Punk y neoliberalismo
“Así que era necesario enseñar a la gente a no pensar y no formarse opiniones, obligarla a ver lo que no existía y sostener lo contario de lo que resulta obvio para todos”. Boris Pasternak, de su novela “Doctor Zhivago”
En 1984, año orweliano por excelencia, el reputado escritor checo Milán Kundera publicó su conocido libro La insoportable levedad del ser, en el cual se define muy acertadamente el concepto de “kitsch” de la manera siguiente: “La negación absoluta de lo que es la mierda en sentido literal y figurado”. Para el citado autor centroeuropeo, el “kistch” elimina desde su punto de vista todo lo que cualquier ciudadano normal pueda considerar como inaceptable, irracional y despreciable.
En el entorno social actual se fomenta con gran éxito la adicción a lo “kistch” mediante la proyección hasta el infinito a los denominados “yonkis de la distinción”, mediante el “kistch” digitalizado en redes sociales que cristalizan a través de influencer y de youtuber,entre otros. Pero esto sucede no solo en lo cotidiano sino también en la esfera cultural, política, mediática, social, económica y financiera.
Un año como 1976 se considera como el de la explosión de lo “punk” en el Reino Unido, reconocido como el mayo francés de los ingleses que, curiosamente, coincide en ese año con la concesión del Premio Nobel de Economía a un tal Milton Fridman. La revolución neoliberal no iba ser sólo una realidad económica, se extenderá como la pólvora en los campos arriba reseñados, todo lo más antagónico al pensamiento liberal clásico que, a diferencia de este último, tiende a convertirse en un sistema de dominación perfecto e implacable como nunca anteriormente se había visto.
“No future”, proclamaban proféticamente los punk que sabían y tenían conciencia de que habían nacido en el bando de los perdedores y que un futuro ideal y de color de rosa no existiría jamás para ellos. Sabían también quiénes eran y así lo expresaban en su música, en su lenguaje y en su manera de vestir, mostrando su rechazo hacia un sistema milimétricamente organizado que los moldeaba y los manipulaba.
Hay que recordar al gran poeta Arthur Rimbaud, a quien la mítica cantante Patty Smith, que hace unos años actuó en la playa de Riazor en el Noroeste Pop-rock, consideró como el primer niño del “punk-rock”. Extremadamente útil resulta su lectura para discernir el significado actual de la realidad diaria que nos acontece vivir; sin recurrir a la inteligencia artificial.
Para finalizar este artículo recomendamos la lectura del último libro del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, titulado Infocracia, que analiza y describe el mundo de dominación digital y de la distorsión en el siglo XXI. Acertadamente define el neoliberalismo como la ideología mundial imperante sin alternativa que obligatoriamente consumimos como heroína para sobrevivir en un mundo sin futuro.