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El ‘via crucis’ de Metalships: venta paralizada, huelga y 14 millones de pérdidas en tres años

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Tiempos duros en el histórico astillero vigués Metalships, propiedad de Manuel Rodríguez, el presidente del Círculo de Empresarios de Galicia y también dueño de Rodman. Este lunes, el comité de empresa anunció la convocatoria en los próximos días de una huelga indefinida ante el “desmantelamiento” de la compañía. Aseguran que la gota que ha colmado el vaso es el despido de siete empleados la pasada semana: la directora financiera, un jefe de buque y toda la sección de tubería de la compañía, entre ellos, dos miembros de la representación de la parte social.

Fuentes del comité de empresa consultadas por Economía Digital Galicia aseguran que la compañía experimenta un goteo constante de bajas que se aceleró con la pandemia. Aseguran que desde 2020, coincidiendo con la entrada como CEO de Jesús Villacañas, procedente del astillero vasco Zamakona, la plantilla se habría reducido en más de una treintena de personas, “25 trabajadores más los siete despidos que se comunicaron el pasado viernes”. “Está claro que su plan pasa por reducir drásticamente el número de empleados. Cuando llegó éramos unos 78 mientras que ahora, con los despedidos y los prejubilados, solo nos quedaríamos unos 38 compañeros”, aseguran desde Comisines Obreras.

Pérdidas encadenadas

Los números del astillero son complicados. Según los datos consultados por este medio, en los últimos tres años, desde 2020, la compañía encadena casi 14 millones de euros en números rojos. La situación antes de la pandemia tampoco era mejor. Desde 2018, Metalships tan solo logró finalizar un ejercicio esquivando las pérdidas: fue 2019, cuando se anotó, según los datos del Registro Mercantil, un resultado neto de poco más de 200.000 euros.

Antes de ese año, en 2018, contabilizó unas pérdidas de 7,2 millones de euros, que fueron de 6,8 millones el año del estallido de la pandemia del Covid y que se redujeron a 4,4 millones en 2021 y a 2,2 millones de euros el pasado ejercicio.

Las últimas cuentas publicadas de Metalships, bajo el paraguas de Abada, la sociedad patrimonial de Manuel Rodríguez, evidencian las dificultades del astillero. A finales de 2022, contaba con una plantilla media de 55 personas, frente a las 65 de 2021. En diciembre, el patrimonio neto de la compañía se redujo desde los 6,7 a los 4,5 millones de euros. La compañía experimentó un potente descalabro en su cifra de negocio, que cayó desde los 14,3 a los 8,6 millones de euros, siendo el resultado de explotación, el propio de la actividad de la compañía, de 2,2 millones en negativo. Aunque redujo sus números rojos casi a la mitad, el resultado neto de la empresa fue de 2,23 millones en rojo.

Los administradores de la sociedad indicaban en su informe de gestión que el gran problema de la firma radica en su división de nueva construcción, “que sigue lastrada por el encarecimiento del mercado financiero y el alto coste de consecución de avales”. “Esta división se mantiene muy activa comercialmente con una gran número de ofertas realizadas. Lamentablemente, no se ha conseguido ningún contrato de nueva construcción, pero se considera que alguno de ellos podrá firmarse durante el ejercicio 2023 dado el grado de maduración de las negociaciones de varios clientes”, apuntaban a cierre de ejercicio. “La división de reparaciones ha tenido un volumen de facturación aceptable y se ha potenciado el mercado de las grandes conversiones y reparaciones con el objetivo de crecer un 15% en la facturación anual. El objetivo es ambicioso, aunque se considera realista, considerando las solicitudes de ofertas recibidas durante el segundo semestre del año”, exponían.

Avisos de Deloitte y reducción de capital

Deloitte, que presentó salvedades en su informe de auditoría, llamó la atención en el mismo, como aspecto relevante, que Metalships, tanto en el 2022 como en los últimos ejercicios había incurrido en pérdidas que “han dejado reducido el patrimonio neto de la sociedad a una cantidad inferior a los dos tercios del capital social, de forma que a cierre de este ejercicio se encuentra en uno de los supuestos de causa obligatoria de reducción de capital social previstos en el artículo 327 de la Ley de Sociedades de Capital, si transcurrido un ejercicio, el patrimonio no se hubiese restablecido”. Además, a finales del pasado año, la sociedad presentaba un fondo de maniobra negativo, al ser el pasivo corriente superior al activo corriente en algo más de un millón de euros.

En medio de esta situación es en la que se encuentra la última operación societaria acometida por Metalships. Precisamente a principios de agosto, el astillero acometió una reducción de capital por valor de 4,37 millones de euros para cubrir las pérdidas de los ejercicios pasados. La operación se materializó mediante la reducción del valor nominal de todas las acciones, que pasaron de los 500 a los 250 euros. Así, el capital social de la compañía quedó reducido a la mitad, quedando fijado en 4,37 millones de euros. En el acto escriturado en el Registro Mercantil, la compañía reconoció que la finalidad del movimiento contable era «restablecer el equilibrio entre el capital y patrimonio neto de la sociedad, disminuido como consecuencia de pérdidas».

Una operación similar se habría llevado a cabo en el ejercicio 2021, de nuevo, con la intención de equilibrar la situación de la compañía ante las pérdidas acumuladas. Y es que, a pesar de todo, hay que tener en cuenta que, hasta el momento, los administradores de Metalships defienden que el futuro de la compañía está garantizado gracias al respaldo de su accionista único, la patrimonial de Manolo Rodman. La sociedad cuenta con una línea de crédito con garantía hipotecaria de su accionista único, que «sigue apoyando financieramente» a la firma además de implementar, aseguran, «un nuevo plan estratégico que le permitirá continuar con sus operaciones con normalidad».

¿Una venta frustrada?

Si bien parece que a pesar de la situación de pérdidas, el astillero continúa a nivel contable con el colchón de su propietario, existen más incógnitas. Una de ellas es qué ocurrió con el proceso de venta iniciado el pasado año, que según Comisiones Obreras estaría ahora completamente paralizado.

A finales de 2022 se daba por hecha una venta inminente del astillero, estando entre los potenciales interesados el grupo asturiano Gondán, que pujó por Barreras, así como el gaditano Blue Parrot. Según el comité de empresa indicó este lunes la operación habría quedado paralizada. “Gondán se habría puesto en contacto con Manuel Rodríguez, que habría puesto un precio a la compañía con el dique y sin él. No obstante, al final, se puso sobre la mesa otra oferta, en este caso de Blue Parrot, que supuestamente podría llegar a los 30 millones de euros y que, finalmente, no se materializó, quedando ahora sin ninguna”, explican.

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