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Frinsa, la tercera mayor conservera gallega, paraliza su nueva planta en Estados Unidos

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Entre las grandes conserveras gallegas, Frinsa ha sido la que ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos años, llegando a superar a Calvo en facturación en el ejercicio 2020. Con 588 millones de cifra de negocio, se convirtió en la segunda mayor conservera gallega por detrás de Jealsa Rianxeira momentáneamente, ya que al año siguiente la empresa de Mané Calvo recuperó su histórica posición. A la espera de los resultados cerrados de 2022, la compañía que fundó Ramiro Carregal en Ribeira fundamentó su crecimiento en un proceso de expansión que inició en 2015, con la creación de una red de filiales en el exterior que llegaron a Italia, Alemania, Francia, Reino Unido o Singapur.

El plan de uno de los mayores proveedores europeos de atún para marca blanca, con clientes como Carrefour, DIA, Alcampo o El Corte Inglés, cobró fuerza cuando compró la conservera portuguesa A Poveira y se quedó sus planta de Póvoa de Varzim, la segunda fábrica del grupo. La siguiente estación en la expansión de Frinsa pasaba por otras dos nuevas instalaciones, una en la plataforma logística Plisan (Pontevedra) y otra en Lakeland (Florida), donde constituyó su filial para la implantación en Estados Unidos (Frinsa USA).

Esta última inversión, sin embargo, ha quedado paralizada. El alza en los costes de construcción, tanto en materiales como en mano de obra, estaría detrás del frenazo de la conservera. El medio especializado Undercurrent News avanzó el cambio de planes de la empresa que dirige Jorge Carregal, hijo del fundador, dando por cancelado el proyecto de convertir un edificio de nueva construcción en Chestnut Road en la base de operaciones de Frinsa en el mercado norteamericano, incorporando líneas de producción de atún, salmón, sardinas y pollo.

El fundador de Frinsa, Ramiro Carregal

Posteriormente, el presidente del Consejo de Desarrollo Económico de Lakeland, que había concedido una ayuda de 400.000 dólares para la nueva planta, confirmó que la conservera gallega les había comunicado que «habían decidido no expandirse a los Estados Unidos en este momento». «Citaron el aumento significativo en los costos de construcción para construir la nueva instalación como la razón principal”, dijo Steve Scruggs al medio local LkldNow.

Frinsa no tiene por costumbre hacer declaraciones o valoraciones a los medios de comunicación, mucho menos sobre sus planes futuros. Lo hizo una vez, a través de sus servicios jurídicos, para explicar su posición después de que se detectara una toxina en una lata de atún de DIA procedente de la factoría de Ribeira, generando una alerta sanitaria que, a la postre, quedó en nada, aunque provocó la retirada del lote de productos.

Frinsa en EEUU: 21 millones de inversión

Lo ciertos es que el proyecto de Frinsa en Lakeland estaba avanzado, incluso se esperaba que la planta pudiese entrar en funcionamiento este año en unas instalaciones contiguas a las de Mission Foods, según consta en la memoria anual del Consejo de Desarrollo Económico de Lakeland. El proyecto contaría con una inversión mínima de 21 millones de dólares, según el mismo documento, y generaría unos 110 empleos. Estos números hacían que la compañía de Ribeira fuese sobradamente apta para la percepción del incentivo que ofrece la localidad y que ya le había sido concedido a finales del año pasado.

Para su desarrollo en Norteamérica, la compañía fichó a Otis Coracides, ex de Thai Union, como director general en Estados Unidos. El directivo había puesta en valor la ubicación de las futuras instalaciones en Lakeland con motivo de la concesión de la ayuda, destacando la proximidad del puerto de Tampa, así como de varios aeropuertos y líneas ferroviarias, encontrándose además en el recorrido de la vía interestatal 4.

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