Calvo apuesta por Galicia: quiere incrementar un 40% la producción en su fábrica de Carballo
Grupo Calvo, la segunda mayor conservera gallega por ingresos, ha remitido a la Dirección Xeral de Calidade Ambiental de la Xunta la documentación para la revisión de la Autorización Ambiental Integrada de su fábrica de Carballo, una de los tres centros de producción de la compañía junto a los de El Salvador y Brasil. El informe presentado desvela los datos de producción de la empresa que dirige Manel Calvo en Galicia, mostrando un crecimiento sostenido durante los últimos cinco años, con excepción de 2020, al ejercicio en el que estalló la crisis sanitaria.
Este crecimiento se produjo en todas las líneas de producto de la planta, que incluyen el atún, el mejillón, el calamar y el chipirón, y las ensaladas. En conjunto, el producto terminado en la fábrica de Carballo alcanzó las 39.560 toneladas el año pasado, lo que supone un crecimiento del 11% desde 2018. La previsión es que incremente todavía más. El documento fija como objetivos de la conservera elevar esta cifra en un 40%, aunque sin establecer una fecha determinada para conseguirlo.
De esta manera, la producción de atún pasaría de las 35.734 toneladas de 2022 a las 45.000 toneladas. El objetivo para el mejillón es triplicar las toneladas de producto terminado, pasando de las 1.573 a las 5.000. En el caso de la línea de calamar y chipirón, se fija el objetivo futuro de 2.000 toneladas netas, frente a las 529 del año pasado. En las ensaladas, Calvo tratará de alcanzar las 3.000 toneladas, un salto igualmente importante desde las 1.724 toneladas de 2022. Entre todas las líneas de producto se alcanzarían las 55.000 toneladas netas, un 39,1% más que la producción del año pasado.
El grupo vende actualmente alrededor de 100.000 toneladas de producto terminado al año, aunque llegó a alcanzar en 2020 las 106.000 toneladas. Ese fue el único ejercicio, condicionado por la pandemia, en el que la planta de Carballo no incrementó su producción por los descensos en la línea de atún, el principal producto de la compañía, y en la de calamar y chipirón, aunque sí que se mantuvieron al alza las de ensaladas y la de mejillón.
Ganar en sostenibilidad y eficiencia
Lleva tiempo Grupo Calvo inmerso en un proceso de reorganización y modernización de las instalaciones y procesos en su planta gallega. Los últimos proyectos tramitados son una nueva nave de frío, la ampliación de las líneas de empaque y estuchado, la incorporación de una nave multiusos y la mejora de la EDARI (depuración de aguas residuales industriales). En el marco de sus inversiones en la fábrica, se convirtió en la primera conservera en obtener el certificado Bureau Veritas de «gestión residuo cero», que implica la valorización de entre el 95% y el 100% de los residuos, eliminando la necesidad de su traslado al vertedero. El certificado también incluía a la planta de envases, con una producción de 765 millones de unidades el año pasado.
Según explica en la documentación enviada a la Consellería de Medio Ambiente, la planta gallega se encuentra en un proceso de «reestructuración
de procesos e instalaciones con el objeto de alcanzar los hitos contenidos en su Plan Industrial». Esta hoja de ruta tendría dos objetivos fundamentales: incrementar la capacidad productiva con la «incorporación de equipos más versátiles; y aumentar la «flexibilidad operativa». Las nuevas líneas de estuchado y empaque y las nuevas áreas de almacenamiento de materia prima son las piezas clave para esta transformación.
Calvo tiene como principal mercado Brasil, donde obtiene aproximadamente el 45% de sus ingresos, mientras que Italia y España representan en torno al 20%. En territorio brasileño cuenta con fábricas de envases, alimentos y bioproductos, mientras que en El Salvador tiene también un centro de bioproductos y otro de conservas. En estos dos enclaves concentra el grupo gallego la mayor parte de su plantilla, en torno a 2.600 personas en Brasil y 1.500 en El Salvador, mientras que en España suma unos 800 trabajadores.