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Rueda se enzarza con el PSOE por Pedro Sánchez y Pontón finge su sesión de investidura

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El debate sobre el estado de la autonomía suele servir para anunciar un puñado de propuestas para el curso político en la antesala de la presentación de los presupuestos y mostrar las discrepancias en fondo y forma de las fuerzas representadas en el Parlamento gallego. El de este lunes, sin embargo, tuvo dos singularidades: la resaca de las elecciones generales y la proximidad de las autonómicas, que posicionaron la cita como el pistoletazo de salida a una larga precampaña, con la amenaza de un adelanto sobrevolando la escena. Ana Pontón no pudo ser más clara al respecto: «Todos somos conscientes de que no estamos ante un debate más, sino ante el punto final de un gobierno fallido, de un partido que representa el pasado frente a un BNG que representa el futuro al lado de la mayoría social que quiere cambio», arrancó la líder nacionalista antes de exponer nada menos que las líneas maestras de un programa de gobierno.

El PSOE había contribuido a engalanar la sesión con el anuncio de José Ramón Gómez Besteiro de concurrir a las primarias para ser el candidato socialista a la Xunta, con la bendición del secretario xeral, Valentín Gómez Formoso. El partido se apresura ante el riesgo de unas elecciones anticipadas, al igual que Sumar, que ha convocado un acto para el próximo sábado en Santiago para no quedarse fuera de plano. Pese a las dificultades de casi todas las fuerzas para trascender la pugna ideológica entre Feijóo y Sánchez y para hacer emerger un relato de política gallega entre el ruido del Congreso, la sesión tuvo propuestas y réplicas, confrontación de modelos, y una preponderancia de la política social sobre la económica.

El continuismo de Rueda

El presidente de la Xunta arrancó su primer debate de política general desde que heredó el cargo por la marcha de Feijóo cargando contra los pactos de Pedro Sánchez con partidos independentistas y haciendo un encomiable esfuerzo por vincular su posición a la de Galicia y no a la de Génova, incardinándola incluso con el Estatuto de Autonomía. «La España y Galicia de nuestros hijos y nietos no pueden ser lugares asimétricos», proclamó Rueda con los magníficos resultados obtenidos por el PP en la comunidad las pasadas elecciones generales en la retina. Al menos desde aquellos comicios, en el partido están convencidos de que les beneficia la confrontación con Sánchez, tanto por los diputados cosechados como por el escaso tirón que tuvo Gómez Besteiro en su provincia. «La voz de los gallegos debe ser escuchada», insistió el dirigente autonómico, quien llegó a garantizar que Galicia, con su Gobierno, no será «un satélite» de Moncloa, lo que parece bastante probable si Sánchez logra la investidura.

La amnistía, los pactos del PSOE, hasta la afectación a la conexión de internet en la montaña de Lugo de un Gobierno de Sánchez, estuvieron presentes en todas las intervenciones de los populares, también en la del solvente Pazos Couñago cuando habló en nombre del grupo parlamentario, pero hubo tiempo para más. Rueda dio continuidad al compromiso de su Ejecutivo con las bajadas de impuestos, anunciando mayores deducciones en la compra de vivienda usada; avanzó que creará un carné de descuentos para personas mayores de 65 años, similar al carné joven; y un bono de 5.000 euros anuales para personas con dependencia grande o severa que sean cuidados en sus domicilios por familiares como medida para favorecer que las personas mayores «puedan envejecer en sus hogares» y «rodeados de los suyos». En función de cómo se aplique, esta es una medida de importante calado ante el retraso en la tramitación de las ayudas a la dependencia y el envejecimiento de la población gallega.

En materia económica desempolvó la idea de crear un fondo público-privado dotado con 300 millones para financiar proyectos empresariales y profundizó en la búsqueda de agilidad administrativa, impronta que dejó el ex vicepresidente Francisco Conde, prometiendo que los proyectos estratégicos se aprobarán en un plazo máximo de un año, o la Xunta tendrá que indemnizar a los promotores. Rueda promete continuidad y estabilidad. No sorprende, pero tampoco defrauda.

El ‘efecto Pigmalión’ del BNG

La más innovadora de la jornada fue Ana Pontón, que se lanzó de cabeza a una larga precampaña que estaba instalada ya en el ánimo de los presentes desde antes de que llegara el debate. La portavoz nacional del BNG siguió un esquema propio de una sesión de investidura o de una moción de censura, criticando con ahínco el balance del Ejecutivo saliente y presentando después el programa del que pretende encabezar. Claro que no era ni una cosa ni la otra, pero los nacionalistas insisten en reivindicarse como alternativa al PP en una suerte de efecto Pigmalión, crear una expectativa sobre hechos futuros que aumente las probabilidades de que estos ocurran. La profecía autocumplida no funcionó, sin embargo, en las generales, donde agitaron la posibilidad de formar grupo propio en el Congreso y se quedaron con el diputado que tenían. Esa decepción y el inconveniente papel que pueda jugar Sumar merman sus opciones.

Pontón, líder de la oposición en el Parlamento gallego, no desfalleció en sus ánimos y presentó diez líneas maestras para un futuro Gobierno liderado por el BNG. Entre las propuestas de la líder nacionalista estuvo destinar el 25% de los presupuestos del Sergas a Atención Primaria; crear un fondo de rescate hipotecario sufragado por la banca; destinar el 2,5% del PIB a ciencia e innovación; crear una entidad denominada Innogal para captar y retener el talento científico; liberar los peajes de la AP-9; multiplicar por 10 los recursos contra la violencia machista; o crear una empresa pública para participar en proyectos renovables, una idea que también han defendido PP y PSOE.

La portavoz nacional del BNG se refirió a Rueda como el suplente de Feijóo y vinculó su proyecto con el de la «sumisión a Madrid». Le reprochó la pérdida de población activa, el envejecimiento de Galicia, la fuga de talento joven a otros territorios, el apoyo a la eólica marina frente a la pesca o la incapacidad para captar inversiones. «Creo que es imposible hacerlo peor», llegó a decir Pontón.

«Aprenda de Sánchez a crear empleo»

El PSOE acudió al debate como la única fuerza del Parlamento sin líder claro para las próximas autonómicas, pero con un portavoz sobrio, hábil en la acometida y en el regate. Luis Álvarez no eludió la confrontación en política estatal, atacó la línea de flotación del relato del PP en la Xunta y tuvo tiempo para desacreditar algunas de las medidas anunciadas por Rueda esa misma mañana. Por ejemplo, el bono de cuidados de 5.000 euros para dependientes que es «una medida que el bipartito ya había puesto en práctica antes del 2009». «Y ustedes recortaron por austeridad y por cuadrar las cuentas», dijo el portavoz socialista.

Álvarez aireó los pactos del PP con Vox preguntando a Rueda si los consideraba anómalos. «¿A que viene eso que dijo de que solo las mayorías absolutas se pueden asociar con la normalidad?«, le reprochó.  «No, señor Rueda, anómalo es pensar lo contrario, y también un poco rancio», concluyó. El socialista intentó demostrar que la comodidad de la mayoría absoluta del PP no es sinónimo de una mejor gestión o mayor eficiencia. «Paralizaron con burocracia decenas de proyectos eólicos y, después, aprobaron 75 proyectos de golpe. Y después de autorizarlos anunciaron que una empresa pública iba a participar en parques. Pudo usted hacerla antes de conceder las autorizaciones. Por cierto, que anunciaron la propuesta cuando conocieron la iniciativa del PSdeG para crear una empresa para la gestión de renovables. Está bien, cuando nos copian suelen acertar, si la copia es mínimamente buena», expuso.

Otro ejemplo. Contrapuso que el Gobierno de Pedro Sánchez «batió seis años consecutivos el récord de plazas MIR» frente al «récord» de Feijóo que «dejó sin convocar 180 plazas MIR a lo largo de estos años«. Esta cuestión también fue destacada por Pontón en su discurso. PSOE y BNG coincidieron igualmente en señalar una supuesta falta de peso político del presidente de la Xunta. Álvarez lo hizo de manera contundente al referirse al sector pesquero. «¿Por qué no fue a Bruselas a hablar con el comisario de Pesca? Ah, cierto, porque no lo recibían. No tiene ninguna presencia o fuerza más allá del Padornelo. Esa falta de presencia exterior debilita a Galicia y a los intereses de la pesca», reprochó.

Álvarez reivindicó el acuerdo con la naviera Maersk para desarrollar proyectos de metanol verde en Galicia y Andalucía, sugiriendo a Rueda que «aprenda de Sánchez a crear empleo», y advirtió que la comunidad no puede vivir de una sola fiesta, el Xacobeo. «No podemos hacer un país de camareros», sentenció.

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