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El espejo de la guerra  

Mientras Europa sigue pendiente de cómo evoluciona la guerra en Ucrania, enviando armas para contrarrestar el ataque de Rusia, al mismo tiempo envía ayuda humanitaria a Turquía y Siria para paliar las consecuencias devastadoras de un terremoto que se ha cobrado miles de vidas. En ambas catástrofes afloran las contradicciones morales de las instituciones europeas a la hora de actuar para resolver un problema.  

La catástrofe producida por el terremoto ha sido obra de la naturaleza, de un corrimiento de tierras, mientras que la guerra en Ucrania es una catástrofe, producto e invención del ser humano. Nada resulta más revelador para la opinión pública europea que observar cómo los Estados que alimentan y aleccionan sobre la importancia de seguir en la guerra de Ucrania, donde mueren civiles y militares, activan la sensibilidad de sus ciudadanos para que se conciencien y se movilicen para ayudar a las poblaciones afectadas por el terremoto. Mientras se envían alimentos y ayuda médica a Turquía y Sierra, se envían más municiones y nuevos vehículos blindados a Ucrania.

Una bandera nacional ucraniana ondea frente a un edificio que sufrió daños tras un ataque con artillería pesada en Borodianka (Ucrania). EFE/ Miguel Gutiérrez

Cuando un europeo se mira en el espejo de la guerra en Ucrania provocada por Rusia, reconoce una tupida red de intereses económicos y políticos; intereses cada vez más identificables, ahora que estamos cerca de la gran ofensiva rusa en el Donbass. Los ciudadanos europeos se preguntan cómo es posible aliviar el sufrimiento de la población turca y siria con ayuda médica y alimentaria y, al mismo tiempo, prolongar los horrores de la guerra en Ucrania, aportando más armamento. Es un espejo roto, donde a los dirigentes de la Unión Europea les cuesta cada vez más legitimar la prolongación de la guerra bajo el argumento de que es una guerra justa contra la Rusia expansionista de Putin.

El gran negocio de la guerra

En todos los países de la Unión Europea se da el consenso en sus sociedades de exigir que la invasión rusa de Ucrania debe tener una respuesta. Sin embargo, cada vez es más notorio que el negocio de la guerra, con la reconstrucción de edificios e infraestructuras de Ucrania y la utilización de armas antiguas para impulsar la producción de nuevo armamento, es uno de los objetivos económicos que la convierten la guerra, como siempre ha ocurrido en la Historia, en un Gran negocio.

Zelenski, el 29 de diciembre del 2022, en un discurso pronunciado en el parlamento de Kiev, explicó que el final de la guerra permitiría impulsar el “mayor proyecto económico de nuestro tiempo en Europa”. Los argumentos geopolíticos, energéticos, territoriales, económicos y militares cada vez tienen más peso, hasta el extremo de que la guerra se prolongará mientras Putin pueda hacerlo. El terremoto, un movimiento devastador de la Tierra, señala la guerra en Ucrania como un conflicto estéril y sin sentido.