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El éxito electoral de Jácome aflora el choque interno en el PP con Baltar

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La encrucijada de Ourense ha tensionado la vida interna del PP. Lejos de la remontada protagonizada por el partido en el conjunto de España, que forzó a Pedro Sánchez a adelantar elecciones, la apuesta de Manuel Cabezas en la cidade de As Burgas no consiguió mejorar los siete concejales obtenidos por el partido con Jesús Vázquez en 2019, quedando de nuevo como segunda fuerza política en la corporación.

En la provincia, un histórico granero de votos del PP clave para su hegemonía en Galicia, tampoco logró la mayoría absoluta. Como hace cuatro años, Manuel Baltar se quedó a un diputado y, por tanto, obligado a un pacto o a intentar gobernar en minoría. El plan del barón ourensano, recuperando a un exregidor ajusticiado en su momento por el propio baltarismo para asegurarse la Diputación, acabó en naufragio. Ahora, unos y otros se piden responsabilidades, y hasta dimisiones, entre sí.

Los críticos con Baltar, que este miércoles afronta el juicio por supuesto delito contra la seguridad vial tras ser cazado por un radar a 215 kilómetros por hora en un coche de la Diputación, lo responsabilizan de los resultados en la ciudad y de que la campaña de Manuel Cabezas no acabara de despegar. No solo aseguran que debe dejar su puesto al frente del PP provincial, sino que avanzan que desde Génova ya se está buscando «una salida negociada» que pasaría por enviar a Baltar a Europa.

Las críticas se producen en un contexto de ingobernabilidad en la tercera mayor ciudad de Galicia, de incertidumbre sobre el futuro de la Diputación y con el baltarismo pidiendo a Manuel Cabezas que dimita tras no conseguir el objetivo de recuperar la alcaldía.

¿Y si todos quieren pactar con Jácome?

La posibilidad de que Baltar acabe desalojado de la Diputación pasaría por que el PSOE alcanzase un acuerdo con Democracia Ourensana para controlar la institución provincial a cambio de un pacto en la ciudad, donde la candidatura de Gonzalo Pérez Jácome fue la más votada y alcanzó 10 concejales. Las opciones del presidente de la Diputación en funciones también requieren de un doble pacto: una abstención en el concello para dejar hacer a Jácome a cambio de una abstención de Democracia Ourensana en la corporación provincial.

Cualquiera de los dos escenarios supone un giro espectacular y un tanto indecoroso para dos formaciones que se volcaron en la campaña contra Pérez Jácome y prometieron que no pactarían con él ante las sospechas de corrupción a las que apuntaban los audios publicados por La Región. De hecho, ambos llevaron las grabaciones a los juzgados. El pacto a tres bandas, entre PP, POSE y BNG, parece estar lejos.

Las posibilidades de los socialistas las explora Rafael Villarino, líder provincial del partido espoleado por los malos resultados obtenidos por la candidatura de Francisco Rodríguez en la ciudad. Villarino se presentó hace cuatro años obteniendo tres diputados más que su predecesor. Un acuerdo con Jácome debería provocar la salida de Rodríguez, al igual que la de Manuel Cabezas en el caso de que el pacto lo firme el PP.

De San Caetano a Génova

Baltar quedó muy debilitado en 2019 debido a la pérdida de la mayoría absoluta en la Diputación y al mal desenlace del acuerdo con Gonzalo Pérez Jácome para dejarle las riendas del Concello de Ourense. Cuatro años después no recuperó la mayoría absoluta y Democracia Ourensana se reforzó en el poder. Si en 2019 los malos resultados fueron de un candidato afín a Feijóo, Jesús Vázquez, el pasado domingo la que naufragó fue su estrategia de recuperar a Manuel Cabezas, en torno al que ha germinado un círculo de críticos con su gestión. Esta situación, sumado a las diversas polémicas del barón ourensano –la denuncia por acoso sexual, los audios filtrados, la multa…– han provocado hartazgo en Génova.

Baltar está al frente de la Diputación desde 2012, responsabilidad que heredó de su padre, quien dirigió la institución provincial desde 1990. En un contexto electoral, con elecciones generales a la vista y autonómicas el año que viene, su papel parece necesario para el PP para sostener uno de sus grandes bastiones en la comunidad y mantener la estabilidad del liderazgo de Alfonso Rueda. Sin embargo, la tensión generada por el éxito electoral de Pérez Jácome ha destapado la tensión interna respecto a su figura.

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