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Cara B

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Antaño, cuando llovía, la música se encerraba en vinilos. Como contenedor físico, “en redondel”, el albergador de éxitos tenía sus preferencias. En los plásticos intuidos como éxitos rotundos, la cara A se guardaba para la canción con supuestos posibles y la cara B, para un trabajo más armónico, más de autor, dedicándose a ensalzar la música de calidad.

Pero, en ocasiones, se conjuraban el azar y la necesidad, como enseñó Jacques Monod, y la cara B resultaba un triunfo mayor, dotando con ello de más realce a su creador. Tal ocurre con un renacido José Ramón García; sí, aquel exitoso muchacho de planta atlética que consiguió convertir el emprendimiento en un éxito de ventas mezclando tecnología y raíces. La Galicia connection encerrada en un MP3. Aclaremos para poder seguir, que el segundo apellido de José Ramón nunca fue Blusens.

Hoy, ya convertido el éxito en aprendizaje continuo, nos vuelve a retar a una carrera por la reivindicación del emprendimiento mostrada desde su ya nueva real apuesta empresarial, el Grupo Visualiza.

El joven sportman

También antaño, cuando un miembro destacado de una familia “de las de toda la vida”, sin querer esconder sus orígenes, se dedicaba a la buena vida, instruirse viajando, la prensa local que hacía referencia a su periplo, le daba la categoría de “joven sportman”. La Noche, cabecera acompañante de El Correo Gallego, lo utilizaba a conveniencia como un timbre de gloria. Hoy, el deporte, por el contrario, se ha convertido en una escuela de vida.

Si ya es difícil destacar en un mundo competitivo como el actual, donde obligado resulta tener una marca personal, si te llamas García y de segundo González, pues lo tienes mucho más difícil. Pero para un consumado deportista, atleta saltador de vallas, cada salto consiste en superar un reto, mezcla de esfuerzo y técnica. Son ya 24 los saltos superados, como el número de empresas que componen el grupo.

Nada sencillo resulta acertar; pero mucho menos, lo es equivocarse y rectificar en un país donde la factura se le pasa siempre al que suma y no al que resta

Estar en el Pórtico de la Gloria

Suele decirse, que los nacidos en Santiago, sin distinción entre santiagueses y picheleiros, estamos representados en el Pórtico de la Gloria. Poniéndose enfrente del lateral derecho, San Juan, el discípulo más querido, es el único, de todos los apóstoles, que, con su mano, nos indica el camino. Carente de barba, al contrario que sus compañeros de cena, hermano era de Santiago y nominado fue por Jesús como hijo del trueno por el ímpetu. Después de la prédica y de haber acompañado en el martirio a Jesucristo, diseminó la buena nueva, aunque sufrió el desgarro del destierro. De ahí surgiría su mejor obra, el Apocalipsis.

Nada sencillo resulta acertar; pero mucho menos, lo es equivocarse y rectificar en un país donde la factura se le pasa siempre al que suma y no al que resta. A los emprendedores, como una continua letanía, se les exige Be different! Si esto fuese América este sencillo remedo de su Just, Do it!, nos convertiría automáticamente en el Nike local. Por eso, ser emprendedor es una labor titánica, digna de un apostolado que casi los acaba convirtiendo en profetas mártires; como le ocurrió a Juan, como le ocurre a José Ramón.

Pero, ser diferente, no lo dudemos, termina acabando, finalmente, por resultar incómodo. Somos tan innovadoramente cainitas, que, en España, hemos inventado el anti emprendizaje: “nunca segundas partes, fueron buenas”, pronunciaba, incomodado, el bachiller Sansón Carrasco en la segunda parte del Quijote. Así, con este humus donde enraizar, es que resulta imposible. Pues aún así, sostenidos por el “¡vamos!” de un deportista como Nadal, la raza de los emprendedores, visualizan, detectan, rodeándose de incondicionales y arriesgando, al final, crean. Negocios con implicación.

Para desmentir a Cervantes, están las celebradas caras B que compusieron inmortales ya como los Beatles, los Rolling Stones, Rod Steward, Queen, The Police o Van Morrison. ¡Pero si hasta el tema fundacional del rock, el “Rock around the clock” de Bill Halley & His Comets, fue una cara B!

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