Vodafone España busca nuevo CEO para pilotar una venta de 4.000M en activos
La marcha del operador rojo en España ha sido muy irregular durante los últimos años, y ahora queda la gran venta
Albania, República Checa, Grecia, Hungría, Irlanda, Portugal, Rumanía, Turquía y, desde este mes de enero, España. La marcha irregular de la división española de Vodafone ha tenido un nuevo punto intermedio con el abandono del actual CEO, Colman Deegan, y la entrada de la sociedad dentro del denominado ‘Cluster de Europa’ donde se agrupan algunas filiales. Y todo ello con un marrón de 4.000 M€ al que se debe dar salida.
Desde hace meses Vodafone España vive en un constante estado de intranquilidad. Sus números, como el resto de operadores, han sentido la ‘guerra comercial’. El problema para el operador rojo es que se ha quedado fuera del baile de las fusiones, y ahora se queda sin consejero delegado. Esta situación, como explicó ECONOMÍA DIGITAL en marzo del año pasado, está salpicada por la venta del cable.
Esta situación deberá ser la prioridad número uno para el nuevo CEO. Una búsqueda que ya han activado desde la compañía. Así, tal y como se han desarrollado los hechos -y según ha podido conocer este medio-, la única obsesión para el nuevo consejero delegado será encontrar comprador para estos activos. Sobre todo, una vez que la matriz -con los propios problemas internos, también tras la marcha del CEO, Nick Read- ha integrado la división española con otras filiales del grupo, y bajo el mandato de la turca Serpil Timuray.
Y es que, desde hace meses, la situación económica en Vodafone España es complicada. Un informe publicado por Barclays hace unos meses apuntaba a que el ROCE de la compañía en España estaba casi a cero. Se trata de un término económico que valora la rentabilidad de la empresa con respecto al capital utilizado. Bajo esta perspectiva, sobre todo la que afecta a la caja, es donde el operador tiene que sentar las bases de su nuevo modelo de negocio una vez se creen en España dos compañías de gran tamaño como Telefónica, y la resultante de la unión de Orange y MásMóvil.
Qué esperar de Vodafone
El HFC tiene la llave. El cable que compró a Ono -junto a los clientes- en su momento por más de 7.000 M€, y que tiene una valoración de mercado de 4.000 M€, es ahora un problema. Y lo pernicioso es que no ha tenido una gran amortización, y su utilidad desde que se iniciaron los despliegues masivos de fibra ha sido bastante escasa.
En estos momentos Vodafone atesora en España más de 7 millones de accesos de cable. Sin embargo, solo tiene utilizados 1,4 millones, según los últimos datos oficiales que ofrece la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Esta infraestructura, que hace años tuvo bastante valor -y la venta de Ono es un ejemplo-, en estos momentos tiene escaso sentido estratégico. De hecho, en un encuentro con la prensa durante el pasado Mobile World Congress (MWC), directivos de Vodafone aseguraban tener disponibilidad de fibra en más de 25 millones de unidades inmobiliarias.
Esto significa que su propio cable es más un activo para reducir costes, porque pueden tener a clientes en su propia red, pero en realidad sería difícil explicar a nuevos usuarios que van a tener HFC y no fibra, cuando en toda España ya hay acceso, sea con acuerdos o a través del negocio mayorista sobre todo de Telefónica.
Y quién va a comprar el cable
Los Pdf para desarrollar informes aguantan todas las conjeturas. El problema es llegar a su ejecución en un mercado donde la rentabilidad manda, y sobre todo si hay fondos de inversión detrás. Desde hace meses se especula con que Onivia, operador neutro de infraestructuras, se haga con todo el cable de Vodafone. También se ha llegado a hablar en la prensa sobre un potencial interés de Telefónica, aunque esta opción parece menos posible.
¿Problema? No vale para mucho; al menos el material. Tendrían que hacer una reestructuración tecnológica de la red y adaptarla. Luego ya Onivia vería cómo le saca rentabilidad. Y esa es la clave. Este operador está gobernado por diversos fondos que, ante todo, quieren réditos de manera temprana. La conversión de 7 millones de accesos de HFC, en algo que todavía no se sabe cómo se ejecutaría, suene a mucho tiempo.
Ante este escenario, en Vodafone ya no tienen tiempo para pensar. Ese tiempo, además, fue el que usó Orange para tranzar un acuerdo de fusión con MásMóvil. Por lo tanto, el operador rojo debe ser cauto, porque las decisiones marcarán su futuro, pero cada vez necesita ser más ágil.