Más allá de Ferrovial: las grandes cotizadas prefieren ya Luxemburgo o EEUU para su deuda
Las empresas españolas colocaron 103.000 millones de deuda en el extranjero en 2022, frente a los 99.108 millones de España
El cambio de sede de Ferrovial a los Países Bajos ha puesto el foco en todas las derivadas de los mercados financieros y de capitales. Una de las aristas de esta conversación está en la emisión de deuda. Las grandes cotizadas españolas en los últimos años prefieren acudir a mercados extranjeros como Luxemburgo, Dublín o, incluso Estados Unidos para lanzar sus emisiones de bonos frente al mercado español. Las razones son una mezcla de agilidad en la burocracia, mayor volumen de inversores o preferencia por la divisa.
Los últimos datos de la CNMV muestran que las emisiones de deuda en los mercados extranjeros ascendieron a 103.000 millones de euros, hasta noviembre de 2022, frente a los 99.108 millones que emitieron en España. Una diferencia de unos 4.000 millones de euros, que apuntala una tendencia que viene repitiéndose desde 2018 cuando las emisiones en mercados internacionales superaron la cifra de lo colocado en España.
«El volumen de inversión es mucho mayor acudiendo a mercados internacionales como Luxemburgo. Europa es un polo de inversión», apunta Javier Niederleytner Garcia-Lliberós, profesor del IEB, a preguntas de Economía Digital sobre las razones de la preferencia de las empresas de acudir a plazas internacionales para financiarse.
El punto de inflexión fue en 2018 coincidiendo con una apertura del grifo en la financiación exterior tras haber pasado los años más duros de la crisis financiera y de deuda. Así, las emisiones en el exterior han pasado de suponer menos de un 40% sobre el volumen total de emisiones hace 10 años a más de un 50% en los más recientes. Los últimos datos de años completos, muestran que en 2021, las grandes firmas españolas emitieron en el exterior 123.259 millones de euros frente a los 80.094 millones de España. Mientras que, en 2020, fueron 132.000 frente a 89.900 millones.
Si se observan los primeros compases de este ejercicio, el camino podría ser el mismo. Para muestra, un botón. Los grandes bancos españoles emitieron solo mirando los primeros diez días de enero, Caixabank, BBVA y Santander habían realizado emisiones por más de 10.000 millones de euros. En el caso de la entidad presidida por Ignacio Gorigolzarri incluso realizó su primera emisión en dólares para colocar bonos sénior no preferentes en el mercado estadounidense.
No son solo los banco, grandes empresas como Telefónica, Iberdrola o Cellnex han venido realizando en los últimos tiempos emisiones fuera de las fronteras españolas. Una muestra fue el movimiento de Cellnex Finance para colocar 1.000 millones en bonos ante sus operaciones en Alemania y Reino Unido.
Los bancos colocadores también juegan un papel clave en estos movimientos de búsqueda de financiación de las empresas, según apunta Darío García, analista de XTB, en conversación con Economía Digital. García también apunta que en plazas como Luxemburgo hay una agilidad para realizar este tipo de trámites que puede ser una ventaja para las compañías que las eligen.
En los últimos años, la CNMV ha adoptado medidas para agilizar los trámites de colocación de deuda y simplificar la admisión de valores en España, pero el ritmo de colocar fuera ha seguido siendo alto. Reducir los plazos para la gestión del papeleo ha sido una de los últimos movimientos del regulador en este sentido, pero no parece haber surtido efecto por el momento.
La CNMV ha adoptado en los últimos años medidas para agilizar los trámites de colocación de deuda.
En el caso de la preferencia por Estados Unidos, los expertos señalan a la divisa como pieza clave en el engranaje. “Si tienes un proyecto en el país es más sencillo financiarse directamente en dólares que hacerlo en euros para tener que aplicar un cambio”, apunta el profesor del IEB. Esto sería asimilable al caso de que una firma tenga financiar proyectos en países donde sea más adecuado hacerlo en dólares que en euros.
“Podríamos decir que irse a cotizar al mercado americano (más confianza inversora) genera mejores condiciones de financiarse, con grandes proyectos de obras civil, así como gestión de activos, a lo que debemos de sumar un entorno de mayor estabilidad monetaria. Por tanto, la inestabilidad en el marco jurídico español ante los cambios fiscales introducidos por el gobierno español ha desencadenado en esta decisión”, apunta Diego Morín, analista de IG en este sentido.
Los tipos bajos fomentan la financiación a largo plazo
Las cifras actuales contrastan con las de hace 10 años, cuando las emisiones de deuda, según recoge la CNMV, alcanzaron los 138.839 millones de euros y únicamente 48.271 millones fueron captados en el mercado exterior. Unas cifras similares se repitieron en 2014, con 187.368 millones de euros de financiación total y algo más de 57.000 millones colocados fuera.
Dentro del cambio de tendencia, hay que tener también en cuenta el cambio en el contexto macroeconómico y la salida de la Gran Recesión. El ‘bazuca’ de Draghi con el famoso “whatever it takes” (“haremos todo lo posible”) marcó el camino para que se redujeran las primas de riesgo, y como consecuencia se redujera también la presión sobre la deuda de las empresas privadas. La política monetaria del BCE hizo el resto.
“El escenario de tipos bajos también supuso un viento de cola para que las empresas se animaran a acudir al mercdo de deuda a realizar emisiones a largo plazo con tipos muy bajos”, apunta Niederleytner Garcia-Lliberós, al contextualizar los elevados datos de emisión de los últimos años.
Más allá de la salida de la crisis, la pandemia del COVID-19 ha supuesto también un cambio de tendencia en la búsqueda de financiación de las empresas. Tras una “sólida” captación de fondos en 2020 y 2021, el año pasado “vio las condiciones de financiamiento obstaculizadas por la incertidumbre en torno a la guerra entre Rusia y Ucrania y los movimientos agresivos de los bancos centrales elevando las tipos de referencia y comenzando el ajuste cuantitativo”, según apunta un informe de S&P Ratings.
De esta forma, estos analistas señalan que los vencimientos en 2023 y 2024 parecen, en gran medida, manejables después de que las empresas ampliaran sus plazos cuando las condiciones de financiación eran las más favorables.