El fuego amigo amenaza el reinado de Baltar, pero el PP retendrá la Diputación
El enrevesado reparto electoral de Ourense ha dejado dos escenarios abiertos en la Diputación y en el Concello de la Cidade das Burgas, donde las fuerzas políticas intentan cuadrar un pacto que garantice la gobernabilidad o, al menos, la investidura de un alcalde. Las particularidades de Gonzalo Pérez Jácome y Manuel Baltar, los dos líderes políticos que deberían encabezar las negociaciones, complican el acuerdo. Todas las fuerzas han hecho campaña contra uno u otro, algunas contra ambos, los han denunciado en el juzgado o ante la Fiscalía, y por si esto fuera poco, el barón ourensano del PP añadió el caso de la multa de tráfico por conducir el coche de la Diputación a 215 kilómetros por hora y un procedimiento por posible delito contra la seguridad vial.
Dos planes han emergido a lo largo de la semana para salvar el enredo. El primero lo impulsó Rafael Rodríguez Villarino desde la dirección provincial del PSOE y consistía en negociar con Democracia Ourensana en la Diputación para descabalgar a Baltar. La cúpula del partido lo desautorizó al día siguiente y dijo que con Pérez Jácome no se negocia nada. El otro lo impulsa el candidato popular, Manuel Cabezas, y pasaría por un pacto a tres, entre PP, PSOE y BNG, para impedir que el alcalde de la ciudad en los últimos cuatro años y fuerza más votada repita en el cargo. Conciliar los intereses de las tres formaciones parece difícil, pero además, no resuelve la situación de la Diputación, donde Baltar se quedó a un escaño de la mayoría absoluta.
¿PSOE y BNG para gobernar Ourense?
Aunque Alfonso Rueda ha pedido expresamente al BNG que apoye a Manuel Cabezas para la alcaldía de Ourense, el acuerdo más probable parece pasar por una alianza entre socialistas y nacionalistas que convierta en alcalde a Francisco Rodríguez o a Luis Seara. Para que el PP acepte esto tendría que tener como contrapartida garantizar el control de la Diputación de Ourense, la plaza clave para afrontar las generales y las autonómicas del año que viene. La hipótesis que más temen los baltaristas es que PSOE y BNG exijan para rubricar el pacto apartar a Baltar y que otro ocupe el puesto que la familia lleva liderando desde 1990.
En torno a Manuel Cabezas se han agrupado actualmente los críticos con Baltar, que la pasada semana han filtrado a los medios un supuesto hartazgo en Madrid –no necesariamente de Feijóo— con el barón ourensano e incluso que le buscan acomodo en Europa para una salida pactada. El exregidor ourensano y candidato del PP necesitaría también buscar sitio si, finalmente, no consigue la Alcaldía, ya que se da por hecho en el partido que no liderará la oposición tras no superar los resultados obtenidos por Jesús Vázquez hace cuatro años.
¿Y si todo sigue igual?
Una opción igual de plausible y más apegada a los intereses de Manuel Baltar es que no pase nada, que cada partido defienda sus posiciones particulares y que los más votados hagan valer su mayoría, es decir, que Pérez Jácome gobierne en la ciudad y el concejal de Esgos, como lo definió Rueda, continúe al frente de la Diputación. Bastaría con acordar que no hay ningún acuerdo.
Esta tesis es la que maneja el BNG, que ha pedido en reiteradas ocasiones a los populares que expliciten qué quieren hacer. «Mientras no tengamos claro lo que va a hacer el PP, el resto son titulares para mantenernos entretenidas y entretenidos», dijo este mismo sábado Ana Pontón. No se refiere a Manuel Cabezas, sino a Baltar y a Rueda. «Todo me da a que van a repetir lo de hace cuatro años», insistió la líder nacionalista, apuntando a un pacto entre el dirigente provincial y Jácome para repartirse la Diputación y el Ayuntamiento.
En los dos escenarios, el del pacto a tres y el de Baltar y Jácome, el PP retendría la Diputación, que ha sido históricamente uno de los pilares sobre los que los populares han construido su hegemonía en Galicia. Y no están dispuestos a perderlo en pleno ciclo electoral.
Los poderes de Baltar y los límites del Bloque
Aunque Baltar ha perdido fuerza electoral en las dos últimas municipales, sigue estando bien posicionado en el partido en Galicia. Fue el único presidente de diputación que tuvo el PP los últimos cuatro años, aunque el pasado domingo logró recuperar la de Pontevedra. A pesar de ello, el barón ourensano decidió no pelear por suceder a Feijóo al frente del PPdeG, lo que permitió la sucesión tranquila de poderes hacia Alfonso Rueda. A diferencia del coruñés Diego Calvo, que fue nombrado vicepresidente segundo de la Xunta, el barón ourensano tampoco recibió recompensa alguna.
El BNG, que este sábado reunía a su Asamblea Nacional, decidió dar libertad a las agrupaciones locales para llegar a acuerdos en los distintos concellos. Sin embargo, también advirtió que no dejará que gobierne el PP en aquellos territorios donde pueda sumar para evitarlo.