Iberdrola vuelca su negocio en los contratos a largo plazo: más rentabilidad, menor riesgo

Los PPA son esenciales para algunas empresas, sobre todo, porque permiten tener un horizonte claro de ingresos

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Iberdrola tiene clara su estrategia de futuro. Así se demuestra, sobre todo, en sus resultados actuales: récord tras récord. Ahora, el siguiente objetivo es acelerar la firma de contratos a largo plazo (PPA) en los mercados donde opera. Pero largo plazo ‘pata negra’, los de más de 10 años. Esos que garantizan estabilidad financiera. 

Así de claro lo ha explicado la compañía durante la conferencia con analistas tras la presentación de resultados del ejercicio 2022. Con el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán, mostrando el camino, la energética marca su hoja de ruta: «A los consumidores se les debe ofrecer cada vez más contratos a largo plazo para protegerse de la volatilidad y mejorar los precios competitivos. Y esa es la clave: promover los PPA«.

Esto se engloba, por otra parte, en la estrategia de generación eléctrica de la compañía. Estiman que próximamente añadirán 3 GW de energías renovables a su cartera. De éstos, además, Iberdrola calcula que 500 MW serán de eólica marina. Esto tiene un efecto inmediato: deben buscar contratos a largo plazo, porque la energía vertida a ‘spot’ depende demasiado de la regulación y la volatilidad. 

Sobre esa volatilidad, desde Iberdrola confiesan que han detectado unos costes más altos en la cadena de valor del sector renovable, y eso puede provocar, en general, mayores costes a la hora de producir electricidad. Por eso, la firma de PPA es bueno para ambas partes. Por un lado, el que vende, se asegura ingresos fijos durante mucho tiempo, sin importante que haya variación en los costes. Sobre todo, porque ya estará añadido en el contrato. Y la otra parte, la contratante, puede asumir precios más altos con respecto al mercado en determinados momentos, pero se garantiza gran estabilidad. 

PPA contra regulación 

En esta estrategia de Iberdrola a largo plazo se suma la gestión regulatoria a corto plazo que ellos consideran que no es acertada. Desde la energética estiman que la ‘excepción ibérica’, que entró en vigor la pasada primavera para poner un tope al gas que entra en el ‘mix’ energético, lo que realmente provocó fue la falsa sensación de bajada de precios

Es decir, realmente sí hubo un impacto sobre el mercado, pero se trata de un beneficio que no fue mayoritario para toda tipología de usuarios. De esta manera, en Iberdrola asumen que los PPA deben ser la fórmula de contratación energética que prevalezca.  

Se trata de un debate oportuno, puesto que contrapone los intereses de las empresas con la realidad de un mercado eléctrico que todavía deja mucha contratación en el ‘spot’ diario. Así, desde Iberdrola desean que la vida de la ‘excepción ibérica’ acabe pronto, y que, de esa manera, se pueda poner coto a la volatilidad. 

Un contexto favorable 

Esta estrategia de contratos a largo plazo viene respaldada por los buenos resultados de Iberdrola. La compañía registró un beneficio neto de 4.339 millones de euros en 2022, lo que supone un avance del 11,6% respecto al año anterior, en un ejercicio en el que la diversificación geográfica compensa la caída del 19% en el resultado de España.  

La compañía ha realizado unas inversiones históricas de 10.730 millones de euros, lo que supone un 13% más, a pesar de las presiones inflacionistas y los retos de la cadena de suministro. El 90% de la inversión se ha destinado a renovables y redes inteligentes para acelerar la electrificación y fomentar la autonomía energética.  

Un 38% de la inversión se ha destinado a Unión Europea -cerca de 3.000 millones en España, el país que más inversión recibió, y 1.200 millones en otros países como Alemania, Francia o Portugal-. Un 25% de la inversión se realizó en Estados Unidos, un 20% en Latinoamérica, y un 13% en el Reino Unido, mientras que el 4% restante ha ido a otros países, como Australia.  

El beneficio bruto de explotación global (Ebitda), por su parte, aumentó un 10%, hasta los 13.228 millones de euros en 2022, gracias al crecimiento de Estados Unidos y Brasil, que compensan el menor resultado en España, debido a las medidas regulatorias y fiscales y los altos costes energéticos que no se han traspasado a los clientes.

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