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Aprobado general

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Sea por mi condición de profesor o porque también coincide con el periodo académico evaluador, el caso es que si tengo que resumir la información que recoge este atlas lo haría diciendo que, en cuanto a compromiso ambiental se refiere, el medio urbano gallego «aprueba».

También basándome en mi experiencia docente, supongo que es un resultado que no contenta a todos, bien porque se esperaba más o por no ser más exigente en la evaluación final. Sin embargo, tengo que decir que en este dictamen no hemos «abierto la mano», como se suele decir, sino que hemos sido rigurosos, ateniéndonos estrictamente a los datos e informaciones recabadas a lo largo de este arduo «curso» que hemos llevado a cabo.

Así, se puede decir que la nota media de las siete ciudades gallegas en cuanto a compromiso ambiental es de un 5,5, lo que antes era un Bien y ahora es Aprobado. En base a los indicadores sintéticos elaborados específicamente para este Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia, la nota media más baja sería un 4,7, con la que en mis treinta años como docente nadie suspendió; lo mismo que puedo decir de la nota más alta, un 6,8, que tampoco considero como Notable, en base a lo observado.

El compromiso ambiental en nuestras ciudades puede y debe mejorar

Por tanto, el compromiso ambiental en nuestras ciudades puede y debe mejorar. De hecho, la conclusión principal de este atlas es precisamente esa; que necesitamos aplicarnos a este respecto, ya que algunos aprobados son o resultan «raspados», siguiendo con el argot académico, así como tampoco hay «grandes notas».

Es decir, que de este primer atlas del compromiso ambiental urbano en Galicia debemos extraer varias lecciones; empezando por la principal y que acabo de señalar: mejorar nuestra gestión y cultura medioambientales. No solo porque en algunos casos esté salvada o aprobada «por los pelos», sino porque tampoco destacamos positivamente en ello. Siendo una aspiración que debemos asumir, ya que serían claros indicativos de que la vida en nuestras ciudades resulta saludable. Lo cual, a su vez, repercute claramente en nuestro bienestar, esperanza de vida, trabajo, etcétera.

Además, y «conociendo el patio», va a haber comparaciones y demás consideraciones derivadas de mejores o peores puntuaciones en las variables e indicadores analizados. Pero pienso que esa no es ni la utilidad ni el resultado que debemos sacar de este atlas. Más bien, y esta es mi propuesta para la lectura del mismo, tenemos que fijarnos en lo bueno de cada capítulo tratado, para que así sean ejemplos a seguir, indicando la buena dirección.

De hecho, más que puntuaciones o datos mayores o menores, lo que se deduce de este nuevo atlas son modelos de ciudades; en los que, por ejemplo, en A Coruña se trata bien la recogida selectiva de residuos; en Ourense, la movilidad peatonal; en Lugo, la contaminación acústica; en Ferrol, los desplazamientos a motor; en Pontevedra, los espacios ciudadanos, o en Vigo, el equilibrio ecológico.

Es decir, en todas las ciudades gallegas se puede aprender o imitar ejemplos unas de otras; así como también en todas se puede y debe mejorar. Por supuesto, esto también es aplicable en relación con otras ciudades fuera de Galicia; pues tenemos tanto peores como mejores referencias que las nuestras. Es el caso de Madrid, con unas contaminaciones mucho más elevadas; pero también con la medioambientalmente galardonada Vitoria, por sus kilómetros de carril bici o la implantación del transporte público urbano eléctrico.

En todas las ciudades gallegas se puede aprender o imitar ejemplos unas de otras

Así que este atlas del compromiso ambiental urbano gallego sirve, primero, para situarnos y dar a conocer cómo están o son nuestras ciudades a este respecto, así como también para llamar la atención, en el sentido de que debemos «aplicarnos» en ello. Claramente, tenemos que mejorar si queremos vivir en unos entornos más saludables y respetuosos con el medio.

Y termino deseando que, para el próximo atlas, en las notas que tengamos que poner tras la nueva información recabada, ya podamos decir de nuestras ciudades que su compromiso ambiental «progresa adecuadamente».  

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