qué pena! ¡Pobre España!  

El país en manos de la insensatez. El carácter de un solo individuo puede forjar el destino de toda una nación para bien o para mal. El futuro no está escrito, pero hoy en España lo escriben aquellos socialistas que aplauden lo que ayer criticaban. Lo escriben aquellos que callan y otorgan. Escriben, al dictado de Sánchez, las páginas más oscuras de nuestra historia democrática. Ni rastro de patriotismo en el PSOE. Ambición y cobardía son los únicos elementos que se agitan en su coctelera programática.  

Escriben, al dictado de Sánchez, las páginas más oscuras de nuestra historia democrática

El separatismo gana. Ha sabido jugar sus cartas. En el momento de mayor debilidad electoral, cuando Esquerra es la cuarta fuerza en Cataluña y Junts la quinta, han sabido aprovechar la falta de principios del PSOE. Ya está. No cabe esperar un rebrote de responsabilidad en un partido que otrora fue fundamental para una transición democrática que hoy desmantela a nivel institucional y cultural. No cabe esperar dignidad de aquellos que se arrodillan ante la sedición y la corrupción. Perdamos toda esperanza: el PSOE es Sánchez. Punto. 

Este fin de semana las bases socialistas avalarán la infamia. Ya puestos podrían votar en las urnas de Puigdemont, su nuevo jefe. No habrá rebelión de la dignidad, ni ética de la responsabilidad. La militancia socialista agachará la cabeza ante un separatismo que les desprecia, igual que Sánchez la agacha para entrar en el Falcon. Y la semana que viene habrá investidura, pero antes habrá más cesiones y más ignominia. A medida que se acerca el momento pedirán más y más. Algunas cesiones las conoceremos, otras las negarán públicamente, pero nos las encontraremos a lo largo de la legislatura. 

Cualquier demócrata sincero debería temer por lo que se nos viene encima. Para mantener el apoyo separatista, el PSOE acabará de dinamitar la separación de poderes a la vez que elevará el tono en contra de la oposición. La acusará de aquello que ellos mismos están perpetrando: un ataque a la democracia en toda regla. Tensionará al máximo la sociedad española, la dividirá, la enfrentará para justificar sus pactos injustificables. El gobierno Halloween no es solo un susto, es la muerte de la democracia liberal. 

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