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Bima, el ‘Google Maps’ marino que nació en la universidad

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Una empresa gallega abre camino en la cartografía del medio marino. Se trata de Biología e Información Marítima Ártabra (Bima). La firma fundada por Iván García Queijo y Hugo Regalado se ha consolidado como un referente con sus soluciones tecnológicas y sus servicios de consultoría sobre el medio marino.

Los dos emprendedores poner en marcha esta startup al abrigo de la Universidade da Coruña para cubrir lo que definen como «un nicho de negocio interesante». «Veíamos que había una posibilidad muy grande de entrar en el mercado del mar», apunta García Queijo, que recalca que en el momento en el que nace Bima «no había nadie que cubriera necesidades de conocer datos de una zona en concreto».

«Veíamos que había un nicho de negocio interesante y con los perfiles que teníamos encajábamos perfectamente», explica García Queijo, cuyos conocimientos como graduado en Náutica y Transporte Marítimo se complementan con los de Hugo Regalado, graduado en biología. Entre ambos han puesto en marcha al denominado Google Maps del medio marino.

«El tipo de análisis cartográfico está centrado a temas de impacto ambiental aplicado al medio terrestre», recalca García Queijo, que ante esta situación decidió emprender junto a su socio Hugo Regalado en un sector en el que se abre paso con «clientes del sector energético, científico, agentes públicos», así como ámbitos como el de la formación.

El potencial de Bima

Para sus trabajos, desde Bima cruzan información recogida en diferentes bases de datos para arrojar una visión del medio marino y las interacciones de todos sus elementos. «Nos dedicamos a la obtención del dato, el tratamiento y su análisis», explica García Queijo. Bima ha realizado trabajos ya enfocados al medio marino de Suecia, Finlandia, Dinamarca, Grecia, Italia o España. «Nuestro cliente puede estar en cualquier parte», explican sus cofundadores.

La funcionalidad de sus sistemas de información geográfica abarcan desde el análisis del cambio climático, de bancos pesqueros, la protección del patrimonio sumergido o, desde un punto de vista más industrial, la aplicación de una eólica marina que ya se asoma a las costas gallegas con una docena de proyectos sobre la mesa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

«Con la eólica offshore hay empresas que se interesan por nuestros servicios», reconoce García Queijo. No en vano, el papel de firmas como Bima se perfila como clave para garantizar una compatibilidad entre las distintas actividades sobre el medio marino. Para ello es necesario, según Regalado, el contar «con un buen análisis» de datos. «A partir de ello, yo creo que se podría garantizar esa convivencia entre los distintos usos», defiende el cofundador de Bima.

Tanto García Queijo como Regalado subrayan que la los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) publicados a comienzos de año ofrecen la ventaja de «que las reglas ya están planteadas». Sobre esta hoja de ruta se abre un proceso de análisis de datos para determinar qué zonas son las que tienen «menos afecciones a nivel socioeconómico, biológico y de impacto físico» para el despliegue de esta tecnología que se abre paso al calor de la transición energética.

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