Escribano, el nuevo apoyo del Gobierno en Indra, triplica sus ingresos durante la era Sánchez

La polémica está servida con la entrada de Escribano en Indra, dos días antes de que Defensa anuncie un contrato de 2.000 millones del que la empresa familiar previsiblemente se beneficie

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE/ Kai Forsterling

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Escribano Mechanical & Engineering, hasta hace unos años una pequeña empresa familiar de mecanizados que sobrevivía en concursos en el extranjero, se ha convertido en los últimos cuatro en uno de los más importantes actores en el sector de la Defensa y Seguridad en España y uno de los protagonistas del terremoto que está viviendo Indra, la Ibex tecnológica controlada por el Gobierno y que sufre desde hace años una dura batalla por el poder en su seno.

Hasta el punto de que en el sector empiezan a lanzarse preguntas sobre la apabullante irrupción de los Escribano en esta ecuación y el rol desempeñado por el actual Ejecutivo de Pedro Sánchez en tamaña historia de éxito: EM&E ha visto cómo su facturación se ha más que triplicado desde 2019 al calor de los concursos públicos, entre otros, del Ministerio de Defensa. Escribano facturó 44,3 millones de euros en 2019. En 2021, obtuvo 88 millones. La compañía espera facturar en 2023 unos 140 millones de euros, según un comunicado de la semana pasada de la propia firma. Supone un incremento del 220% y una aceleración incluso de su propio plan de negocio: el año pasado, la previsión del grupo era alcanzar los 150 millones en cinco años.

Escribano acaba de comprar el 3% de Indra por 65 millones y ha anunciado que prevé llegar hasta el 10%. Esto supondría un desembolso cercano a los 200 millones. ¿De dónde saca el músculo financiero para comprometerse a una operación de más de 10 veces su Ebitda (2021)? Son cifras considerables teniendo en cuenta sus ganancias anuales y la valoración de la propia compañía: en 2022, recompró al fondo de Omán su participación del 30% de la compañía, en una operación que suponía valorar la compañía española en 105 millones de euros. Un año después quiere asumir una participación en Indra que supone dos veces Escribano, según ese cálculo. ¿Cómo?

La guerra de poder en Indra

Esta es una de las dudas que emergen en plena batalla por el poder en Indra. El Gobierno, que controla el 25% de la tecnológica a través de la SEPI, quiere convertir a la Ibex en un campeón nacional de defensa, que le ayude a ganar peso en el ámbito global de la industria militar y posicionar a España como actor más relevante. Una estrategia que ha chocado con los planes de otros accionistas y consejeros independientes que han buscado dirigir la compañía hacia sectores más rentables y con objetivos netamente empresariales. Esta contienda es la que ha provocado durante los últimos dos años la salida del presidente de Indra, Fernando Abril Martorell por la compra de ITP Aero a Rolls Royce y, recientemente, la salida del CEO Ignacio Mataix (recientemente sustituido por José Vicente de los Mozos).

¿Qué papel juega Escribano en esta operación? El Gobierno se asegura con un nuevo socio industrial dentro de la compañía, que refuerce sus decisiones en el Consejo de Administración. Escribano aspira, con la potente entrada en Indra, a tener dos consejeros dominicales. Reforzaría el núcleo de decisión sobre otros accionistas, junto con la tecnológica vasca SAPA, que controla otro 5%.

La irrupción de Escribano en la defensa española

Escribano ha triplicado ingresos durante los últimos años, al calor de los contratos públicos. Su irrupción en el tablero de la defensa en España, en el que no había participado nunca, sucede en 2019, cuando obtiene una adjudicación de la Armada española para realizar torretas remotas, por 6 millones de euros. Era su primer contrato en defensa obtenido en España. Un año después, es contratada para la fabricación de respiradores, y posteriormente se suceden múltiples adjudicaciones.

Sin embargo, el salto cualitativo se sucede también en 2020, cuando Escribano entra a formar parte del gran consorcio de defensa TESS DEFENSE (junto a Indra, Santa Bárbara sistemas y SAPA) para construir los nuevos blindados 8×8 del ejército terrestre VCR. Un contrato valorado en 2.100 millones de euros. Escribano iba a fabricar las torretas (250 millones) de los blindados, algo para lo que no tenía experiencia. Una empresa israelí, Rafael Pap Tecnos, denunció la asignación «a dedo» a Escribano, por entender que su oferta era muy inferior a la propia. Pero la sangre no llegó al río. En 2021, la firma israelí fue seleccionada para proveer misiles para las torretas elaboradas por Escribano.

Anuncio milmillonario de Defensa dos días después de la operación

Este fue el primer paso para integrar a Escribano como un socio fuerte de Indra y el Gobierno en el ámbito militar. Pero luego vienen otros. Precisamente 48 horas después de que Escribano anunciara su fuerte apuesta para tomar el control del 10% de Indra, el Ministerio de Defensa anunció en la Feria Internacional de Defensa (Feindef) luz verde para la construcción de una nueva flota de Vehículos de Apoyo de Cadenas (VAC), por otros 2.000 millones de euros. El anuncio lo realizó la secretaria de Estado de Defensa en el stand de Tess Defense, ante la mirada de sus máximos directivos, que se postula como gran candidato para su ejecución. Si saliera esta operación, podría ser un aval más que suficiente para que Escribano recibiera un préstamo para la adquisición del paquete en Indra.

La ‘triple alianza en Indra: Gobierno, Escribano y SAPA

¿Por qué Escribano Mechanical & Engineering antes que cualquier otra empresa mayor y más experimentada? El Gobierno, a través de la Sepi, controla el 25% de la Indra; SAPA, una tecnológica vasca muy cuidada por el PNV tiene otro 5%, y Escribano suma ahora el 3% pero quiere llegar al 10%. El Gobierno se aseguraba el control sobre accionistas financieros (como Fidelity, 9,96%), con la participación de Amber Capital (5,16%), pero el grupo que controla Joseph Oughourlian, propietario de Prisa, puede buscar una salida rentable. Escribano supliría ese espacio.

Tanto Escribano como SAPA, firmas altamente dependientes de los contratos con la Administración, son empresas familiares que no deben responder al mercado y, por lo tanto, son más flexibles a la hora de establecer el apoyo de sus participadas. La pregunta es cómo han podido irrumpir con la fuerza de ser grandes accionistas en una Ibex como Indra. SAPA lo logró con el apoyo financiero de Deutsche Bank, que asumió los derechos económicos pero no políticos de la operación. Están por ver ahora los próximos movimientos de Escribano y el Gobierno de Sánchez.

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