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Stellantis negocia las ayudas europeas con 4.000 trabajadores menos en Vigo que antes de la crisis financiera

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El futuro en España de Stellantis ha ido encadenando incertidumbres desde el primer Perte del vehículo eléctrico, que quedó lejos de satisfacer los intereses del mayor fabricantes de vehículos en España y uno de los mayores del mundo. El arranque de este año estaba llamado a despejar esas incógnitas, algunas ya resueltas con la confirmación del Gobierno de una subestación eléctrica de muy alta tensión para la factoría de Vigo, y otras pendientes del diseño del nuevo Perte que prepara el Ministerio de Industria en conversación con las compañías, entre ellas, el grupo de Carlos Tavares.

El acceso a los fondos europeos, con condiciones más favorables que las planteadas en el primer esquema de ayudas, es una de las piezas clave para que Stellantis asigne las plataformas STLA y las inversiones necesarias en las plantas de cara a la producción de los nuevos modelos eléctricos. La factoría de Balaídos aspira a la STLA Small, que le garantizaría las nuevas versiones del Peugeot 2008, el modelo más vendido en Europa en 2022, según los datos difundidos por la consultora JATO Dynamics.

Los esfuerzos para garantizar las inversiones y el nivel de actividad del consorcio automovilístico, incluyendo una ampliación del plazo de ejecución de los proyectos que debe contar con el visto bueno de Bruselas, encierran también una paradoja. La transición hacia el coche eléctrico puede conllevar una caída del empleo. Stellantis ha dado numerosos mensajes en este sentido, alertando de los mayores costes y de la contracción del mercado. Y también ha pasado de las palabras a los hechos, con una reducción de 2.000 trabajadores en sus plantas italianas, que se sumaron a las 3.300 bajas incentivadas del año pasado en las factorías de Francia e Italia.

De la crisis financiera al coche eléctrico

El grupo opera en Vigo con unos 6.900 trabajadores, según fuentes sindicales. Es una cifra similar a la de principios de 2014, cuando Carlos Tavares llega a la presidencia de PSA. Durante esta etapa, el empleo se ha mantenido e incluso ha alcanzado picos relevantes con la entrada en funcionamiento de los cuartos turnos, que han sido muy castigados por la crisis de suministros.

Esta cifra, sin embargo, está lejos de los más de 10.000 empleados con los que contaba la factoría olívica antes de la crisis financiera. En la etapa de Javier Riera como director, PSA alcanzó su récord de producción y de empleo, al menos, el directo, ya que posteriormente se produjeron diversas externalizaciones. A cierre de 2007, cuando deja su cargo, el grupo contaba en su centro de Vigo con 10.973 trabajadores, según consta en la memoria anual de Peugeot Citröen Automóviles España. Fue también ese ejercicio cuando se ensamblaron en Galicia 547.000 vehículos, la cifra histórica más alta.

En 2021, la factoría volvió a rozar los 500.000 vehículos pese a la crisis de los microchips, mientras que el año pasado se quedó en los 404.000. La plantilla, sin embargo, es bastante menor que entonces. Los 6.900 trabajadores que señalan los sindicatos suponen 4.000 menos que el año del récord, justo antes de la crisis financiera .

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