Arranca la campaña de unas elecciones generales decisivas en la carrera por la Xunta
El sentimiento de campaña permanente que atraviesa la política española desde la antesala de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo subirá de intensidad desde este viernes, arranque oficial de una campaña que lleva semanas disputándose en estudios de radio y platós de televisión. Las elecciones generales adelantadas por Pedro Sánchez al 23 de julio después del batacazo de mayo tendrán connotaciones singulares en Galicia. Dos candidatos a la presidencia, el ourensano Alberto Núñez Feijóo y la ferrolana Yolanda Díaz, decidieron iniciar la carrera hacia la Moncloa en su tierra natal. Además, los comicios preceden a la celebración de las elecciones autonómicas que Alfonso Rueda debe convocar el año que viene, si no decide también adelantarlas.
El desenlace de la pugna por la Moncloa se antoja decisivo para los partidos gallegos a la hora de encarar las próximas autonómicas. La renovada dirección del PSdeG está alineada con Sánchez y lejos de los sectores más críticos con el presidente. Incluso los potenciales candidatos a la Xunta, dirigentes como José Manuel Miñones o José Ramón Gómez Besteiro, han ocupado cargos relevantes en el Ejecutivo, el primero como delegado del Gobierno y actual ministro de Sanidad, y el segundo también como delegado del Gobierno en Galicia.
Rueda, por su parte, busca ganar un aliado en la Moncloa. Designado por Feijóo como sucesor, el líder del PPdeG logró mejorar los resultados que había obtenido el partido en las municipales de hace cuatro años y recuperar una de las siete ciudades, Ferrol, y la Deputación de Pontevedra. Ahora afronta la última prueba de fuego antes de optar a la presidencia de la Xunta en un contexto que, a priori, estará menos presente el discurso político estatal y más el de su gestión. Desde semanas atrás se especula con que el presidente, en caso de victoria del PP, podría incluso plantear un adelanto electoral en Galicia para aprovechar el giro hacia la derecha que parece haber dado la política española.
Por último, las generales miden también la fuerza de Sumar en Galicia y la erosión que pueda causar al BNG, que ha subido como la espuma a medida que las mareas y Podemos caían en picado. El proyecto de Yolanda Díaz podría atraer a parte de sus potenciales votantes, aunque las encuestas apuntan a que los de Ana Pontón continuarán en línea ascendente.
La ‘pax ourensana’ y la implicación de Feijóo
El presidente de la Xunta inició la campaña en Ferrol, la única ciudad gallega donde gobierna el PP gracias a la mayoría absoluta de José Manuel Rey Varela. “Es el momento de que Galicia vuelva a enseñar el camino de la política útil para todos los españoles y de que en Madrid se haga política a la gallega de la mano de Alberto Núñez Feijóo», dijo el líder de los populares gallegos. Que Feijóo, la persona lo aupó en San Caetano, es un aliado de Rueda está claro. Que su implicación en la campaña de las autonómicas como presidente del Gobierno sería un importante revulsivo, también parece fuera de toda duda.
Rueda defendió en Ferrol que Sánchez utilizó Galicia para castigar a Feijóo, que el Ejecutivo central representa la política del ruido y de las mentiras, frente a la unidad, la serenidad y el compromiso que representaría el candidato del Partido Popular. Esos valores son los que está intentando reconstruir en Ourense, donde el partido afronta una reordenación tras los malos resultados en la ciudad y la salida de Manuel Baltar de la Diputación por las presiones de Génova.
Rueda recordó que este domingo se celebrará el acto central de campaña en la plaza de toros de Pontevedra donde Feijóo espera reunir a unas 12.000 personas. Censuró al BNG por creer que «más Galicia es menos España», y acusó a los socialistas gallegos de «sucursalistas», achacándoles que defienden más a Sánchez que los intereses de su comunidad.
La España en blanco y negro
Valentín González Formoso inició este jueves la campaña en Vigo, una de las pocas grandes ciudades que conservó el Partido Socialista en España y símbolo de su hegemonía urbana en la comunidad gallega, donde gobierna también en A Coruña y Lugo. El secretario xeral de los socialistas gallegos reivindicó el «voto útil» al PSOE para frenar el «enorme retroceso» que supondría un bipartito de PP y Vox.
González Formoso agitó el miedo a un gobierno con la ultraderecha que sirva «para implantar su visión retrógrada de España, para volver al blanco y negro y levantar los carteles de la intransigencia y de las prohibiciones». Criticó también que busquen «construir el país del negacionismo de la violencia de género y del cambio climático, el país del pin parental y el país de la derogación de la libertad sexual o de la memoria democrática».
Asegura que los socialistas afrontan esta campaña «con ilusión y cargados de energía para defender los avances alcanzados en estos últimos cinco años con el Gobierno de Pedro Sánchez».
En contraposición con este escenario, puso en valor el impacto del Ejecutivo central en Galicia, en aspectos como la llegada del AVE, los abonos gratuitos de tren, los contratos de fragatas para Navantia o garantizar el suministro eléctrico para la planta de Stellantis en Vigo.
¿Hasta dónde puede llegar el BNG?
Ana Pontón inició la campaña en Santiago, la ciudad que gobierna la nacionalista Goretti Sanmartín tras el ‘sorpasso’ al PSOE en la capital gallega. El BNG es el partido gallego que está al margen de las dinámicas entre bloques (PP y Vox frente a PSOE y Sumar), lo que le permite tener un discurso propio pero el riesgo de que quede desenfocado en el fragor de la campaña. La aspiración de Pontón es conseguir un «grupo gallego fuerte» en el Congreso y, aunque las encuestas los dejan muy lejos de los cinco diputados necesarios para tener un grupo propio, sí que vaticinan que podrían conseguir dos o tres, frente al único que tiene actualmente, Néstor Rego.
La portavoz nacional del BNG defendió que Galicia se juega «estar defendida en el Congreso, tener la capacidad de conseguir inversiones, transferencias y mejoras para nuestro país». A juicio de Pontón, «es no lo van a hacer las fuerzas estatales, que votan una cosa aquí y la contraria en Madrid». «Solo el BNG tiene las manos libres para defender los intereses de este país ante el Gobierno del Estado. No queremos privilegios, sino un trato justo y digno para Galicia y los gallegos«, proclamó.
La principal dificultad para los nacionalistas es reivindicarse como voto útil cuando el centro mediático orbita entre los cuatro principales partidos de ámbito estatal. «No vamos a fallar ante un PP cada vez más ultra del brazo con esa extrema derecha profundamente antigallega», reivindicó Pontón. «No vamos a permitir un paso atrás en los derechos de las mujeres, ni un paso atrás en una sociedad inclusiva en la que cada quien pueda amar y ser quien quiera ser, ni un paso atrás ante la censura de nuestra lengua y nuestra cultura», advirtió.