Purificando la empresa gallega
En el calendario gregoriano vigente, el segundo mes lleva por nombre febrero, así denominado por estar dedicado a la purificación (februss en latín significa “purificar”); curioso en un período caracterizado, al menos en Galicia, por la ingesta festiva, en ocasiones incontrolada, del cocido. Presagiando así un mes anodino, febrero se salva para nuestro regocijo gracias a la celebración del carnaval. Pero en Galicia, casi tan ansiada como es nuestra diversión vestida por la transformación y el disfraz, en línea con la expiación a la que obliga la desnudez de los datos, se está convirtiendo también en un clásico la esperada noticia de la publicación por parte de Economía Digital Galicia del Atlas Gallego de la Empresa Comprometida, en esta nueva edición.
Compromiso conectado
Bajo la batuta del director de la publicación digital sobre economía más leída en Galicia, Julián Rodríguez, y con la dirección técnica del prestigioso economista y escritor Marcelino Fernández Mallo, respaldados por un nutrido equipo de colaboradores con la coordinación de Virgilio Costas, el ya denominado simplemente como “Atlas” gracias a su asentamiento como referente documental, se está volviendo, “de facto”, en un análisis de revisión obligada para tomarle el pulso a la economía gallega.
Como anuncia su prólogo, el proyecto está consolidado, sin duda. Este año, como apunta Julián Rodríguez, el Atlas entra en un carril de consolidación, haciendo que no estar en él pueda suponer, en alguna medida, un cierto cuestionamiento. A pesar de haber bajado el número de empresas participantes, el volumen de la facturación de estas obtiene un aumento considerable, suponiendo un 61,8% del PIB de Galicia; lo mismo ocurre con el empleo directo. En comparación con el año anterior, la representación empresarial y del empleo sobre el PIB de Galicia conlleva un incremento de la credibilidad del Atlas que, por resultar, en el fondo, una desnudez purificadora de la labor empresarial y debido a su carácter voluntario, la radiografía que nos facilita ofrece una imagen muy fidedigna sobre la situación real económica y empresarial gallegas. Téngase muy en cuenta no solo para la detección del grado de compromiso empresarial sino también ante sus legítimas aspiraciones de futuro, en particular las que afecten a Galicia.
Ser, estar y parecer
A destacar en esta tercera edición la coherencia de los datos con la situación real general económica y empresarial, tanto la conjunta como la específica autonómica. Los ajustes en los valores de las 4 categorías analizadas (Buen Gobierno, Medio Ambiente y Personas) reflejan la dureza del momento actual. El Atlas es hijo de su tiempo y muestra, cual bruñido espejo, lo afectadas que están las empresas en su Buen Gobierno y en el cuidado de las Personas, ambas categorías en las que bajan los valores. Suben por el contrario Medio Ambiente y Entorno, posiblemente en función de la extraordinaria y exigente situación de incertidumbre en que se encuentran los ámbitos nacional e internacional. De ello da buena cuenta que solo, comparando años, cinco de las doce empresas destacadas permanezcan en el listado, cuestión que invita a la reflexión
Buen Gobierno aumenta su peso en cuanto a las estrellas asignadas con un aumento muy notable en el número de empresas destacadas; no obstante, lo copan grandes grupos. Medio Ambiente duplica su presencia en número de estas empresas y sus primeros puestos no coinciden totalmente con las aparecidas en la anterior categoría, lo cual indica un alto grado de diversidad en los logros. En cuanto a la relación con el Entorno, el baile de empresas relevantes, en comparación, parece reflejar el difícil momento actual que vive la sociedad, sobre todo en lo relacionado con la inflación y los duros ajustes a los que dicho entorno las está sometiendo; hay que agarrarse a la estrategia del “faise o que se pode”. Finalmente, en el apartado Personas, los resultados en la aparición en la información sobre las empresas destacadas resulta muy diferente comparando el año 2021 con el 2022. La preeminencia de empresas medianas es mucho mayor, en especial de las tecnológicas, lo que sigue siendo un reflejo de la realidad.
En definitiva, las conclusiones del Atlas avalan que, en el tejido empresarial gallego, los datos son lo que parecen, una primacía de lo macro en las empresas grandes y un asentamiento de lo micro en las medianas. Quizás la clave, a la luz de las aportaciones presentadas por el Atlas, es que, en Galicia, las empresas, más que insistir en el ser y en el parecer, deberán someterse al estar, más en el cómo están que en el qué son y quieran parecer, generando relaciones más intensas entre ellas para crear ese tan mentado y consabido “ecosistema” que tanto admiramos en otras partes de España. El efecto purificador del Atlas así nos lo está poniendo de manifiesto.