Tipos europeos
Era el martes siguiente a las elecciones generales, Día da Patria Galega o Día de Galicia, según quien hable. Estaba tomando una ración de empanada en un mesón de la Rúa da Torre de A Coruña conocido por su preferencia a ofrecer producto de proximidad. En esto que una antigua compañera de mi (larga) etapa bancaria se dispone a ocupar la mesa contigua a la nuestra. Un cordial saludo y una breve actualización de vidas; ella expone como preocupación principal el aumento de los tipos de interés de las hipotecas, que tanto están complicando el día a día de sus hijos. Y se lamenta de que no se vaya a producir un cambio de gobierno que pudiera regularizar esos disparados tipos de interés.
La frase de mi antigua compañera supone una enmienda a la totalidad a los programas de formación de las entidades financieras. Mi impresión es que la mayoría de empleados/as de banca desconoce cómo funcionan en realidad los tipos de interés. Sin embargo, no esperaba este nivel de ignorancia. Nosotros intentamos hacerle ver que la política monetaria es independiente de los gobiernos y que, además, España no es responsable de sus tipos de interés desde 1 de enero de 1999, año en que los países participantes de la llamada UEM (Unión Europea y Monetaria) renunciaron a sus estrategias nacionales y adoptaron una política monetaria única para la zona euro.
Si este país fuese dueño de su política monetaria, el tipo de interés de financiación del Banco de España no estaría en el 4,25%, altura que alcanzó en la revisión que realizó el Banco Central Europeo el pasado jueves 27. Es sabido que el principal objetivo del BCE es mantener la estabilidad de precios en la zona euro en su conjunto. Busca, por tanto, mantener la inflación media en un nivel que sea coherente con la estabilidad económica general. El problema es que la situación de los distintos países ofrece una desviación tan amplia que, en mi opinión, no se puede hablar de una coyuntura común en la Unión Europea.
El principal objetivo del BCE es mantener la estabilidad de precios en la zona euro en su conjunto
La inflación en la zona Euro oscila desde el 1,8% de Grecia hasta el 10,9% en Eslovaquia. Dentro de ese amplio intervalo, encontramos el 2,3% de España y el 9,2% de Estonia; el 3,4% de Portugal y el 8,0% de Austria; el 4,3% de Francia y el 6,4% de Italia, nivel que coincide con la media de la UE. Alemania, principal referente, presenta el 6,2% de inflación. Es decir, tenemos países con tipos de interés reales (descontando inflación) holgadamente positivos -caso de España- junto a otros con tipos reales ampliamente negativos, caso de Alemania.
La concentración del BCE en la inflación contrasta con la política monetaria de la Reserva Federal en Estados Unidos. La FED no solo considera la evolución de los precios para determinar su estrategia sino también el nivel de empleo y la obligación de mantener unos tipos a largo en niveles moderados. Hoy en día, aunque el nivel de empleo en Europa demuestra una fortaleza singular, las bajas tasas de crecimiento del PIB auguran una inminente pérdida de pujanza. Las estimaciones de aumento de PIB en la Unión Europea en 2023 son del 1,0% con algunos países, como Alemania, bordeando el crecimiento 0.
Así las cosas, uno se hace algunas preguntas: ¿De verdad es necesario seguir exprimiendo los tipos de interés y continuar esta escalada que ya supone un freno evidente a la actividad y una carga para muchas familias y empresas? ¿No debería intentar la UE articular algún método que permita flexibilizar la política monetaria en función de la situación particular de los países en ocasiones de tanta disparidad como la actual? ¿No ha llegado el momento de cuestionarse si el sacrosanto objetivo de inflación ha de ser el único que determine las actuaciones del BCE?