El sueldo del ‘jefe’ de Alcoa cae a los 12 millones por el frenazo en bolsa y la crisis energética
El sueldo del consejero delegado de Alcoa, Roy Harvey, cayó hasta los 12,8 millones de dólares, unos 11,9 millones de euros, en el pasado ejercicio. Son casi tres millones menos que la retribución del año 2021, cuando recibió 15,9 millones de dólares, unos 14,8 millones de euros.
Dos factores influyen en la menor remuneración de Harvey, quien fuera responsable de la planta de aluminio de San Cibrao antes de convertirse en el presidente de la multinacional. La retribución en acciones cayó de los 12,1 millones de dólares a los 10,4 millones. En este concepto se incluyen pagos por permanencia en la empresa y por el desempeño del ejercicio. El propio valor de los títulos en el parqué, con un descenso próximo al 20% en 2022, merman la remuneración final.
La evolución de las acciones estuvo marcada por un descenso en el precio del aluminio y en el mercado de futuros. Las dudas sobre las economías de Estados Unidos, China y Europa y algunos picos de producción en Asia hundieron los precios, que llegaron al último trimestre del curso en su nivel más bajo en 16 meses.
Menores incentivos
El primer ejecutivo de Alcoa también recibió una compensación por objetivos más pequeña. El plan de incentivos le reportó 2,6 millones de dólares en 2021, mientras que al año siguiente se quedó en 1,03 millones. Este pago está directamente vinculado a los objetivos fijados para los resultados financieros del grupo y, en menor medida, a otros aspectos no financieros, como la seguridad, la inclusión o la igualdad en la compañía. Estos últimos se cumplieron holgadamente, pero no en el caso de los resultados financieros, ligados a la producción de aluminio y alúmina, al cash flow del grupo o al ebitda ajustado.
Tras echar cuentas, Alcoa consideró que los objetivos del plan de incentivos se habían cumplido en un 60%, por lo que el bonus fue más pequeño que en el ejercicio anterior. La multinacional explica que el año estuvo marcado por «la continua
la incertidumbre económica, la guerra en Ucrania, la volatilidad de los precios de la energía en Europa y los costes persistentemente elevados de las materias primas».